[Ensayo] «True Detective»: La noche sobrenatural de su cuarta temporada

Disponible en la plataforma de streaming Max, la nueva saga de la exitosa miniserie de producción estadounidense, cuenta con seis episodios, y en cuya presentación destacan la obscura atmósfera escénica de sus encuadres, y las interpretaciones principales de las actrices Jodie Foster y Kali Reis.

Por Cristián Uribe Moreno

Publicado el 1.3.2024

La última temporada de True Detective: Night Country, ha sido una de las más esperadas en los últimos años. Desde que apareciera la miniserie en el año 2015, creada por Nic Pizzolatto, la realización audiovisual remeció la pantalla chica pues presentó una obra con un formato de calidad inusual para el género en ese momento, liderada con actores de primera línea asociados al cine: Matthew McConaughey y Woody Harrelson, en los papeles principales.

Desde ese entonces se habían presentado dos temporadas más, manteniendo la tónica en cuanto a calidad y actores reconocidos. Lo único que se echaba de menos, era la historia en sí, que al ser narraciones independientes en cada temporada, una trama se sentía más sólida que la otra.

Y quedaba, asimismo, la discusión en torno a cuál temporada de True Detective era la mejor, existiendo cierto consenso acerca de la superioridad de la primera entrega. Ahora, la expectación era alta, porque se había anunciado que en la temporada cuatro, la serie volvía a las raíces del inicio. Y eso para los fanáticos era un aliciente.

La temporada 4 se estrenó en HBO Max (ahora plataforma de streaming Max) el 14 de enero de 2024, siendo la saga más vista de las cuatro. La audiencia acompañó esta nueva entrega desde el comienzo hasta el fin, en sus seis episodios.

 

Un aire de fatalidad

La historia está vez está a cargo de la realizadora y guionista mexicana Issa López, quien crea una narración que se percibe como el reverso de la primera temporada.

Si la primera historia de la serie se ambientaba en la cálida y húmeda Luisiana, donde dos detectives buscan por años a un asesino serial, la última entrega vemos a las detectives Liz Danvers (Jodie Foster) y Evangeline Navarro (Kali Reis) tratando de resolver el caso de la desaparición de ocho científicos, en una base de Alaska, en medio de la nieve y oscuridad permanente, durante unos pocos días.

En las primeras indagaciones, la detective Navarro relaciona el caso con el asesinato de una chica, ocurrido años antes, en el pueblo de Ennis, que nunca pudo ser resuelto.

Lo mejor de la serie es la atmósfera que se palpa en este remoto pueblo de Alaska, que tiene una oscuridad continua durante varias semanas donde el sol no se ve. Esta penumbra constante da una sensación de ahogo y de encierro a los acontecimientos. En general, se respira un aire de fatalidad, como si de antemano se percibiese que no hay escapatoria.

Y es el contexto perfecto para el conjunto de temas que aborda la narración. Tópicos que van apareciendo en el arco argumental de la realización y que pasan por el daño medioambiental que producen las mineras, la violencia contra las mujeres y la depresión.

Esa sombra a la que alude el título, también se proyecta en el ánimo y accionar de los personajes. Además, esa sombra está en el corazón mismo de los distintos intérpretes, pues viven sumidos en su propia zona oscura, en un pasado desgraciado que se resiste a partir.

La miniserie también vincula elementos sobrenaturales a la narración. Siendo el personaje de Navarro, una descendiente de indígenas de la zona, la catalizadora de todas las energías que se despiertan con la desaparición del grupo de investigadores. Esta veta fantástica, el relato la aprovecha bastante bien pues mantiene la puerta abierta a que la resolución del caso se vincule con lo sobrenatural.

 

Sin caer en lugares comunes

Este toque fabuloso sirve también para vincular la nueva temporada con la primera, a través de una serie de símbolos que ya habían aparecido en la serie.

Junto con esto, Navarro tiene frases que antes se escucharon en boca del detective Rosco Cole (Matthew McConaughey, en la primera saga), lo que hace evidente la aspiración de conectar ambas sesiones, ideando un universo propio, en el que se moverían los personajes de ambas temporadas.

Si bien hacia el final, la historia decae un poco, al tratar de cerrar todos los cabos sueltos, o sobre explicando todo lo que se ha visto hasta entonces, la raya para la suma es bastante positiva. El relato mantiene el interés de una manera muy eficaz, sin caer en lugares comunes.

Issa López, la responsable de la última temporada, ha sido muy explícita sobre lo que buscaba con la nueva realización, tanto en el relato como en la estética de la imagen. Los referentes, según ha comentado en las entrevistas, han sido cinematográficos, como The Thing de John Carpenter, Prometeo de Ridley Scott y The Shining de Stanley Kubrick. Además del afán evidente de conectar su relato con la primera historia de True Detective.

Claramente hay ciertos elementos que dan una gran factura a la serie. Otros, no logrados del todo. Sin embargo, la serie es una producción que para los amantes de las historias policiales, termina siendo muy disfrutable.

 

 

 

 

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Cristián Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile.

También es profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.

Aficionado a la literatura y al cine, y poeta ocasional, publicó también el libro Versos y yerros (Ediciones Luna de Sangre, 2016).

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Cristián Uribe Moreno

 

 

Imagen destacada: True Detective, temporada 4 (2024).