Icono del sitio Cine y Literatura

Escritora Daniela Viviani: «Traté de ser lo más respetuosa posible con el tema transgénero y la búsqueda de la identidad»

La narradora chilena que a través de un estilo literario sencillo, directo y cautivador ha construido un personaje femenino que aborda el contemporáneo tópico de la diversidad sexual, pero en el contexto histórico de inicios del siglo XX, se abre a un diálogo donde confiesa los secretos de su celebrado proceso creativo.

Por Sofía Stark Bittencourt

Publicado el 10.9.2020

En mayo de 2020, y mientras la pandemia mundial del Covid-19 causaba estragos en las ciudades del país, la escritora chilena Daniela Viviani (1983) publicó su libro Víctor 1907, una precuela de Luisa 1912, y que se inserta en el conflicto obrero con la posterior y cruenta matanza de la Escuela Santa María de Iquique, acontecida a principios del siglo XX, como telón de fondo.

Viviani es traductora inglés-japonés titulada en la Universidad de Santiago, y además de desempeñarse como una exitosa escritora, es comunicadora creativa y guionista de narrativa gráfica. También es ilustradora autodidacta. En el mundo del cómic, es conocida con el pseudónimo de Cabralesa, apodo que se originó de los volúmenes Cabralesa, ¿conoces alguna? (2010) y Cabralesa, ¡nunca cambies! (2012), que publicó junto al dibujante Diego “Novanim” Zúñiga.

Luego, Viviani dio a conocer Maldita jefa, su primera novela, y la ya citada Luisa 1912. 

Con la lectura de Víctor 1907 —el texto de ficción que se presta como excusa para abordar este dialogo—, nos adentramos en la pampa chilena mediante un personaje entrañable, valiente y muy consciente de su entorno social, pero también de descubrir y encaminarse hacia sus anhelos personales.

De su obra y del arduo trabajo que le llevó componerla —investigación, caracterizaciones, viajes y experiencias personales, inclusive— el Diario Cine y Literatura conversó con Viviani, a fin de desentrañar el misterio de una obra cuya demanda se intensifica cada día, desde que el Grupo Planeta comenzara su distribución en las librerías del país, en el al parecer, lejano inicio de esta pandemia.

 

«Se confundía entre prostitución y gente que por una humorada se ponía traje de mujer o de hombre»

—¿Qué te movió a escribir esta novela y abordar un personaje transgénero?  

—Víctor es un personaje que aparece en el libro Luisa 1912, es el co–protagonista, pero de él se sabe muy poco. Y cuando decidí hablar de su historia tuve que profundizar lo que apenas conté de él ahí. Por un lado, está ese pie forzado, y por otro la inquietud que yo tenía por conocer más sobre la comunidad transgénero. Quería aprender para también poder acercar este tema a otras personas con un personaje que al que le agarraran cariño y a la vez (a los lectores) le dieran esas ganas de conocerlo más y darse la oportunidad de pensar, ‘ah, ahora entiendo un poquito más tus miedos, tu lucha’, a través de este personaje de ficción.

Fue una experiencia súper interesante. En esta novela traté de ser lo más respetuosa posible con lo que aprendí sobre el tema transgénero y la búsqueda de identidad.

Así es como nació Víctor 1907.

 

—El libro esconde una denuncia a la violencia de género con un personaje trans valiente, que se mueve a la acción. Eso es muy moderno para el Chile de inicios del siglo XX. ¿Cómo fue la construcción de este?  

—Ese proceso tiene una mezcla. Aproveché mucho el hermoso mundo de Youtube porque hay mucho registro y entrevista. También tuve una reunión con un amigo trans, pero por el tema de la pandemia pudimos reunirnos en persona una sola vez.

Con toda esta información y con lo que sale en algunos libros, dije: ‘tengo esto, pero la novela está ambientada en 1907 ¿Cómo lo hago creíble?’.

En esa época no había un buscador donde uno pusiera palabras clave y encontraras gente con las mismas inquietudes. Para tratar de acercarme a lo que hubiera pasado en esos tiempos admito que no encontré testimonios de la época que me pudieran confirmar personas trans. Se confundía entre prostitución y gente que por una humorada se ponía traje de mujer o de hombre. O mujeres que por defenderse y tratar de buscar una oportunidad más, tenían que usar ropa de hombre sin sentirse uno de ellos.

 

—En tu novela hay mucha presencia y referencia femenina —Ernestina Pérez, Eloísa Díaz, Teresa Wilms Montt— pero hay una figura masculina, la de su tío Eulalio, que acoge, moviliza y le da luces de esperanza al personaje. ¿En quiénes te inspiraste para darle voz?

Eulalio es la persona que siempre apoya. La que a pesar de lo extraño o diferente que eres, te entiende y no te reprime, sino que trata de sacar lo mejor de ti. Este es un personaje que también sale en Luisa 1912, un comerciante italiano bonachón. Él está inspirado en mi abuelo, él era así. Mi abuelo de hecho se llama Víctor Viviani y era una persona muy generosa, buena para la risa, le gustaba juntarse con la gente y siempre estaba de alguna manera apoyando a sus hijos y a sus nietos. Si te gustaba algo buscaba la forma de estimular o desarrollar eso que te movía. Lo plasmé ahí por cariño, el recuerdo italiano, las costumbres y agradecimiento, porque mi abuelo murió hace algunos años.

 

«Personajes que hacen un contraste respecto a la época en que vives»

—En tu libro remites a la época y plasmas hasta la ingenuidad del entorno con personajes externos al eje central de la historia…

—En Víctor 1907 no se nota tanto, pero en Luisa 1912 hay harto vocabulario de la época. Ahí me basé en revistas y diarios para ver como hablaban, como se expresaban. Los personajes te cuentan cosas de la época y para hacerlo más creíble ocupé frases como “qué posma”, “lisonja”, “galanura”, que son términos que ya no se ocupan, pero con los cuales se hablaba.

 

—Esta novela es un viaje en el tiempo y también del personaje…

¡Claro, es la idea! Que viajes al pasado y sientas que estás moviéndote en un mundo diferente y con personajes que hacen un contraste respecto a la época en que vives. Que sepas de las costumbres y cómo pensaban.

 

—¿Por qué te interesó contextualizar esta novela en el conflicto obrero para dar a conocer la historia del personaje?

—También de pie forzado. En Luisa 1912 se menciona que Víctor estuvo en el conflicto obrero y que su familia era de la pampa.

Cuando empecé a escribir esta historia estudié y tuve la oportunidad de ir a Humberstone. Apenas estuve una mañana ahí, pero grabé, le saqué fotos, corrí… no fue un tour de caminata. Con toda esa información se me ocurrió hacer el comparativo entre lo que ocurrió en Iquique y lo que nos estaba pasando a nosotros tras octubre de 2019, que se parecía mucho.

El conflicto obrero no podía ser un hecho más porque empezó a cobrar fuerza: el personaje de Luisa se empezó a poner más político, le empezaron a importar más las desigualdades que ella al principio no notaba porque siempre había vivido en un pueblo salitrero pobre. Cuando viaja a Valparaíso y le toca ver otras cosas se da cuenta que no está bien su gente.

Vivo en Santiago Centro, veía las barricadas, protestas, también cacerolazos, fui a las marchas entonces pensé: ‘¿cómo no voy a meter esto en la novela? ¿Cómo no le voy a dar más espacio?’.

 

«Mientras más conectado está uno mejor sale, más real, más intenso»

—Tomando ese punto, ¿cómo resuenan en ti los conflictos y dramas tanto sociales y personales para plasmarlos en esta novela?

—Tal vez todos los escritores hacemos un poco eso, tienes que conectar para poder contarlo en la novela. Literalmente me estaba pasando con el estallido, lo estaba viviendo, lo tenía en las calles entonces, ¡cómo no tratar eso en el libro!

Por otro lado, estaba el conflicto de Víctor, que se sentía bicho raro, que no se sentía bien frente al espejo y que estaba buscando su lugar. En mi caso había sido una búsqueda vocacional, llegué a la escritura hace pocos años y fue un camino muy largo que partí con guiones. Yo dibujaba. Y claro, las experiencias personales las tomas y las plasmas. Uno se revela un poco con las novelas. Mientras más conectado está uno mejor sale, más real, más intenso.

 

—En una parte del libro haces referencia al «cuarto propio», figura que proviene de Virginia Woolf y que hoy se usa como elemento de reivindicación femenina. El diario en el que escribe Víctor/Luisa ¿Es ese su cuarto propio, es decir, donde conecta consigo mismo y trata de encontrarse?

—Luisa/Víctor le escribe a este diario que recibió al no poder viajar a Santiago. Ella le escribe supuestamente a su hermano y le habla a un Víctor. Ahí empieza este juego porque la verdad es que se está escribiendo a ella misma, se está escribiendo a esa otra versión de ella que no puede alcanzar.

Escribir un diario fue difícil, pero traté de que la evolución de Luisa en Víctor se fuera notando ahí.

Intenté que esta novela lograra generar empatía hacia este personaje y su historia. Si lo que yo hago es atacar a los que no piensan como yo ¡los voy a perder! No va a entrar nada del mensaje que quiero entregar. ¿Qué tal si le damos una oportunidad a la historia de este chico trans y de ahí cada uno saca sus conclusiones? ¿Qué te parece? De a poco.

 

También puedes leer:

Víctor 1907: La revolución, en la novela sensación de la literatura chilena.

 

***

Sofía Stark Bittencourt (Santiago, 1992) es periodista y se ha desempeñado en diversas áreas de las comunicaciones. Dentro de sus intereses están los deportes, la literatura, el cine, los documentales y las series. Es la creadora del blog @tengoalgopacontarte.

 

«Víctor 1907», de Daniela Viviani (Planeta, 2020)

 

 

Sofía Stark Bittencourt

 

 

Imagen destacada: Daniela Viviani.

Salir de la versión móvil