En la novela del escritor argentino avecindado en Chile, Federico Galende, la ciudad de Santiago es un cuerpo vivo que narra, y que se posiciona como un objeto político, aunque también en la significancia urbana de un retrato íntimo sobre el cual detenerse y rememorar.

Por Joaquín Escobar

Publicado el 13.12.2018

Federico Galende (Rosario, Argentina, 1965) me hizo clases de fenomenología en la extinta universidad Arcis. De sus cátedras han pasado más de diez años, no obstante, tengo recuerdos nítidos, prístinos, como si su oratoria se hubiese congelado en mi cabeza y no estuviera contaminada con las lluvias de la ficción.

Recuerdo una clase a la que llegué tarde. Venía sin ducharme y poseído por una caña invalidante. Me vestí a la rápida, con una polera de Rosario Central, que había comprado en tres lucas en una feria de Peñalolén. Cuando entré a la sala, Galende me miró, paró la clase, detuvo al Dasein y me dijo: “Mirá que yo soy hincha de Ñuls, eh”. Gran parte de la clase estalló en una carcajada; la otra -enemiga íntima de la cultura popular- me contemplaba con bronca, no entendiendo un ápice del clásico barrial entre leprosos y canallas. Sonreí incómodo, y luego de secarme la transpiración de mi frente con la mano, me escondí en la más oscura de las esquinas.

En forma casual -o quizás causal- me empecé a encontrar con Galende por las calles de Santiago. Habían pasado años de sus clases, y se me aparecía por todos lados, como si fuera el compadre Moncho con un libro de Lacan bajo el brazo. Lo veía caminando con tanta frecuencia que comencé a asustarme. Su repetición se transformó en cotidianeidad, y pese a ello, nunca dejó de asombrarme.

Este 2018 me lo vuelvo a encontrar, también caminando, pero esta vez, por las páginas de un libro.

Historia de mis pies es una mezcla entre Wanderlust de Rebeca Solnit y Mis dos mundos de Sergio Chefjec. La fusión de ambos libros, determinan la escritura de Galende, y también, los recorridos de un protagonista sin nombre que comienza su periplo urbano en Eliodoro Yáñez y la termina en la Quebrada de Macul.

En la novela de Galende, la ciudad es un cuerpo que narra. Se posiciona, como un objeto político, mediante el cual podemos observar la forma en que la arquitectura mutó por las políticas de libremercado. El protagonista -pese a caminar mirando el suelo- es capaz de hacer estas distinciones, y lo retrata, con maestría, al llegar a Villa Grimaldi. Amparado por la lectura de El palacio de la risa de Germán Marín, documenta la distancia que existió -y existe- entre una vereda y otra. La fragmentación de una burbuja enfrentada a la historia política del país: “La refundación lo borró todo a tal punto que el Parque por la Paz, como lo bautizaron, da su perímetro a la memoria solo a un lado de la calle, por lo que basta con cruzar hacia las inmensas tiendas del frente para alimentar a los mismos grupos económicos que desencadenaron las masacres que de este lado se conmemoran”.

Así como el texto posee análisis sociológicos sobre la urbe y su (re) construcción, también, funciona como un retrato íntimo sobre el cual detenerse y rememorar. Los recuerdos de infancia del protagonista, así como sus sesiones con la podóloga, traen consigo microhistorias ligadas a un país que no huye de la dictadura, por lo mismo, a lo largo del relato vemos cómo lo íntimo deviene en público, y desde voces anónimas documenta e historiza.

En esta novela, mientras se lee, se camina, cada párrafo es un recorrido, cada letra es el asfalto por el cual perderse hacia ninguna parte. Las inmediaciones de Las torres de Tajamar o un río atravesado por muertos, funcionan como un coro macabro que nos recuerda que todo lugar nos permite seguir construyendo la historia de nuestros pies.

Joaquín Escobar (1986). Escritor, sociólogo y magíster en literatura latinoamericana. Reseñista del diario La Estrella de Valparaíso y de diversos medios digitales, es también autor del libro de cuentos Se vende humo (Narrativa Punto Aparte, 2017). También es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

Novela «Historia de mis pies», de Federido Galende (Editorial Alquimia, Santiago, 2018)

El escritor y crítico chileno, Joaquín Escobar

Crédito de la imagen destacada: El escritor argentino Federico Galende, por Richard Ulloa.