[Homenaje] Adiós al padre: En memoria de Álvaro Matus Correa (1959 – 2025)

Gracias, papá, por celebrar siempre a la vida, y guardarte algunas anécdotas jugosas para estos últimos días de despedida, en fin, mis agradecimientos para ti, «Babbo», por ser un hombre terrenal, bondadoso y amoroso por sobre todas las cosas.

Por Alfonso Matus Santa Cruz

Publicado el 22.9.2025

Ayer procuraba recordar algunas de las primeras memorias que tengo de mi padre. No me fue fácil, ese es el fuerte de mi hermano, entre muchos otros, pero creo que pude sentirme como un niño pequeño estirado sobre su amplio pecho, manoseando su barba, como seguramente lo hice muchas veces antes de siquiera aprender a hablar.

Ese idioma cariñoso, sin palabras de sobra, apuntalado más en los gestos, la presencia y el apoyo incondicional, es el que creo fuimos construyendo con el paso de los años, hasta el punto de que en esa imagen ahora no era yo el que estaba sobre su pecho, sino mi hijo, su nieto.

La vida es a veces así de fugaz: crecemos a tropezones, procuramos aprender algunas cosas y olvidar otras, para luego tratar de recobrar lo que en verdad somos. Y nadie nos enseña el arte de las despedidas acaso porque nunca acabamos de despedirnos o porque nunca dejamos de estar solos. Los que se van nunca se van del todo y su luz se queda con nosotros.

Son innumerables las conversaciones, los aprendizajes, que heredé de mi padre, de muchos de ellos probablemente no soy siquiera consciente.

Desde la transfusión de gustos musicales y futbolísticos, pasando por los debates políticos de sobremesa, esos desacuerdos apasionados, a veces demasiado, pero siempre con el respeto mediante, con los rodeos que desembocaban en las pocas palabras verdaderas, en el cariño y en el reconocimiento mutuo.

 

Con la luz de la primavera

Si algo tenía mi padre era una humildad, una generosidad, una disposición a ayudar a sus seres queridos, hasta el punto de dejarse de lado. Eso fue lo que le dije la primera vez que pude hablar por teléfono con él tras saber el diagnóstico del cáncer.

Era demasiado generoso con los otros, y quizá poco consigo mismo, por supuesto que no estuvo de acuerdo.

Siempre tenía una opinión, un argumento guardado bajo la manga, sea sobre la farándula argentina, la contingencia nacional o una de las hermosas películas que se quedaba viendo por la noche en la cocina.

Podía conversar mucho, pero creo que su verdadero valor estaba en las acciones, en las muchas cosas que hacía por los demás solo por buena voluntad. Ya sea chofereando, encargándose de las parrilladas, realizando favores o otorgándome la confianza para seguir mi camino en la escritura o la paternidad temprana.

Podía ser riguroso, tratar de contagiarnos cierto orden y una manera de hacer las cosas, pero a fin de cuentas nos aceptaba por lo que somos y nos daba su apoyo y amor incondicional cuando más importaba.

Que te hayas ido con la luz de la primavera, bañando los tulipanes del jardín de mi madre, el mismo día que nació tu madre, es una señal, elijo creer, de que te vas con la revancha de la luz, que tu alma luminosa y expresiva y cariñosa, que trataba de celebrar la vida y contagiarnos ese entusiasmo y ese sentido del humor, se va hacia su origen limpia y sin cuentas pendientes.

Doy gracias a mi madre que mientras yo suspiraba se dedicaba a regar su jardín y a cuidar de todos nosotros, de organizarlo todo para hacer de estos últimos meses los más gratos posibles para mi padre.

A mi hermano y hermana por ayudarnos entre todos y colaborar en hacer de esta despedida anunciada un viaje de reconocimiento y cariño mutuo. A mi hijo por ser alegría y una fuente de amor para todos nosotros, y a su madre por apoyarnos y darme las facilidades para venir a ayudar en lo posible.

Gracias a todos los amigos y amigas, a toda la familia grande, por darle a mi viejo todo el cariño y el apoyo que se merecía.

Y gracias a ti padre por celebrar la vida, guardarte algunas anécdotas jugosas para estos últimos días, por ser un hombre terrenal, bondadoso y amoroso por sobre todas las cosas.

 

 

 

 

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Alfonso Matus Santa Cruz (1995) es un poeta y escritor autodidacta, que después de egresar de la Scuola Italiana Vittorio Montiglio de Santiago incursionó en las carreras de sociología y de filosofía en la Universidad de Chile, para luego viajar por el cono sur desempeñando diversos oficios, entre los cuales destacan el de garzón, el de barista y el de brigadista forestal.

Actualmente reside en la ciudad Puerto Varas, y acaba de publicar su primer poemario, titulado Tallar silencios (Notebook Poiesis, 2021). Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

Alfonso Matus Santa Cruz

 

 

Imagen destacada: Álvaro y Lucian Matus.