Jorge Larrosa: Una reflexión sobre la fabrica y la escuela

Las industrias son lugares que diseñan nuevas formas del ser humano. Maneras diferentes de estar en el mundo. El paso desde lo manual a la herramienta, y posteriormente del instrumento hacia la máquina, nos hablan de una forma de existencia inteligente.

Por Carlos Ravest Letelier

Publicado el 24.11.2017

El profesor de Filosofía de la Educación Jorge Larrosa, compartió el martes 14 de noviembre del 2017 en el Centro de Extensión de la Universidad de Valparaíso, una conferencia titulada: “La escuela y la fábrica. Un ejercicio de pensamiento sobre el capitalismo cognitivo”.

Anteriormente en otras conferencias, el profesor Larrosa ha planteado a la «escuela» como una experiencia de nacimiento, de vida. La escuela, como un espacio de sobrevivencia. Hacernos responsables de la vida que nace, en palabras de Hannah Arendt.

¿Qué es la vida?, pregunta Larrosa, ¿sino el pasar de lo que nos pasa, y nuestras torpes tentativas de elaborar el sentido o el sinsentido de lo que nos sucede?

La educación está vinculada con la vida, nos dice Larrosa, en el sentido de estar preparado para la existencia, y poseer las competencias necesarias para integrarnos socialmente. A la vez, la educación, debe velar por la continuidad del mundo, y la conservación de la novedad, de lo nuevo, lo realmente moderno.

La fábrica para el profesor Larrosa, es un rasgo característico del ser humano. En ese sentido, la Historia de la humanidad, se puede abordar como la bitácora de la fabricación. ¿Es posible que los productos manufacturados, le devuelvan los golpes a la persona humana, que lo ha fabricado?

Las industrias son lugares que diseñan nuevas formas del ser humano. Maneras diferentes de estar en el mundo. El paso desde la mano a la herramienta, y posteriormente del instrumento hacia la máquina, nos habla de una forma de existencia inteligente. Emerge, entonces, una tensión entre la arquitectura humana y el diseño de los motores, luego de que aparecieron en todo el mundo enormes estructuras técnicas en forma de red, tanto en la circulación de las especies como en el comercio.

La fuerza de las máquinas, parece haber absorbido la naturaleza concéntrica, de la estructura industrial de los siglos XIX y XX. El nuevo ser humano, parece ser un funcionario unido a aparatos, mediante millones de hilos, donde sus padecimientos se encuentran sujetos a las funciones de los instrumentos. Desde esa cordillera, Larrosa piensa a la fábrica del futuro como un lugar de realización del Homo Faber, en vez de un manicomio moderno.

Las fábricas del futuro señala Larrosa, habría que pensarlas como un laboratorio científico, o una biblioteca. Un lugar como una escuela, donde los seres humanos aprenden el funcionamiento de los aparatos, y donde las creaciones técnicas posteriormente transforman la naturaleza. El Homo Apparatus, emergería en ese sentido a la manera de un académico.

En los cánones clásicos, la fábrica se entendía como lo opuesto a la escuela. Mientras la industria era el lugar donde se pierde la contemplación, el instituto era el lugar donde se daba la contemplación. Error fundamental de los platónicos, según el profesor Larrosa.

La historia en este punto nos enseña, como nadie se baña dos veces en el mismo río, de acuerdo señalara el viejo Heraclito, la consolidación en el trayecto de la civilización del proceso denominado “Baja Edad Media”, el cual significó esa ruptura de la conservación y la replicación de los textos antiguos, un giro humanista clásico al interior de la cultura occidental. ¿Son realmente nuevos los aparatos de la industria 4.0, y sus funciones en el área de las telecomunicaciones? En caso que los aparatos como “herramientas”, fueran considerados algo nuevo, moderno: ¿Por qué, entonces, antes de la llegada de Cristo, estábamos llenos de relojes y de motores?

De lo que podemos estar seguros, es que el mundo que habitamos, se encuentra preconcebido antes de nuestra llegada. Nos dice Larrosa, tenemos horror a que los niños descubran la condición plural del universo. ¿Por qué nos da tanto miedo vivir en mundo plural, recibir a los niños en el cosmos diverso? Una posible respuesta, puede surgir desde la diferencia existente entre lo que es un nacimiento, a lo que es una clonación.

 

Imagen destacada: El filósofo catalán Jorge Larrosa (1951)