«Los dos Papas»: La extrañeza de un evento audiovisual

Creo que la gran pregunta estética que la obra del realizador brasileño Fernando Meirelles nos deja al final de su visionado es: ¿Qué parte es ficticia y qué pasajes son reales en el filme? Tal vez el lector curioso pueda dilucidar esta duda artística y crucial.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 29.2.2020

Mientras me recupero de una dolencia, aproveché para ver con mi esposa la película de Fernando Meirelles Los dos Papas, una producción de Neflix que salió en noviembre del año pasado (2019).

El filme cuenta con la actuación de Jonathan Pryce como el cardenal Bergoglio, que posteriormente se convierte en el Papa Francisco y de Anthony Hopkins como el cardenal Ratzinger ya como el Papa Benedicto XVI y el guionista es Anthony McCarten.

La película es una especie de crónica de estos dos sumos pontífices que refleja dos niveles distintos, por un lado está el intento de un cambio en la curia romana con la elección del Papa Francisco, un hombre mucho más progresista que Benedicto XVI (que representa más la tradición y la doctrina férrea) y que se vio rebasado por los escándalos de corrupción de El Vaticano; el otro nivel posible de ver en la cinta la del nacimiento de una amistad entre dos sacerdotes que tienen personalidades y carismas muy diferentes e incluso ideológicamente, pues Francisco está mucho más abierto a promover algunos cambios en la curia.

Recuerde el lector, que no es cosa común que un Papa renuncie; según se tiene conocimiento solo había ocurrido en tres ocasiones anteriores: la primera en el año 97 siendo papa Clemente I, después en 1294 renunció Celestino V, y el último caso antes de Benedicto XVI fue el de Gregorio XII en 1415. Así que pasaron más de cinco siglos para que otro pontífice renunciara.

Ahora bien, de qué va la película, el filme —en sentido llano— es una representación de dos visiones enfrentadas al interior de la Iglesia Católica, una que promueve la tradición y otra que quiere dejar correr un poco de aire fresco en la anquilosada y pesada estructura que es la Iglesia Católica. Por otro lado, el filme bien podría considerarse como la historia de los orígenes de Jorge Bergoglio, que terminará siendo el Papa Francisco, la historia del jesuita domina la narración, hasta se puede sospechar que el director siente simpatía por el Papa Francisco. La película narra los orígenes de la vocación de Bergoglio, su renuncia al amor de una mujer, la entrada a la Compañía de Jesús, los tiempos difíciles de la dictadura (1976 – 1983), su trabajo como cardenal y el posterior ascenso al pontificado para substituir a Benedicto XVI.

La película —que fue nominada a tres Oscares, pero no se llevó ninguna estatuilla— nos presenta una presunta conversación en el año 2013 entre el entonces Papa Benedicto XVI y el cardenal argentino Jorge Bergoglio  (que había quedado segundo en las elecciones en que Ratzinger fue electo papa) quien viaja al Vaticano para presentarle su renuncia al papa y el cardenal termina escuchando la confesión de Benedicto XVI, quien le dice que está pensando en renunciar, pues ya no escucha la voz de Dios, aunque le comenta que en los últimos dos días en que Bergoglio ha estado allí la ha vuelto a escuchar.

La película empieza mostrando el funeral del Papa Juan Pablo II en el 2005, y después muestra el proceso del cónclave que llevó al cardenal alemán Joseph Ratzinger a ser electo papa, después de cuatro rondas de votación. Debemos recordar que el cardenal Ratzinger era, en tiempos de Juan Pablo II, el prefecto de la Congregación para la Causa de la Fe y de facto era la mano derecha de Juan Pablo II, y era tenido por muchos como el sucesor natural del Papa.

El filme narra que el cardenal Bergoglio pidió su renuncia al papa pues, estaba en edad de hacerlo (había cumplido ya 75 años), pero no parece haber ninguna evidencia de que Benedicto XVI lo haya mandado llamar a Roma para discutir su caso. La película da cuenta del caos en que estaba la Iglesia Católica en el 2012, pues se habían filtrado a la prensa documentos que se ocupaban de la corrupción, de los chantajes y de los escándalos sexuales dentro de la Iglesia y en especial, al interior del Banco Vaticano y que como era de esperarse se volvieron un escándalo mayúsculo a través de lo que se conoce como el Vatileaks.

El Papa Benedicto XVI no tardó en renunciar alegando cansancio y falta de fuerzas para llevar adelante su misión y renunció en febrero de 2013.

La película no evade tampoco parte del pasado del ahora Papa Francisco, y da cuenta de un supuesto amorío, de su trabajo en unos laboratorios en Buenos Aires y de la forma en que actuó durante el gobierno de la junta militar Argentina. El director de la cinta nos muestra la relación del entonces provincial de los jesuitas con el régimen de Videla como un «esfuerzo para proteger a sus sacerdotes” y a los laicos cercanos a sus obras. Esta época sigue siendo una de las más controvertidas de su pasado como religioso; de suyo el diario Página 12 de Argentina publicó, en el 2010, un informe en el que se acusaba al cardenal de haber colaborado con las autoridades militares. El cardenal Bergoglio rechazó las acusaciones en un libro titulado El jesuita, publicado en el mismo año (2010) diciendo: «Hice lo que pude con la edad que tenía y las pocas relaciones con las que contaba, para abogar por personas secuestradas”.

La trama funciona en base a contraponer dos visiones contrapuestas (la del Papa y la del cardenal argentino) no solo sobre los asuntos internos de la Iglesia Católica sino de la actuación de esta en el mundo actual, y el abordaje y la respuesta a temas delicados como la ordenación de hombres casados, el papel del banco del Vaticano en el blanqueo de dinero, el escabroso tema de los curas pedófilos, etcétera.

La película ha sido criticada por mostrar una visión un tanto maniquea sobre las personalidades de ambos Papas pues termina mostrando un Papa bueno y uno no tan bueno, un Papa liberal y otro conservador, un Papa pobre y otro que sigue el estándar de vida de sus predecesores; un Papa bromista y otro serio; sin embargo, debo decir que la cinta avanza —si bien no acercando las posiciones de los dos religiosos— al menos mostrando cada vez más una mayor empatía sobre la perspectiva del otro, al punto de que los dos Papas terminan comiendo pizza y tomando sodas en una de las salas del Vaticano.

Para terminar, creo que la gran pregunta que la película nos deja al final es: ¿Qué parte es ficticia y qué parte es real en el filme? Tal vez el lector curioso pueda dilucidar esta duda personal.

 

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Los dos Papas, de Fernando Meirelles: La transición para renovarse.

 

Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: Los dos Papas (2019), de Fernando Meirelles.