«Medea»: Poesía visual y mítica en el desierto de Atacama

Revisitar las tradiciones implica riesgos y el chileno Alejandro Moreno -director y guionista de esta obra-, supo leer, reescribir y grabar el arquetipo que sigue destilando esta mujer clásica, la actual: autónoma e inesperada en su osadía, la que rompe. Y las audacias que toma este artista son proporcionales al prendamiento estético que los espectadores recibimos: experimentación total, libertad absoluta, y la cita siempre pertinente al inmortal Pier Paolo Pasolini. Se estrena este jueves en las salas del país.

Por Alejandra Boero Serra

Publicado el 8.5.2019

«¿Por qué lo mismo siempre vuelve como si alguien lo llamara?»
«Yo ya debiera ser espuma que se trague la orilla».

Y un día el desierto se llenó de voces. Llegaba la hechicera. La mujer. La mujer habitada de humillación. La mujer perdida en un lugar de hombre que no la nombraba. Llegó para nombrar. Para nombrarse. Y que la nombren.

Y un día la voz se hizo cuerpo. El cuerpo de la historia erigido entre el poder y la pasión. Y surgieron ellas. Un coro sororo. Por Medea. «Necesito la ayuda de ustedes, mujeres mineras que saben que todo lo que se entiende de este mundo mirando las estrellas, se comprueba excavando al fondo de la tierra». A alumbrar la aridez, a socavar los designios preestablecidos en la piedra, a mostrar que en las grietas…

Quien da vida, quien pone el cuerpo y la voz desea. Quien desea incomoda.

Los ecos de esa incomodidad lo pueblan todo: la dura e inhabitable piedra, la orilla del mar, la arena que traga y drena y quema. Nada más denso que el aire de Atacama. Con Medea.

Hay que excavar muy adentro, llegar a las propias vetas, romperse en sus peligros para sacar a la luz la gema. La revuelta de lo más íntimo.

Cubierta de plumas llegó acompañando a Jasón. «Yo no quiero la felicidad, quiero la seguridad», dice él y la cambia por una mina de oro. «Malagradecido. Me arranqué contigo. Cambié mi sol por el tuyo», replica ella, oro también y desata su venganza. Su hijo…

Revisitar los mitos implica riesgos. Alejandro Moreno, director y guionista de esta obra, supo leer, reescribir y filmar el arquetipo que sigue destilando Medea – la clásica, la actual-: la mujer autónoma e inesperada en su osadía, la que rompe. Y quema. Ayer y hoy la transgresión como signo de afirmación y resistencia. Ayer y hoy, haciendo visible lo que se impone naturalizar. Y los riesgos que toma este artista es proporcional a lo que los espectadores recibimos: experimentación total, libertad absoluta, poesía.

Atemporal pero fijada en una geografía extrema, como extrema la tragedia que se cuenta, la película se abre en superposiciones y dimensiones físicas y psíquicas que dialogan con imágenes que a su vez cobijan diálogos y monólogos que traspasan y trastocan paisaje y personajes.

Todos los sentidos quedan afectados en esa poética de voces e imágenes. Nos llevan desde el centro de la tierra hasta la inmensidad del cielo y el mar a múltiples planos literales y metafóricos. No hay postal que resista. Ni mito que no pueda ser otro. Y el/él mismo.

Atacama fue, mientras el rodaje duró, Bayreuth. La ópera total en su propio teatro.

Hay un montaje perpetuo en el guión de Moreno, en la fotografía de José Luis Canales y en el montaje en sí de Isabela Monteiro de Castro. Hay una dirección de arte precisa, impecable de José Rojas Noriega. Hay sonidos viscerales que Roberto Espinoza acopla y resalta en los silencios del desierto y los gritos y susurros de los protagonistas. Hay música que envuelve los encastres y las grietas del drama y es de Diego Noguera. Y hay actuaciones que se fijan en sus mutaciones: Millaray Lobos (Medea), Michael Silva (Jasón), Paulina García (Nodriza), Paola Lattus (La Imposible), Félix Alcayaga (Creonte), Guilherme Sepúlveda (Pedagogo), Alfredo Castro (Camionero), Alonso González (el hijo), Rodrigo Velásquez (Egeo).

Medea llegó para quedarse. Proyectada ya en el Festival de Guadalajara se estrena este jueves 9 de mayo en los cines de Santiago y de todo el país. Envidia por todos los que allí estarán citados a disfrutar y discernir de esta obra de arte. Una obra de arte colectiva. La pasión de lo humano. Lo intempestivo de la naturaleza. La dirección de un poeta.

Coincido con lo dicho por Alejandro Moreno: «Medea es una película de cine arte (…) creo que todas las personas que han trabajado en la película han trabajado desde la intuición, desde lo que va surgiendo, y eso se nota». Ya verán cuánto.

 

Alejandra M. Boero Serra (1968). De Rafaela, Provincia de Santa Fe, Argentina, por causalidad. Peregrina y extranjera, por opción. Lectora hedónica por pasión y reflexión. De profesión comerciante, por mandato y comodidad. Profesora de lengua y de literatura por tozudez y masoquismo. Escribidora, de a ratos, por diversión (también por esa inimputabilidad en la que los argentinos nos posicionamos, tan infantiles a veces, tan y sin tanto, siempre).

 

La actriz Paola Lattus en un fotograma de «Medea» (2019), de Rodrigo Moreno

 

 

El actor Alfredo Castro en una escena de «Medea»

 

 

 

 

Alejandra Boero Serra

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: La actriz chilena Paulina García en un fotograma de Medea (2019), del realizador chileno Rodrigo Moreno.