«Memorias de un primate», de Robert Sapolsky: En el nombre del padre

La brillante monografía del científico estadounidense es ya un texto canónico que ha perfilado no solo su propia personalidad como investigador y profesor de biología y neurología de la prestigiosa Universidad de Stanford, sino también su rol en los estudios internacionales que han comprobado la relación entre estrés, jerarquías de dominio y enfermedades cardiovasculares.

Por Nicolás Poblete Pardo

Publicado el 2.12.2018

A primate’s memoir. A Neuroscientist’s Unconventional Life Among the Baboons (2001), el fascinante estudio de Robert Sapolsky (1957) es ya un clásico que ha perfilado no solo la personalidad del profesor de biología y neurología de la Universidad de Stanford, sino de la investigación que ha comprobado la relación entre estrés, jerarquía y enfermedades cardiovasculares.

Lo que más me impresionó de este estudio es la capacidad de Sapolsky (siempre brillante) de elaborar un detallado panorama social y político de los lugares en los que vivió para llevar a cabo su investigación. Así, nos enteramos de la relación que establece con grupos de babuinos en África y su trabajo por años, y también tenemos acceso a sus introspecciones sobre la realidad pauperizada de estas localidades, producto de la colonización y sus devastadoras repercusiones. Los conflictos entre las tribu de los Masái y el hombre blanco, principalmente británico, resaltan a lo largo de estas páginas. La represión y el saqueo fueron otra consecuencia residual del colonialismo. En escenas que también son cómicas, vemos al profesor hambriento y aprovechándose de su aspecto “blanco” para alimentarse en los resorts instalados en ex colonias británicas: “En la tierra de ex-colonias británicas, donde los blancos convergen con sus tours y vacaciones, lo último que cualquier keniano esperaría de un hombre blanco sería pensar en que quiere robar comida”. Luego, con un tono cínico y jocoso, comenta: “No es que se piense que los blancos no son susceptibles al hurto. Es que en realidad han demostrado estar más preocupados de robar cosas más grandes (por ejemplo, tu tierra ancestral, tu nación)”.

Este telón de fondo está siempre presente en los hábitats que Sapolsky analiza, y los babuinos que selecciona para estudiar se transforman en especiales primates que el profesor disecciona con cerebral inteligencia, pero también con sensible ternura. Él tiene sus favoritos y también es totalmente honesto al describir a ciertos miembros a los que detesta, como ese babuino matón que persigue, golpea y somete a una hembra hasta que, a la fuerza, la viola. Sapolsky describe la escena sin economizar detalles (como el sangramiento que le provoca) y reflexiona sobre la tendencia a adjudicar emociones humanas a otras especies animales. No podemos sino mirar esta tendencia con absoluta convicción.

Las travesías de Sapolsky por África nos sumergen en el corazón de su investigación, en su trayecto como neurólogo, y, así, compartimos, como en un diario de viaje que mezcla humor, introspección y genialidad, sus inquietudes, pasiones, su encuentro con su actual esposa, su bagaje como descendiente de judíos ortodoxos y actual ateo. En su trayecto compartimos un sinnúmero de peripecias que tienen que ver con otros animales; un sinfín de detalles sobre otras especies y sobre su relación con las diversas tribus con las que contacta. Todo esto en un tono que a veces produce risa, a veces repulsión (como cuando le pasan una pata de cebra recién matada para que se la coma; o, la sección más triste, cuando sus apreciados babuinos comienzan a morir producto de una infección provocada por carne contaminada en unos basureros: la descripción de los órganos internos, licuados por la tuberculosis; los olores y los detalles escatológicos son difíciles de leer).

Y también accedemos al origen más primigenio de su pasión, cuando Sapolsky comienza a interesarse por el comportamiento del cerebro: su padre es la figura que detona este interés. Artista, arquitecto, decano de una facultad de arquitectura, el padre sufrió un desorden degenerativo, alteración que, en algún momento, le impedía identificar a sus propios familiares o saber dónde se hallaba. Sapolsky reflexiona: “Y cuando me sentaba en el laboratorio, había momentos en los que pensaba en que no había nada en esta tierra que no haría para entender cómo muere una neurona y cómo traer de vuelta a mi padre”.

 

Nicolás Poblete Pardo es escritor, periodista y PhD en literatura hispanoamericana por la Washington University in St. Louis, Estados Unidos. En la actualidad ejerce como profesor titular de la Universidad Chileno-Británica de Cultura, y su última novela publicada es Concepciones (Editorial Furtiva, Santiago, 2017). Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

La edición en castellano del ensayo publicado originalmente en inglés (2001)

 

 

El escritor y crítico chileno Nicolás Poblete Pardo (1971)

 

 

 

Crédito de la imagen destacada: Robert Sapolsky, por Thompson McClellan Photography.