«Piñen», de Daniela Catrileo: Ser mujer y mapuche en Santiago de Chile

La voz de la autora nacional exhibe mundos que resultan habitualmente ajenos a la literatura local y lo hace sin tapujos, en un libro que escapa de los lugares cómodos y de los relatos generacionales, pues le interesara hacer evidente a los golpeados (as) en el contexto de la indiferente urbe neoliberal.

Por Gerardo Soto

Publicado el 15.6.2020

Piñen es un libro compuesto por tres relatos que se ubican espacialmente en la periferia tanto de la ciudad como también social, por centrarse en cuerpos femeninos y por llevar consigo la dignidad de ser mapuche en contextos urbanos, una dignidad compleja, no solo por la honra propia de su pueblo sino porque también es, a los ojos de tantos, causa de marginación, de ser “lo otro”, lo menospreciado, distinto y renegado.

A la escritora Daniela Catrileo (1987) se la puede reconocer poeta en su narración, porque más que en el relato sus cuentos se asientan en las voces, en cómo estas se construyen, en la carga que acarrean, en su opresión y lugar que ocupan en el mundo. Es así como a través de dichas voces Catrileo construye barrios completos con su complejidad y madeja cotidiana. Una quitada de droga inicia y termina la vida en «¿Han visto cómo brota la maleza de la tierra seca?», con personajes que habitan en las hendiduras de aquello que nunca llegan a ser, los límites entre lo delincuencial y el supuesto surgimiento social, entre lo mapuche y lo chilenizado, una champurria de identidades que fluctúa de un lugar a otro.

«Entonces, ¿qué era ser mujer? Resultaba normal esconder todo tras las acciones domésticas. Resultaba normal que me cuidaran en extremo en relación a mi hermano. Resultaba normal que a los doce años me estuvieran comprando mi primer sostén talla cero y que todos los chicos del pasaje se enteraran de que ya comenzaba a ser lo que temíamos: una mujer. Por ahí, ya no era apropiado subirme a los árboles ni jugar a las bolitas. Pues tenía que prepararme para la menarquía y ahí la cosa se ponía peligrosa» (p. 39, «Pornomiseria»).

En «Pornomiseria» la autora confronta al lector con lo peor que puede significar la categoría social de mujer, como ser sometido y violado, determinado por los deseos de otro. Los padres, los responsables, el entorno, fracasan en su calidad de cuidadores. La figura de padres incompetentes resulta una temática reiterada e importante en toda una generación que creció o vivió su niñez durante los noventa. Acá muestra su peor cara y resulta chocante y recuerda algunos de las narraciones más duras de la llamada literatura de los márgenes, al no dar tregua en sus imágenes.

«Warriache» es un relato que se asienta de lleno en qué es ser mapuche en el contexto urbano, tal como alude su título. Es un relato de formación, que tiene como punto de inflexión el descubrimiento de reconocerse mapuche y, al mismo tiempo, verificar que los demás los ven como seres marcados.

«Nos preguntó si conocíamos el significado o la procedencia de nuestros apellidos. Nosotras respondimos con timidez, negando con la cabeza. Pensábamos que nos iba a retar (…). Ese día aprendimos que éramos mapuche para los ojos de los otros. Antes de ese día éramos sólo niñas y niños” (p. 51, “Warriache”).

Dicha marca es transversal a estos relatos. Sus personajes siempre son un otro marginado: en tanto mujeres, en tanto mapuche, en tanto pobres u olvidados. Y, sin embargo, no hay conmiseración. Hay una violencia que no se queda solo en lo psicológico sino que también es muchas veces física, y siempre se nos muestra sin atenuaciones.

La voz de Daniela Catrileo exhibe mundos que resultan habitualmente ajenos a la literatura nacional y lo hace sin tapujos. Piñen escapa de los lugares cómodos, de los relatos generacionales, de los asuntos literarios. Pareciera que a Catrileo le interesara hacer evidente los golpes, a los golpeados. Decir que ahí están, ahí siguen, a pesar de toda la violencia que han tolerado. La fuerza de estos relatos es justamente esa, darles la importancia y dignidad que les debemos.

 

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Gerardo Soto es abogado. Publicó en 2012 la novela Fractura y desde 2009 mantiene el sitio de reseñas literarias Loqueleimos.com. Liquidar al adversario (Librosdementira, 2019) es su primer libro de cuentos.

 

«Piñen» (Libros del Pez Espiral, 2019)

 

 

Gerardo Soto

 

 

Crédito de la imagen destacada: Escritoresindigenas.cl