Serie «Héroes invisibles»: Una visión «diplomática» acerca del horror en Chile

Dirigida por el realizador finlandés Mika Kurvinen y por la cineasta nacional Alicia Scherson, esta obra cinematográfica —de reciente exhibición a través de la televisión abierta, y compuesta de seis capítulos— es un documento audiovisual de largo aliento que registra los mecanismos políticos, mediáticos y represores que utilizó el régimen de Augusto Pinochet, con el fin de imponer su sesgo neoliberal y de enmascarar sus actos oprobiosos, durante los primeros y terribles meses, luego del martes 11 de septiembre de 1973.

Por Aníbal Ricci Anduaga

Publicado el 18.9.2020

En los primeros minutos oímos una versión estilizada de la canción Manifiesto de Víctor Jara, en idioma finlandés, con acordes de guitarra que realzan su tono emotivo, acompañado de una mezcla de imágenes de archivo con los rostros de los personajes principales. Aparece Allende y el bombardeo a La Moneda y en medio de esa tensión reconocemos el tenor histórico de la serie. Seis capítulos darán cuenta de los pasos del agregado comercial de Finlandia que arriesgó la seguridad de su familia para proteger a un grupo de refugiados que huyó de las garras de la dictadura de Pinochet.

 

Capítulo 1

Tapani Brotherus es asignado a la embajada de Finlandia en Chile con el objeto de firmar un tratado económico dentro de los ámbitos forestal y minero. En el primer cuarto de hora se prepara una bienvenida para el embajador y la esposa de Brotherus recorre largas filas para abastecerse de alimentos. Inmediatamente sobreviene el Golpe de Estado y estallan los ventanales de la embajada, de fondo se oyen los bandos militares mientras aviones y helicópteros surcan los cielos. Ilkka Jaamala (vice-cónsul finlandés) huye en auto en medio de las balas e informa a Brotherus de la situación que se vive en las calles. Las conversaciones al interior de los autos son trascendentes, los vehículos cumplirán su papel tanto en las fugas como en las detenciones, un verdadero símbolo de lo peligroso de esos días.

Harald Edelstam (embajador de Suecia) le informa que el Presidente Allende ha muerto.

Franco Pavéz (director de comercio de Allende) se arroja a la piscina de su residencia, le han quemado su casa y asesinaron al vecino por error, una muestra de la violencia de esas primeras horas.

Lo llama el embajador y le ordena que Finlandia permanezca neutral al conflicto, que se deshaga de los refugiados y los entregue a embajadas latinoamericanas. Tapani le corta el teléfono mientras observa a través del ventanal de su casa como una avalancha de partidarios de Allende se descuelga por los muros escapando del horror.

 

Capítulo 2

Tapani e Ilkka declaran que no hay refugiados en la embajada ni en la residencia.

Hay militares vigilando la entrada y en el living el numeroso grupo de personas ocultas.

“No puedo dejarlos en la calle”, le dice Tapani a un Ilkka más pragmático.

Los diálogos entre los refugiados están fragmentados y van conformando a cada paso las personalidades de estos personajes. Al director de comercio lo secunda un miembro de la guardia de Allende, una diputada y un diputado de la República.

Ilkka y Tapani conducen a la embajada de México para buscar asilo a los refugiados y son testigos de una ejecución callejera, incluso el militar amenaza con dispararles.

A Rodrigo Sandoval, marido de una ciudadana finlandesa (Seija), lo apresan y torturan en el Estadio Nacional.

Tapani ofrece una cena en su casa para despistar a periodistas y parlamentarios, con el objeto de que no den con el paradero de los refugiados. Es una jugada arriesgada y debe aguantar las recriminaciones de un periodista de su país que le enrostra su ceguera ante los abusos militares.

Tapani encuentra el rastro de Rodrigo en el Estadio Nacional y observa con sus propios ojos a los miles de presos políticos.

Nuevamente a bordo de un auto, Tapani se desahoga y le confiesa a Edelstam que tiene refugiados en la residencia y que puede ayudarlo a conseguir visas de salida.

Ambos asisten al funeral de Pablo Neruda con el pasaporte en alto y encabezan la comitiva de despedida donde miles de ciudadanos salen a las calles a despedir al poeta. Emotivo final del segundo capítulo, donde en todo momento los protagonistas no están seguro de sus destinos. La presencia de fotógrafos y prensa extranjera protege a los disidentes y el propio ministro Huerta (relaciones exteriores) los deja proseguir para guardar la imagen del dictador ante el mundo. Vemos al ministro sentado en su despacho, reconociendo en las fotografías el rostro de sus enemigos.

Ismael Huerta será el antagonista visible y un personaje siniestro que vigilará en todo momento el accionar de estos héroes invisibles.

 

«Héroes invisibles» (2019)

 

Capítulo 3

Harald Edelstam (representante sueco) se contactará con el primer ministro de Finlandia para que le abra los ojos al presidente Urho Kekkonen sobre las violaciones de derechos humanos en Chile.

Ismael Huerta organiza una conferencia de prensa para dar a conocer el Plan Z, supuestamente planificado por la cúpula de la Unidad Popular y organizado por el MIR, para ser llevado a cabo el 19 de septiembre de 1973. Pretendía eliminar a los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas con el fin de desatar una guerra civil.

Mientras el gobierno de facto desataba el miedo con declaraciones falsas, las autoridades de Finlandia deciden mantenerse en Chile y aferrarse al futuro acuerdo comercial.

Tapani Brotherus declara que Finlandia es estado protector de la embajada de República Democrática Alemana (RDA), encabezada por Andreas Voss.

Le crean cargos falsos (más mentiras) a Rodrigo Sandoval y su abogado aconseja posponer el juicio para no ser sentenciado a muerte.

La diputada Eliana Aguilera esconde una caja de chocolates con dinero para la lucha armada, en tanto a la familia Brotherus se les acaban los alimentos.

Tapani conduce acompañado de Andreas Voss y le piden una cuerda para levantar los cadáveres que flotan en el río Mapocho. En un diálogo franco, a bordo del vehículo, Brotherus le reafirma que se opone a las persecuciones de la Junta Militar, pero que estando bajo su protección, Voss no le debe ocultar sus maniobras de apoyo a la resistencia.

 

Capítulo 4

Andreas Voss (RDA) sincera que la embajada tiene dependencias en una escuela donde han protegido gente en el pasado.

En una arriesgada maniobra, Brotherus traslada a los refugiados desde su casa al Liceo Industrial Chileno-Alemán y coloca la placa de la embajada de Finlandia en la puerta, todo sin consultar previamente al representante de la RDA.

La música incidental, con pasajes de la obertura de la canción de Víctor Jara, remarca apropiadamente los momentos de mayor tensión.

Edelstam intimida a los oficiales a cargo y accede a las instalaciones del Estadio Nacional, pudiendo liberar a 54 presos políticos que salen de Chile, provocando la furia del ministro Huerta, que procede a declararlo persona non grata y lo expulsa del país.

Brotherus debe lidiar con el embajador de Finlandia, no permitirá refugiados y le dice a Tapani que se enfoque en el comercio para que no los expulsen como a los suecos.

En una típica maniobra distractora para calmar a la población, Chile vence a Rusia en un partido donde el rival no se presenta en la cancha, todo para demostrar que no tenían presos políticos al interior del Estadio Nacional.

El ministro Huerta habla con sus subalternos, empeñado en encontrar el paradero y dar muerte a Carlos Altamirano. Un travelling tras los pasos de un funcionario de la RDA, muestra donde está oculto el secretario general del Partido Socialista.

 

«Héroes invisibles»

 

Capítulo 5

Rodrigo Sandoval, con guitarra en mano, entona la canción de Víctor Jara, esta vez en castellano, emotivo encuentro con los familiares en medio de un acto organizado por los presos dentro del recinto deportivo.

Uno de los refugiados, ex miembro del GAP, descubre el escondite de Altamirano y le pide que dirija la lucha armada.

Paralelamente, unos miembros de Patria y Libertad le cuentan a Brotherus sus planes de privatizar la tierra donde están asentados los mapuches. Tapani se da cuenta del plan económico de la Junta Militar e Ilkka Jaamala le dice que no pueden oponerse a esos planes si pretende seguir ayudando a los disidentes.

Andreas Voss le confiesa al ex guardia de Allende que Altamirano cruzó la frontera hacia Argentina.

Tapani comparte una cerveza con la diputada Aguilera y le sincera que los militares están vendiendo los terrenos a los partidarios del régimen, estableciendo subsidios (transferencia de dineros públicos a privados) para fomentar la industria forestal, no sólo eso, también están privatizando la industria nacional a valores irrisorios.

El ministro Huerta explota al observar fotos de Altamirano al otro lado de la Cordillera.

El miembro del GAP salta el muro y se cuela en el edificio Diego Portales. Siente que no hay salida y da muerte a dos uniformados. Es ultimado por los guardias y la música de Víctor Jara rubrica un acertado final de capítulo.

 

Capítulo 6

Brotherus, a espaldas del embajador, siguió otorgando visas a los refugiados y enviándolos principalmente a la RDA.

El presidente de Finlandia toma cartas en el asunto, ante la llegada imprevista de refugiados al país, y determina que interrumpirá el comercio con Chile.

Un nuevo decreto permuta las condenas a presos políticos por exilio, lo cual permitirá a Rodrigo Sandoval abandonar el país. Este último le hace caso a Tapani, que demuestra su sentida preocupación por la seguridad de él y de su familia. Le ruega, en la cumbre del San Cristóbal, que no siga las órdenes del partido y vaya a Finlandia a reencontrarse con su esposa.

Brotherus sabe que lo retirarán de sus funciones diplomáticas y en un acto desesperado le pide al subalterno del ministro Huerta que libere a esos trabajadores (refugiados) que trabajaron en esas mismas dependencias. Mediante decretos, visas, le hace entender que no son terroristas. Los contactos consulares con los ex Patria y Libertad (quienes eran invitados a pescar por Ilkka Jaamala), facilitan las cosas y permiten que los refugiados que aún quedan en el Liceo Chileno–Alemán sean exiliados de Chile.

El almirante Merino, en el techo del Diego Portales, le comunica a Huerta que lo relevará de sus funciones y le dará una medalla por sus servicios a la patria. Le explica que se avecinan otros tiempos, que su rostro se asocia a la violencia de los primeros días, que el país está trazando un nuevo rumbo económico (neoliberal).

Tapani empaca sus pertenencias y el logo de la embajada que protegió a los refugiados. Aborda un taxi junto a su familia y recorre las calles de Santiago. Es uno más en la ciudad y la música de Víctor Jara da cuenta de su humildad.

Brotherus recibió la orden explícita de sus superiores de ser neutral en el conflicto, pero decidió prestar auxilio a los perseguidos políticos, primero acogiéndolos en su casa, y posteriormente tramitando sus escapes al extranjero. La familia Brotherus logró que la extinta RDA recibiera a dos mil chilenos. Cuando terminó la política de neutralidad de Finlandia, el gobierno de Helsinki recibió a otros 185 asilados.

Harald Edelstam refugió a más de 500 perseguidos políticos (suecos, chilenos, uruguayos y bolivianos). El mismo 11 de septiembre, un grupo militar atacó la embajada cubana, ante lo cual el embajador hizo uso de su inmunidad diplomática y declaró que era parte de la jurisdicción sueca. Edelstan fue declarado persona non grata en diciembre de 1973 y tuvo que abandonar Chile.

 

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Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) ha publicado las novelas FearEl rincón más lejano, Tan lejos. Tan cerca, El pasado nunca termina de ocurrir, y las nouvelles Siempre me roban el reloj, El martirio de los días y las noches, además de los volúmenes de cuentos Sin besos en la bocaMeditaciones de los jueves (relatos y ensayos) y Reflexiones de la imagen (cine).

 

 

 

Tráiler:

 

 

Aníbal Ricci Anduaga

 

 

Imagen destacada: Un fotograma de la serie Héroes invisibles (2019).