«Viejas de mierda»: Cuando es necesario reír

Este montaje -que se exhibió hasta el último fin de semana en el Teatro San Ginés de Santiago- es un recorrido en la vida de tres ancianas, que ya lo han vivido todo, pero que tienen mucho que contar y lo hacen de manera positiva y graciosa, donde lo desgarrador hay que mirarlo con humor, incluso el sexo.

Por Miguel Alvarado Natalí

Publicado el 3.12.2019

El actor Rodrigo Bastidas (Pituca sin lucas, Pobre gallo) repite la fórmula exitosa de Viejos de mierda de 2016, pero ahora en versión femenina con Viejas de mierda y junto a Magdalena Max-Neef escriben la adaptación de esta comedia de tres amigas de toda la vida interpretadas por las actrices Gloria Münchmeyer (1938), Gaby Hérnández (1939) y la comediante Gloria Benavides (1948), a las cuales dirige y las hace subir a escena en el Teatro San Ginés de Bellavista.

En un salón lleno de paraguas colgando y algunas ropas tendidas y de fondo sonando la canción These boots are made for walkin’ de Nancy Sinatra, se encuentran la Yoya, la Luzmaría y la Charito, ancianas pisando los 80 años, las cuales se conocen desde el colegio, y es costumbre que se junten para hablar de sus familias, de sus vidas y de los hombres, pero esta vez es distinto, no saben en qué lugar se encuentran ni cómo llegaron ahí, mas están sorprendidas por una voz que las llama a cada una por separado para evaluarlas esencialmente en el manejo del planchado, de coser una basta de pantalón y en la capacidad para sacar una mancha o bailar con algún estilo. Se preguntan entre ellas con qué objeto son interrogadas y mientras esperan por algún resultado hacen un recorrido nostálgico y sabroso de sus vidas, recordando los sobrenombres de alguna de ellas en la infancia. Se alteran, se confiesan secretos, pelean, tienen lagunas mentales, se cuentan anécdotas y se ríen de sus desgracias y aciertos.

Con una escenografía notable de a lo menos unos treinta paraguas trasparentes colgando desde la techumbre y otros al fondo del escenario, tres sillas y un juego de luces azules se recrea la atmósfera ideal, pero indefinida, podría ser el cielo o el purgatorio, eso sí, proyecta alegría. Aquí las actrices mantienen un buen desplazamiento escénico y sus convincentes actuaciones logran mantener la atención del público que por momentos ríe a carcajadas.

A Gloria Benavides la tenemos tan en nuestra retina por sus personajes en El Jappening con Ja, que a ratos se me aparecía ese mundo ochentero. Mientas la otra Gloria, la Münchmeyer, la de La madrastra (1981), la de Los tíiteres (1984) y la de Julio comienza en Julio (1977) supera ese trauma que puede ser la edad, casi interpretándose ella misma, es fabulosa, lúcida y real. A Gaby Hernández la vimos el año pasado en Casa de muñecos, y ahora interpreta a la más regia de las amigas manteniéndose fiel a su actuación siempre lúdica. En definitiva cada personaje está bien logrado, cada una con su presencia y estilo hace que esta presentación funcione muy bien y sobre todo en el humor. Eso sí, pensé que en algún momento Rodrigo Bastidas agregaría al guion un poco de contingencia nacional, aprovechando el estallido social.

Viejas de mierda escarba en las fibras más profunda de la amistad, esa verdadera, la de estar en las buenas y en las malas. Es un recorrido en la vida de tres ancianas, que ya lo han vivido todo, pero que tienen mucho que contar y lo hacen de manera positiva y graciosa, donde lo desgarrador hay que mirarlo con humor -incluso el sexo-. La vejez, el deterioro del cuerpo, la pérdida de los hijos, el feminismo, son algunos de los aspectos que aborda esta obra. Sin embargo, este montaje no es para reflexionar, sino para reír de buena gana. Aquí estas “viejas de mierda” lo dicen todo sin tapujos y mantienen la comedia viva durante todo el relato, con una vitalidad y presencia escénica admirable. Es una obra que hay que ver, sobre todo ahora que es necesario reír.

 

Miguel Alvarado Natalí (Santiago, 1968) es periodista de profesión y escritor de oficio. Ha publicado los poemarios Estaciones (1997) y Barrio Yungay (2012), y la novela Calle Dieciocho (2001).

 

 

 

Ficha técnica:

Directores: Rodrigo Bastidas y Magdalena Max-Neef.

Elenco: Gloria Munchmeyer, Gabriela Hernández y Gloria Benavides.

Sala: Teatro San Ginés, calle Mallinkrodt Nº 112, Barrio Bellavista, Providencia.

 

 

Crédito de las imágenes utilizadas: Teatro San Ginés.