[Ensayo] «La razón de la oscuridad de la noche»: Edgar Allan Poe en un sitial místico

El profesor estadounidense John Tresch desarrolla un monumental trabajo de investigación con un esquema cronológico que permite acompañar a la misteriosa y elusiva figura del autor norteamericano del siglo XIX desde sus inicios, hasta llegar a su interdisciplinario legado póstumo.

Por Nicolás Poblete Pardo

Publicado el 28.4.2025

La razón de la oscuridad de la noche. Edgar Allan Poe y cómo se forjó la ciencia en Estados Unidos, traducido por Damià Alou, es un fascinante recorrido por los distintos contextos en los cuales habitó el pionero escritor norteamericano.

John Tresch (1972) desarrolla un monumental trabajo de investigación con un esquema cronológico que permite acompañar a la misteriosa y elusiva figura de Poe (1809 – 1849) desde sus inicios, hasta llegar a su legado post mortem; un legado que, como sabemos, sigue influyendo en el imaginario del terror actual, manifiesto en la literatura, el cine y en las artes visuales.

El enfoque, dice Tresch, cuenta la historia de Poe desde una «nueva perspectiva», propuesta en el subtítulo del volumen, y muestra su obra: «como una singular expresión de las tumultuosas ideas y pasiones de su época, completamente ligadas a la aparición de la ciencia moderna».

Y, aunque hoy sus ideas relacionadas con la ciencia parecen haber sido superadas por los descubrimientos científicos, sí es notable que Poe incursionara con tal intuición en los distintos vericuetos que se inmiscuyeron en sus obras, como su pasión por la frenología, la náutica, el mesmerismo.

Tresch también destaca su aportación filosófica de alto alcance a partir de «Eureka», donde Poe ofrece: «una visión alternativa de la ciencia y del cosmos en la que la intuición, la sensibilidad y la imaginación desempeñaban un papel fundamental».

 

Las imprecisas relaciones entre materia y espíritu

Cuando pensamos en Poe surgen imágenes de oscuridad, fantasmagoría y manifestaciones macabras y, una de las interpretaciones que Tresch ofrece, se vincula con los distintos tipos de violencia y opresión que surgen del horror de la esclavitud en aquellos momentos.

Recordemos que recién en 1865, con la decimotercera enmienda a la Constitución, se abole la esclavitud, un primer paso, lejos de cualquier ideal humano.

En el capítulo cinco, Tresch revela que en 1940: «un periodista encontró pruebas en el tribunal de Baltimore de que en 1829 Poe, a los veinte años, actuó de ‘representante de Maria Clemm’ y vendió un esclavo de veintiún años llamado Edwin a un ‘trabajador’ llamado Henry Ridgway, que aparecía en el directorio de la ciudad como ‘persona de color’. El recibo de la venta —de US$40— es testimonio de las inhumanas complicidades de la esclavitud».

Con todo, esta es una de las muchas precauciones que se detectan al arrojar luz a las distintas sombras por las cuales es conocido Poe, y revela complejas preguntas en torno a la distancia histórica y el modo en que los presupuestos éticos han ido encontrando un (des)acomodo en nuestra sociedad.

Documentando cada capítulo con el acontecer social que marca cada época y apuntando críticamente fechas significativas en la historia de Norteamérica y de Europa, Tresch se concentra en otra faceta que permite elevar la figura de Edgar Allan hasta un sitial místico: «Poe sospechaba que las constelaciones que observaba en sus paseos nocturnos contenían pistas del principio de la historia del universo y de las leyes que gobernaban su vida y su muerte».

Poe estaba muy interesado en el fenómeno de la inducción magnética, así como fascinado por el auge de la frenología, que para él «había alcanzado la grandeza de una ciencia», y Tresch produce el ambiente ebullente e intelectualmente estimulante en aquellos años en Filadelfia.

El «mesmerismo» (o magnetismo animal), una nueva ciencia que se comentaba febrilmente en Nueva York, también encandila a Poe.

Aunque mirada con suspicacia por Ralph Waldo Emerson: «los mesmeristas compartían las obsesiones de Poe por los límites de la ciencia empírica y las imprecisas relaciones entre materia y espíritu, observación e imaginación».

 

El cosmos estaba avivado por el pensamiento y la pasión

Uno de los caminos más conmovedores, a la vez que desoladores, es el que sigue Tresch al rastrear los pasos de Poe para alcanzar un verdadero sueño: el de dirigir una revista independiente, proyecto que nunca se habría de concretar.

The Penn, la frustrada revista independiente, Graham’s y Stylus son algunos de los intentos por realizarse en este ámbito. Una última estocada irónica viene con el Broadway Journal, cuyo comité selecciona a Poe como editor y propietario.

Pero la alegría es efímera y aquí Tresch nos comparte un interesante intercambio entre Poe y Walt Whitman: «El sueño de Poe se había hecho realidad. Por fin tenía su propia revista. El triunfo fue amargo y breve. Un joven Walt Whitman conoció a Poe… y lo encontró ‘muy amable y humano, pero apagado, tal vez un poco hastiado'».

Poe luego se quejaría: «Lo he pasado mal… Tengo que hacerlo todo yo: editar la publicación, llevarla a la prensa y atender a los múltiples asuntos aparejados… Los momentos que ahora paso escribiendo estas palabras valen oro».

La razón de la oscuridad de la noche también puede leerse como un largo paseo por escenas históricas de gran impacto, gracias a las que Tresch revela facetas poco conocidas o exploradas, y destaca, asimismo, distintos poemas que van marcando su evolución como visionario artista: «El cuervo», o el enigmático poema en prosa, «Eureka».

Este último, clave en la hipótesis de Tresch: «Con su lógica sinuosa, ‘Eureka’ presentaba una visión alternativa. En lugar de una máquina muerta, el cosmos estaba avivado por el pensamiento y la pasión, se lo podía conocer a través de saltos de intuición y comprensión. Nunca quedaría completamente domesticado a base de análisis, tablas o cuadrículas; en el mejor de los casos se podía seguir y extender por rutas sugeridas por la propia naturaleza».

Sin cargar su lectura de interpretaciones academicistas, Tresch se detiene en el análisis de cuentos ya clásicos, como «El retrato oval», «El gato negro», «El corazón delator», para consolidar su adjetivo de «suspenso morboso».

Y concluye: «La fantasmagoría de Poe ha inspirado a artistas que van de Charles Baudelaire, J. K. Huysmans y Oscar Wilde a René Magritte y John Lennon, que la recibió bajo el título de ‘Lucy in the Sky with Diamonds».

Como pionero y fundador inconsciente de diversas ramas estéticas, Tresch destaca el impacto de Poe en determinados géneros narrativos modernos: «la novela policíaca (Arthur Conan Doyle), la ciencia ficción (Julio Verne) y el terror, sobre todo la variedad extraña y psicológica», en autores tan variados como Stevenson, Lovecraft o Stephen King.

Cuadro: En «La narración de Arthur Gordon Pym», vemos la mezcla del estudio náutico, con los delirios y los límites éticos que nos ponen a prueba en situaciones extremas, como el canibalismo.

 

 

 

 

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Nicolás Poblete Pardo (Santiago, 1971) es periodista, profesor, traductor y doctorado en literatura hispanoamericana (Washington University in St. Louis).

Ha publicado las novelas Dos cuerpos, Réplicas, Nuestros desechos, No me ignores, Cardumen, Si ellos vieran, Concepciones, Sinestesia, Dame pan y llámame perro, Subterfugio, Succión y Corral, además de los volúmenes de cuentos Frivolidades y Espectro familiar, la novela bilingüe En la isla/On the Island, y el conjunto de poemas Atisbos.

Traducciones de sus textos han aparecido en las revistas The Stinging Fly (Irlanda), ANMLY (EE.UU.), Alba (Alemania) y en la editorial Édicije Bozicevic (Croacia).

Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«La razón de la oscuridad de la noche», de John Tresch (Editorial Anagrama, 2024)

 

 

 

Nicolás Poblete Pardo

 

 

Imagen destacada: John Tresch.