A propósito de la película “Más extraño que la ficción”: El simbolismo de nuestros pensamientos

El largometraje del director germano Marc Forster es una obra audiovisual cuya estética artística y literaria es generosa en imágenes y mensajes coherentes, los cuales aparecen enlazados con demasiada sabiduría. De ahí que sea recomendable apreciarla con suma atención a fin de rescatar esos pequeños detalles, ya que son fundamentales para comprender más ampliamente todo lo que se muestra en sus espirituales y profundas secuencias cinematográficas.

Por Jordi Mat Amorós i Navarro

Publicado el 12.4.2018

Este filme cuyo título original es Stranger Than Fiction (2006) está dirigido por el realizador alemán Marc Forster a partir de un guión de Zach Helm. Se trata de una comedia de amor que plantea varias cuestiones trascendentes.

A mi entender es una película redonda con un reparto solvente donde destaca la interpretación de Emma Thompson.  Su guión es genial, muy rico en simbolismos con mensajes coherentes enlazados con sabiduría. De ahí que sea recomendable verla con atención para apreciar sus pequeños detalles ya que son fundamentales para comprender más ampliamente todo lo que se muestra en sus secuencias.

Partiendo de la sinopsis para podernos situar bien en la historia expuesta, se desarrollan los diversos temas que de una forma más o menos explícita se tratan en el filme: ficción y “realidad”, el tiempo, contar números versus contar historias, la inspiración, el niño interior, muerte-renacimiento y tríada cosmogónica.

Una advertencia para aquellas personas que no les gusta saber demasiado antes de ver, quizás sea preferible leer este artículo después de visionar la película dado que se explica detalladamente su argumento.

 

Argumento

La obra trata sobre la vida de Harold Crick (Will Ferell) una persona calculadora, mecánica, rutinaria, monótona, solitaria y gris que trabaja como auditor de impuestos. De repente, empieza a oír una voz femenina que relata lo que hace como si fuera el personaje principal de una obra… sólo la escucha él y no puede comunicarse con ella. Al estar pendiente de la voz, su vida rutinaria empieza a cambiar perdiendo el bus para ir a trabajar.

Harold acude como auditor a inspeccionar un pequeño negocio de pastelería enamorándose de su propietaria Ana Pascal (Maggie Gyllenhaal) una chica muy vital y libre. Su vida cambia aún mas al no poder dejar de pensar en la pastelera. Esperando el autobús para volver a casa su reloj se descontrola y se detiene momentáneamente cuando Ana pasa por la acera de enfrente, como queriéndole avisar de su presencia, pero Harold no se da cuenta. Al poner el reloj en hora, la voz narra que este aparato le lleva a un inevitable destino: su muerte inminente.

Decide consultar a una psiquiatra sin encontrar explicación satisfactoria aunque le aconseja hablar con un experto literario. Contacta con Jules Hilbert (Dustin Hoffman) profesor universitario, para que le ayude a cambiar su destino. Este, al darse cuenta de que la voz narradora quiere decirle a Harold algo que desconoce, se compromete a buscar qué autoras podrían escribir una novela como la vida de Harold teniendo en cuenta su desenlace de muerte. No obstante, el profesor duda de si la obra es una tragedia o una comedia y le dice que anote lo que le va ocurriendo en dos listas según sean situaciones cómicas o trágicas.

El profesor Jules también le hace ver que, ya que va a morir pronto, haga todo lo que le guste. Harold recordará que siempre quiso tocar la guitarra por lo que decide comprarse una. A partir de aquí cada vez se abre más a disfrutar de la vida y se atreve a decirle a Ana que la quiere siendo correspondido por ella.

Posteriormente Harold ve en la televisión una entrevista a la escritora Karen Eiffel (Emma Thompson) y reconoce que es su voz la que oye. Al comentarlo con el profesor Jules, este le dice que en todas las novelas de Karen el protagonista muere.

Vemos a la novelista, quien hace tiempo que no publica, buscando formas de cómo matar al personaje de su obra. Pero se imagina a ella misma como protagonista y en una opción de muerte visualiza a un niño en bicicleta como desencadenante ( ella va conduciendo y le esquiva para no atropellarlo cayendo con su coche al agua desde un puente).

Harold no para hasta lograr contactar con Karen y se confirma que está escribiendo una novela en la que él es el personaje principal. Consigue que Karen le de el manuscrito cuyo final aún no ha mecanografiado, pero no se atreve a leerlo. Se lo entrega al profesor quien lo lee y le comenta a Harold que es la obra maestra de Karen y que no puede cambiarse el final, y por tanto debe morir.

Tras leer él mismo la novela, Harold habla con Karen; le dice que le ha encantado y que acepta morir pero ella se siente cruel por matar siempre a todos sus protagonistas.  Al día siguiente la novelista mecanografiará el final de su obra y él decide pasar su “última” noche con Ana.

A la mañana siguiente cuando espera en la parada del autobús para ir al trabajo, Harold salva de ser atropellado a un niño en bicicleta (el mismo niño que ya había aparecido en el simulacro de Karen en su caída del puente). El chaval cruza frente al bus y Harold al apartarlo acaba recibiendo el impacto.

Karen decide no matar a Harold porque aprecia que merece vivir, así él se salva por su reloj (un fragmento detiene la hemorragia que hubiera sido mortal). La escritora habla con el profesor de su cambio de idea sobre el final de la novela que le hará reescribirla en su totalidad. El profesor Jules le comenta que está bien aunque le gustaba más la anterior versión.

Harold está convaleciente en el hospital, el médico le comunica que va a quedar bien, que ha tenido suerte por lo del fragmento del reloj y que no se lo han extraído por riesgo de hemorragia. Le visita Ana y le trae galletas de azúcar, Harold siente que todo esta bien por fin.

 

El actor Will Ferrell en un fotograma de «Más extraño que la ficción» (2006)

 

Ficción y “realidad”

«Somos historias de historias que narran historias. Estamos narrando la historia que somos, y las historias que aprendemos… Somos seres hechos de palabras, heredamos palabras y dejamos un testimonio de palabras». José Saramago

«Somos sueños de una persona que está soñando y al mismo tiempo esa persona es también un sueño de otro soñador». Jorge Luis Borges

«La ‘realidad’ es simplemente una ilusión, aunque muy persistente». Albert Einstein

La película plantea hasta que punto ficción y “realidad” estan ligadas. Sabemos que muchos escritores se proyectan en sus obras, ya sea de forma consciente o de modo inconsciente. Pero, como apuntan Borges y Einstein, muchos intuimos que esta “realidad” en la que estamos no es más que un sueño… o un conjunto de sueños que nos parecen reales. Muchas civilizaciones antiguas sabían que toda esta “vida” que “vivimos” desde hace tanto tiempo no es plenamente real sino que es una ilusión (maya).

Diversas obras contemporáneas también hablan sobre este espejismo como por ejemplo la saga Matrix, postulando que nuestras “vidas” son sueños dentro de una red de sueños de los cuales no seremos del todo conscientes hasta que despertemos.

De hecho la tecnología ya nos posibilita estando en esta matrix inconsciente, crear y vivir en nuestras matrix lúdicas conscientes adquiriendo múltiples roles y personalidades en escenarios cambiantes… Y la muerte en estas matrix es sólo algo temporal en función de las reglas del juego (dolerá más o menos pero no pasa nada, mueren los personajes o avatares pero no nosotros). Esto se ve claramente en la película de Steven Spielberg sobre los videojuegos Ready Player One (actualmente en cartelera).

Otra cosa es la tendencia muy pesimista actual que hace que tanto en Matrix como en Ready Player One la realidad fuera de maya sea horrorosa… Para mí, es un reflejo de los miedos tan dominantes en nuestra comunidad junto con la falta de confianza en nosotros mismos. Todo ello es normal dadas las características de la maya que “vivimos”, es el “infierno” de la Divina comedia de Dante Alighieri (nótese lo de comedia y no tragedia) donde el mismo autor nos dice que recordemos esta noche porque marca el principio de la eternidad.

 

El Tiempo

El tiempo es coprotagonista de la trama de este filme, el reloj de pulsera de Harold se comporta como un miembro más de su cuerpo que inicialmente lo vincula a su obsesión por pautar su día a día. Él “vive” controlado por el tiempo, todo está planificado, no hay espacio para la novedad. Hasta que al oir la voz de Karen su reloj-miembro empieza a salirse de lo previsto-habitual y se convierte en agente del cambio.

Cuando su reloj se para y Harold pide la hora, se la dan tres minutos adelantada (el tres está asociado al tiempo: pasado-presente-futuro).

Harold está más identificado con en el tiempo presente-actual (se refleja en la decoración moderna de su vivienda) mientras que Ana lo hace fundamentalmente en el pasado-retro (la decoración de su hogar tiene un aire de tiempos pasados) y el futuro-desconocido pertenece a Karen y está abierto a lo que piensa-escribe. En el tiempo de Harold (que es el dominante en la actualidad que “vivimos” todos nosotros) se dan las condiciones que refuerzan el control y el predominio del cálculo propios de su personalidad. Al adelantar la hora de su reloj, Harold está más cerca del tiempo futuro-desconocido donde encontrará las respuestas que empieza a buscar permitíendole recuperar su pasado al salvar al niño en bicicleta (su niño interior).

El reloj de Harold es esférico al igual que la ventana de la pastelería, las ruedas de la bicicleta del niño y la estructura de la cama del hospital. La esfera o el círculo son símbolos del ciclo del devenir del tiempo (en una secuencia vemos a Harold observando a Ana por la ventana de la pastelería e inmediatamente despues se nos muestra un plano de su reloj de pulsera).

Y al final está la imagen del gran reloj blanco tipo big ben que se ve a través de la ventana de la habitación del hospital como reflejo de que el presente es un tiempo retro renovado de paz.

 

Los actores Will Ferrell y Maggie Gyllenhaal en una escena de «Más extraño que la ficción» (2006)

 

Contar números versus contar historias

Nuestro mundo actual está cada vez más dominado por el contar números y la estadística. Sólo tenemos que oír las noticias para darnos cuenta de cómo se priorizan las cantidades y los tantos por ciento… Y eso es precisamente lo que más sabe hacer Harold, quien se nos presenta como una calculadora humana.

Al conocer al profesor Jules que encarna el conocimento (la información), Harold entra en el mundo del contar historias.

Si tiramos atrás en el tiempo como nos propone la película, contamos menos números y recuperamos el contar más historias. El contar números es frío, distante, masculino-racional y tiende a la aceleración mientras que el contar relatos es cálido, cercano, femenino-intuitivo y nos relaja.

 

La inspiración

Karen no encuentra el final para su novela, aplica métodos conocidos sin resultados satisfactorios. De repente en un momento en el que ella no está trabajando en cómo matar a su protagonista, ocurre algo fortuito que le inspira el final deseado. La película nos muestra como la inspiración es la fuente de todo lo verdaderamente original y único. Cuando surge todo es fácil, sólo hay que estar atento y dejarse llevar por ella. La inspiración no se puede forzar, aparece espontáneamente en el momento adecuado.

A menudo conectamos con la inspiración cerrando los ojos, Harold así lo hace cuando toca la guitarra en casa de Ana.

Podemos preguntarnos qué-quién hay tras la inspiración… y respondernos que es-somos-son el autor-autores de nuestra historia-conjunto de historias.

 

El niño interior

Todos somos niños, tengamos la edad que tengamos. En la película el niño que somos aun siendo adultos (el niño interior) se visualiza mediante el niño en bicicleta que aparece en los accidentes-muerte tanto de Harold como de Karen.

Harold por su forma de “vivir” está muy desconectado de su niño interior. Cuando habla con su único amigo y le comenta que haría él si supiera que va a morir pronto este le responde que ir a un space camp como cuando era niño, Harold se sorprende y le contesta que es demasiado grande para ir a un sitio así. Y cuando Ana después de un dia difícil le ofrece galletas con leche, Harold las rechaza y ella tiene que insistir para que al final se las tome.

La transformación que se está produciendo en Harold le lleva a recuperar a su niño, así toca la guitarra, va al cine, toma palomitas…

También se produce el cambio en Karen a partir del momento en que se da cuenta de que Harold es real. Karen alberga una niña herida con sed de muerte y de venganza que al tomar conciencia de su instinto proyectado en sus novelas llora y se conmueve.

 

Muerte-Renacimiento

Comunmente transitamos por la vida dormidos-anestesiados sin percatamos de muchas cosas ni ser capaces de entender lo que en realidad nos ocurre y ocurre a nuestro alrededor. Así luchamos contra todo y todos creando enemigos allí donde no somos capaces de comprender. Esto nos ocurre tanto a nivel personal como social. En el ambiente de miedo generalizado de nuestra matrix global, la presencia de lo diferente y de lo desconocido nos impulsa a dominar, vencer-convencer, devorar, destruir, matar…

En la película cuando Harold se encuentra en su casa haciendo una jornada de descanso viendo la televisión, todos los programas muestran lucha y muerte. Hasta que una grua abre un boquete en su vivienda y se “traga” el televisor como señal de la necesidad de dejar de estar anestesiado para poder vivir de otra manera.

Además al destruirse la pared Harold abandona su vivienda y se va a vivir con su amigo, es decir sale de su mundo aislado y se abre más a relacionarse.

Estamos en el proceso de muerte-renacimiento psicológico de Harold iniciado por la toma de conciencia de su realidad gris gracias a la ayuda de la voz narradora y de su miembro-reloj, que se convierte en el pepito grillo de Pinocho pero invertido, impulsándolo a vivir su vida. Y el ingrediente fundamental para que el proceso avance y culmine es su amor a Ana.

Ana es amor-Eros frente a la desconexión vital de Harold. Ella es espontánea, tiene sus propias ideas y actua consecuentemente (no da sus impuestos para la defensa militar), se relaciona con la gente, trabaja en lo que le gusta, en definitiva: vive con satisfacción su vida.

Mientras que la vivienda de Harold (y también la de Karen) es totalmente neutra sin decoración vital ni propia; la de Ana está llena de vida y colorido, es un hogar que invita a estar y disfrutar. Y su pastelería también es cálida, incluso la puerta simbólicamente es roja de fuego. Además hornea galletas y pasteles con amor, alegría y pasión. Es Eros cuando se chupa el dedo después de preparar un pastel y al ofrecer las galletas con leche a Harold (le tienta-seduce y él siente el placer de degustarlas) Ana es el fuego de Eros que Harold necesitaba para deshacer su hielo.

Conforme Eros crece en Harold este cambia dejándose llevar y viviendo su vida. Ya no calcula, disfruta de su vida y viste más a su gusto abandonando la corbata y el traje (uniformización-anulación de las diferencias), incluso lo vemos con un jersey rojo fuego.

Harold pasa de observar a Ana dentro del círculo del devenir (la ventana de la pastelería) a estar finalmente con ella en el círculo (la estructura circular de la cama hospitalaria). Nótese que el centro del círculo es inmóvil mientras que el exterior gira, es decir ellos han logrado la paz.

Otro simbolismo relacionado con el renacimiento es que la puerta de la pastelería es ovalada: la vida latente que está por nacer, la potencialidad, el huevo de Pascua-Cósmico.

En otro orden de cosas, el autobús conducido por una mujer de color es también protagonista en la película. Simbólicamente el autobús es el curso de la vida y la conductora negra representa la rica parte relegada a la oscuridad por Harold. En el bus se encuentran “casualmente” Harold y Ana en su proceso de flirteo-conocimiento donde la pastelera es empujada por un frenazo a sentarse junto a Harold y vemos que él está situado en un lugar inestable-móvil mientras que ella está en un lugar seguro-fijo. Del mismo modo es allí donde Harold lee la novela (cuyo final ha escrito Karen también en el bus). Y es este vehículo el que le atropella dándole el último toque para su muerte-renacimiento.

Harold es el héroe de la historia que es redimido y redime gracias a las mujeres-lo femenino. Karen se da cuenta de su condición como tal al ver que Harold está dispuesto a morir voluntariamente aún sabiendo que podría detener la tragedia y por eso la autora decide que merece vivir. Ana percibe su potencial escondido tras la máscara insípida desde el primer momento que lo ve y lo seduce, así ella se convierte en el motor de transformación a la vida plena.

Pero la historia que nos cuenta el film es asimismo la de la muerte-renacimiento de Karen. La novelista tiende también al aislamiento y “vive” atormentada. A través de sus obras proyecta su propio deseo de muerte, ella entiende que es la muerte sin más la que nos conduce a la libertad y a la paz (lo describe así cuando habla de los suicidas que se tiran desde los edificios y mueren plácidamente al contacto con el aire antes de impactar) Todo empieza a cambiar cuando aparece una asistenta enviada por su editorial para ayudarla a desbloquearse. Esta mujer es de color (símbolizando aquello que la novelista no ve o no quiere ver) y le comenta que nunca piensa en morir ni lo desea. La asistenta habla con Karen a cerca de su adicción al tabaco diciéndole que dejarlo podría salvar su vida y la novelista responde que no está en el negocio de salvar vidas sino todo lo contrario. Así como Ana encarna Eros, Karen es su opuesto Tanatos en eterna danza-alianza por lograr la paz verdadera.

No obstante a partir del momento en que se da cuenta de que Harold es real también se produce el cambio en Karen. El teléfono es el medio para sincronizar ficción y realidad, suena cuando ella escribe que va a sonar y lo responde al tercer timbre (una nueva alusión al papel determinante del tiempo en el proceso) Así Harold y Karen hablan, y al verse en su estudio ella le entrega el manuscrito gracias a la mediación de su asistenta. Él lo lee y le dice a Karen que acepta morir. La novelista llora y se conmueve al tomar conciencia de su deseo de matar a todos sus personajes que son sus álter ego, por lo que decide no hacerlo con Harold. Ella se siente cruel matando siempre a sus protagonistas aún que estos no se lo “merezcan”.

Y al decidir que Harold viva, ella también renace. Karen abandona su identificación con Tanatos y se entrega a Eros reconociéndolo como el salvador de vidas que necesitaba.

 

Los actores Dustin Hoffman y Will Ferrell en «Más extraño que la ficción» (2006)

 

Tríada cosmogónica

Se ha comentado la asociación del tres con el tiempo que es protagonista esencial en la película. También las tríadas están relacionadas con muchas cosmogonías. Así son tres los aspectos de la divinidad cristiana: el padre, el hijo y el espíritu. Entiendo que Karen encarna al padre, Harold al hijo y Ana al espíritu. La diferencia está en que aquí el espíritu se nos muestra no tan “santo” como en el catolicismo donde tiene un sentido estricto y limitador ligado al concepto de que el goce mundano es pecado.

Al final de la trama se fusionan los tres aspectos en una paz vital que renueva la realidad para todos.

 

Conclusión

La película nos muestra el valor de lo aparentemente pequeño y que todo es posible si nos atrevemos a hacerle caso, al final la voz narradora nos dice: “A veces cuando nos perdemos en el miedo y la desesperación, en  la rutina y la constancia, en la tragedia y la desesperanza, podemos agradecer las galletas de azúcar. Y afortunadamente cuando no hay galletas, podemos encontrar la calma en una mano familiar en nuestra piel, o un gesto afectuoso, o un ánimo sutil, o un abrazo cariñoso, o un ofrecimiento de consuelo. Además de los secretos en voz baja, la guitarra, y tal vez la ocasional obra de ficción. Y debemos recordar que todas estas cosas, los matices, las anomalías, las sutilezas, que asumimos que sólo son accesorias en nuestras vidas de hecho están aquí por una causa más grande y más noble: están aquí para salvar nuestras vidas. Se que la idea parece extraña pero resulta ser verdad”.

En esta tierra a menudo rara en que “vivimos” siempre estamos a tiempo de prestar atención a lo que nos ocurre y decidir vencer el miedo a despertar del letargo. Recibimos constantemente ayudas que son normalmente consideradas como pegas cuando en realidad son oportunidades para la toma de conciencia y el inicio de la necesaria transformación. La tragedia puede transformarse en cualquier momento a comedia con final feliz.

 

Tráiler:

 

Jordi Mat Amorós i Navarro es pedagogo terapeuta por la Universitat de Barcelona, zahorí y poeta.

Agradezco a Sergio Inestrosa la invitación para escribir este artículo y sus citas a José Saramago y Jorge Luis Borges que he reproducido aquí. También a mi mujer Paula por sus aportaciones (en especial en lo referente al proceso de catarsis de Karen).

 

Bibliografía

Diccionario de símbolos y temas misteriosos de Federico González Frías, Editorial Libros del Innombrable, aquí en versión web.