Álvaro Bley, autor de «Todavía cruzado»: «No me gustan los cuicos, entonces, ¿por qué me enchufan esas características si cuando voy a la galería me encuentro con una cosa totalmente distinta?»

Sin pedirle disculpas al eterno Jorge Luis Borges, el fútbol es mucho más que veintidós hombres corriendo detrás de un balón: el deporte Rey es sociedad, religión, política, economía, historia, geografía y una de las mayores identificaciones emocionales desde la cual millones de seres humanos construyen su sentido de pertenencia. Pase y lea -este diálogo puramente existencialista- entre dos sociólogos que además son escritores.

Por Joaquín Escobar

Publicado el 3.2.2019

Libros de fútbol hay muchos, y por lo general, están cargados de una poética de la exageración que resulta falsa. Es difícil encontrar narraciones creativas, que apunten más allá de los insufribles lugares comunes de este deporte, por lo mismo, hay que aplaudir -y a rabiar- Todavía cruzado (Planeta, 2019) del sociólogo y escritor Álvaro Bley.

El texto -a medio camino entre el cuento y la crónica- propone una defensa de la UC de todos los prejuicios que existen en contra de ella. Bley responde con argumentos sólidos, todos -y cada uno- de los motes creados, erigiéndose el libro como un escrito sociológico en donde las críticas a la construcción mediática de ídolos y de clubes resulta interesante y necesaria.

Soy hincha de la UC, y pese a que disfruté el libro como un cruzado más, es injusto recomendar su lectura a solo hinchas de la franja. El texto posee la capacidad de abrirse, de proponer lugares e interpretaciones para observar el fútbol chileno desde una óptica político-social.

De los últimos cinco campeonatos, Católica ganó tres. Después de varias finales perdidas, pudo encontrar los caminos extraviados. Salud por la UC: el pueblo cruzado sigue festejando.

 

Todavía cruzado se posiciona como un libro distinto a otros textos de fútbol de la región. No hay -en palabras de Juan Cristóbal Guarello- una épica forzada, no se intenta llevar a palabras una experiencia meramente emocional, más bien, se trabaja la idea de la UC como un complemento a la vida del narrador, como si a partir del club se pudiera entender y explorar en una existencia. ¿Cómo surge esta idea?

-Es que la relación que uno tiene con el equipo del que se es hincha es muy personal, tiene mucho que ver con la historia de vida de cada uno: hay gente de regiones que lo vive de una manera, hay otros que toda su familia es del mismo equipo, otros que nunca han jugado a la pelota pero son muy hinchas, y así. Y viendo la mía personal, en el proceso de reflexión de mi propia existencia, me di cuenta que habían ciertas incongruencias en mi hinchismo que me gustó rescatar, porque a partir de esas incongruencias pude hacer un relato que podía conectar con una generación que ha visto la caída de las instituciones, la caída los ídolos, la caída de los partidos. Quería hacer el ejercicio reflexivo de cómo las personas vamos construyendo nuestra identidad en este contexto.

 

-Es interesante la teoría del erosperismo (basada en Eros Pérez, lateral izquierdo de Católica campeón el 2005, el cual – a la manera de un reloj- cumplía una función de regularidad carente de espectacularidades). ¿Por qué este jugador en específico? Habiendo, en la historia de la UC, tantos con características similares, por ejemplo: Germán Voboril.

-Eros Pérez por dos circunstancias: primero, porque su imagen física también representa el orden, el acato: siempre bien peinado, afeitado al ras, con la camiseta dentro del pantalón, y una piel limpia, sin tatuajes. Segundo, porque estuvo harto tiempo en la UC, creo que unos 3 o 4 años. Y además tuvo momentos más recordables que otros que pasaron en ese puesto, como Voboril o Sebastián Miranda. Siento que en los hinchas de la Cato hay mas consciencia de Eros Pérez que de otros jugadores parecidos, entonces pensé que así era más fácil conectar con el lector.

 

-Católica es un equipo con estigmas muchas veces injustos y construidos por la prensa. El ser cuicos, fachos, conservadores, pechos fríos, segundones, etcétera. En Todavía cruzado, se combaten todas estas construcciones. ¿Es un libro que nace, entre otras cosas, desde la rabia?

-No lo había pensado como rabia, puede ser igual. Lo pienso más desde la frustración de que digan que tu equipo tiene todas esas características que a ti no te gustan, que no te representan. No me gustan los cuicos, no me gustan los fachos, no me gustan los conservadores, entonces, ¿por qué me enchufan esas características si cuando voy a la galería me encuentro con una cosa totalmente distinta? El libro también tiene un poco esa idea: comparar lo que dicen con lo que de verdad es. ¿Calza, no calza? Ahí se va viendo.

 

Todavía cruzado tiene una arquitectura sociológica. Hay explicaciones sociales sobre el impacto de la televisión en la sociedad, la construcción mediática de un ídolo o la forma en que los medios de comunicación construyen a ciertos clubes. Más allá de que eres sociólogo, ¿por qué abordar a Católica -y el fútbol- desde este lugar?

-Toco harto el tema de los medios porque el fútbol profesional hoy es una institución mediatizada. Si no vas al estadio, los partidos se ven por la tele o se escuchan por la radio. Yo leo noticias sobre Católica en portales de prensa todos los días. Entonces inevitablemente hay una construcción mediatizada de lo que está pasando, desde las noticias que se eligen para comentar hasta la posición de la cámara, de cómo está construido el show televisivo del fútbol. Todo lo futbolístico está mediatizado; los medios hoy son protagonistas en el fútbol. Por lo mismo se me hizo muy natural incluirlos en el libro, son parte importante del imaginiario futbolístico. Y si hay problemas en el fútbol actual (violencia, machismo, desarraigo de base social), ellos también son parte de esos problemas.

 

-Por lo general quienes escriben sobre fútbol son los periodistas. Desde mi perspectiva, lo llenan de lugares comunes y frases hechas, siendo incapaces de impregnarle otra mirada a este deporte. ¿Te parece que es necesario abrir el lugar de enunciación? ¿Hay que disputarle a los periodistas estos espacios?

-Si, de todas maneras. Porque además los medios siguen haciéndonos creer que ellos están moralmente por sobre todos los demás actores. Que los futbolistas son de una manera, que los hinchas son de otra y que ellos tienen la objetividad suficiente para leer el fútbol como corresponde. En ese sentido, creo que faltan libros de fútbol que se escriban desde la literatura, que muestren otra mirada. Los periodistas cubren a los equipos, relatan los partidos, hablan dos horas al almuerzo todos los días en la radio, ¿y además te escriben los libros de fútbol? Los hinchas tenemos mucho más espacio de acción que solo ser espectadores en el estadio los fines de semana.

 

-Escribir de una pasión siempre es difícil. Hay que distanciarse de los sentimientos para poder construir. ¿Cómo se dio este proceso?

-Fue largo. Y creo que esa característica es importante, porque así el libro permite la reflexión y abrir un panorama más amplio de lo que significa la Católica. Si lo escribía solo después de una derrota dolorosa iba a quedar falso, porque la Católica también es triunfo, también es llegar a instancias decisivas en torneos continentales. No es puro sufrir como a veces se piensa. Desde que soy hincha de la Católica, por ejemplo, nunca he visto al equipo pelear por el descenso. Pero sí lo he visto tomar penosas decisiones administrativas, como vender Santa Rosa y negarse a tener una sede social en otro lugar mucho más conectado a la ciudad. La Católica tiene esas dualidades que me interesaba mucho rescatar y el tiempo me permitió abordar la mayor cantidad posible.

 

-¿Tuviste alguna rutina de lectura o escritura para escribir Todavía cruzado? Viste videos, revisaste revistas, desempolvaste archivos.

-Si, pero no fue rutinario y tampoco tan meditado. Desde el 2015 hasta el 2017 estuve colaborando en Frecuencia Cruzada, que es un medio –página web, redes sociales y radio online– dedicado 100% a la Católica. Es puro amor al equipo. Y para generar contenido, un par de veces fui a la biblioteca de la PUC, para buscar cartas, actas del club deportivo, ver cómo fue el proceso del Estadio Independencia. En ese contexto entrevistamos a Tito Fouilloux, también a un hincha que vio el campeonato del 49’, a un administrador de una escuela de fútbol de la Católica, que funcionan independientes del club. Siento que hay un poquito de todos ellos en el libro, aunque a veces no se note.

 

-¿Cómo viviste el último campeonato? Desde la primera hasta la última fecha punteros en una campaña indiscutible.

-Al principio con escepticismo, porque veníamos de la intensidad de Mario Salas y pasamos a la pasividad de Beñat. Estábamos punteros pero el equipo esperaba mucho, se echaba atrás con facilidad y se veía superado por rivales débiles. Creo que la diferencia se marcó con el partido contra Colo-Colo en San Carlos: fuimos superiores, con orden e intensidad, en un partido clásico y clave por la cercanía que tenían los perseguidores. Eso dio confianza para ganarle a la Universidad de Concepción, sacar el empate en Antofagasta y ganarle a O’Higgins. Siento que este campeonato va a ser especial para la Cato: es la primera vez que yo recuerde que salimos campeones sin brillar, sin ser evidentemente mejores al resto. Un campeonato de equipo grande, de ganar sin gustar.

 

-¿Por qué los hinchas de Católica deberían leer Todavía cruzado?

Me gustaría que lo leyeran no solo los hinchas de la Católica. Si bien el libro se trata de cómo un equipo de fútbol va marcando la historia de vida de una persona, en ese contexto voy tocando otros temas: la religión, los fanatismos, la identidad, el conservadurismo de la élite chilena, las obsesiones, el rol de los medios de comunicación e incluso la Dictadura. El espectro de temas y también de formas –a veces escritura tipo ensayo, otras más narrativa, a veces más reflexivas y otras más delirantes– hacen que el libro no solo se trate de la Católica, sino de todas las variantes y actores que la rodean.

 

-Algunas palabras para Gustavo Quinteros y otras para Beñat San José.

-A Quinteros le preguntaría más cosas que las que le diría. Por ejemplo: ¿por qué vino a Católica? ¿Cómo es dirigir a una selección? ¿Cuán difíciles son de llevar los jugadores? ¿Cuánto cree que influye un entrenador en el juego de un equipo? ¿Cómo veía a la UC antes de llegar? ¿El fútbol chileno es tan malo como creemos? ¿El fútbol boliviano es tan desordenado como creemos? ¿Qué piensa de la estructura de Sociedades Anónimas como administración de los clubes deportivos? ¿Cree en la vocación social de los clubes deportivos? Y uf, así podríamos seguir.

Creo que a Beñat no le diría nada. Nunca me pareció una persona muy interesante como para conversar.

 

Joaquín Escobar (1986). Escritor, sociólogo y magíster en literatura latinoamericana. Reseñista del diario La Estrella de Valparaíso y de diversos medios digitales, es también autor del libro de cuentos Se vende humo (Narrativa Punto Aparte, 2017). Asimismo es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

Álvaro Bley Banda (1990) estudió sociología en la Pontificia Universidad Católica de Chile. El 2015 publicó el libro Discursos desde la juventud contemporánea. El 2016 participó de la antología 7 veces Lucero y desde ese año también milita en el colectivo de hinchas Alta la Frente UC. Es miembro honorario de La Secta.

 

 

Álvaro Bley con su libro «Todavía cruzado»

 

 

Joaquín Escobar Cataldo

 

 

Crédito de la imagen destacada: T13 (http://www.t13.cl/).