Aniversario de «Cine y Literatura»: El regalo de la emperatriz Carmen Berenguer

Si nuestro medio se arrima alegre a su tercer cumpleaños, quizás la mayor voz poética femenina del Chile actual, una artista transgresora y una mujer valiente y generosa con su pueblo, antes que cualquier otra consideración (una «bacana» de verdad y sin imposturas, en suma), se hace presente en estos festejos con un fuerte abrazo de su parte y con tres creaciones inéditas suyas, mientras compite por el Premio Nacional de Literatura 2020, y aprovecha de reanudar sus intervenciones creativas, como las que desplegó hoy —a través de la web— en un evento organizado por la Facultad de Humanidades y de Filosofía de la Casa de Bello. [Nota de la Redacción]

Por Carmen Berenguer

Publicado el 14.8.2020

 

Covid 2019

Y esto no es todo

De solo pensar que este virus

Me ha convertido en asesina

Ya que sueño con capturarlo

Paso días de sol achicharrada

Tomo litros de jugo de limón

Bicarbonato para alcalinizarme

Me sirve además para el brote de algún tumor

Y si logro matarlo antes que llegue al pulmón

Pase de largo a los jugos gástricos del estómago

Y fatídicamente muera en mi propio cuerpo

Nadie podría juzgarme porque la quimioterapia

Me borró las huellas.

Sería el fin del corona saurio.

Y no es todo

Si hubiera reaccionado a tiempo

Con el deseo de sacarlo de la casa

del vecindario del país

Todo hubiera sido mas llevadero

Que este tormento de lavarme las manos todo el día

El suplicio de cambiarme la ropa a cada rato a cada instante

El calvario de sacarme los zapatos cada vez que entro a la casa

La afixia que siento al taparme la boca y los ojos

El terror que me vengan a buscar en una camilla

Y eso no es todo

La pesadilla de haber perdido la batalla frente a este asesino

El infinito dolor que siento por ser vieja

y morir sin nombre sin amigos sin nadie

Y eso no es todo

Sin duda que aplaudirían

por su eficacia en el laboratorio de Bioterrorismo

En donde se han servido de todos los avances

De las nuevas nanotecnologías

Como pegar borrar y modificar virus DNA  RNA

Y ponerle antenas para matar viejos

Y todo lo que estorbe en este futuro actual  en el mundo de la  robotomía.

Y eso no es todo

Los que pensamos en el futuro llegó antes del fin de este escenario

Como lo conocemos que es hoy y mañana

Cuando nos asomemos al balcón de nuestros guetos verticales

Saludando el sol  y  el jabón que mató a este pequeño virus Satánico

Sonreiremos y saldremos felices abrazándonos

Ya que lo que soñamos despiertos encerrados en nuestras madrigueras

De hacer pan casero y huertas en nuestros balcones

Estaremos cansados con hambre y sin trabajo

Y mas endeudados aún porque firmamos desesperados

Papeles para continuar viviendo

Que hasta los animales perdieron el rumbo y salieron a buscarnos porque pensaron Que ya no estábamos aquí

Cuando salgamos mañana en puntillas

abracémonos en silencio para no asustarlos.

Y eso no es todo.

 

 

Plaza de la Dignidad

La plaza de la dignidad fue nuestro sueño

Imaginado en aquellos días dignos ganados a puro martirio

desangrándonos en esta plaza escuchando tus letras Víctor Jara

la hicimos sentida y abrazada coreando el 18 de octubre del año 2018

día jueves del estallido a las 8 de la mañana

y que no se nos olvide

escuchando tus ecos

tus risas

tu llanto

esos coros

cantando canciones de nuestro memorial inolvidable

siguen y pertinentes resonando como si la plaza fuera tuya

de nosotros fuera mía

en mis oídos tus vibraciones sutiles

a veces pasos

a veces gritos

corriendo llegaron a estas calles

donde nacimos oliendo sudores idos

el olor de la camisa del padre desaparecido

la madre refugiada en su falda

guardada en la lucha de antaño

retomando el sentido denostado que estuvo en estas calles

ese olor inconfundible que no perdimos

ni en el  girón de esta esquina

ni en todas las plazas con banderas oteando su orgullo de trapo tricolor

en los colores de mi infancia

Ágora emblemática en el estallidos en el año 1949

con harapos malditos de una marcha callejera

creamos sus vórtices en los rincones de la urbe

centro de concentraciones

taconeando en los balcones de mi cuadra

“Y quién lo mató y quien lo vengará’’

resonaba sola la huella de ese grito en la marcha por el salario

Se nos hizo costumbre salir a pelear por las chauchas

atisbando ráfagas

palos

y perdigones

Vocería aguda cuando salimos en 1957

porque subieron la micro en la batalla de Santiago

cuando cumplí los quince años

y los canallas en la sombra dieron la orden de matar

rasgando las cuerdas en la voz de Violeta Parra

‘me gustan los estudiantes’

Esta plaza la planeamos con argumentos

la chillamos en todas las plazas de Chile

y la siento tan mía desde el día que tomamos la calle

hasta botar la tiranía

En esta misma plaza nos mordimos la amargura el 11 de septiembre de 1973

día  que nos robaron el sueño de abrir las alamedas

y como en una novela negra masticamos su polvo y su dolor agrio en el pecho

Esta Ágora chilla de ira y rebeldía de esquina a esquina su vocería

Esta plaza la creamos a punta de sacarle al lápiz

raspando las páginas de la historia

en tinta roja de sangre de mi rio

río de callampas visibles en el territorio

impresos brotes siniestros desde la pampa

rio de cadáveres pasan

desde las cumbres hasta los acantilados

Este rio de sangre nos otea desde las piedras hasta el mar

Un día sin darme cuenta unos pasos nuevos

se oían por calles aledañas

una canción nueva coreando sus laderas

era el estallido!

Y se llenó de fuego mi corazón triste

antorchas ardientes vinieron del horizonte

a encender la mecha las voces del sur

a prender el fuego en las barricadas

Nunca el cielo fue más rojo en el aire

por los aires

otro tiempo prefiguraba el entorno

coreando como huracán de voces

Se llenó  la plaza en esta síntesis del horror vivido

sus paraderos en las cuadraturas de sus calles horizontales

donde pisamos muertos bajo sus escombros

se escribió a paletadas con colores risueños los muros de la ciudad

cada día al cementerio patio 29 en donde tú estabas

sintiendo esta nueva asonada callejera

como ecos del pasado

sin claudicar rayando lágrimas en las paredes de los muros

la sombra de tu madre

arrastrando los pies cansados de ir a los tribunales

con una foto bajo su cuello

La tía Elsa

la encontré en los jardines del antiguo Congreso

en una movilización por el salario en el siglo pasado

joven en aquel encuentro

es que nadie sabe de qué manojo de viejas vengo

cuando me lavaban el poto en las acequias

tía Elsa huérfana y proletaria siempre alegre

nos abrazamos rodeadas de trabajadoras

a temprana edad se educo en la Casa Nacional del Niño

donde yo nací

aprendió el oficio de hacer sandalias de cuero

No olvidaré esa imagen

porque desde ese importante momento la volví ver

en cada marcha de mi vida

los días viernes como siempre

dignamente hacia la caminata final

tantas veces hasta la llegada de los nietos

para recuperar el habla

de nuestra memoria humillada tan injusta

esta historia ha sido trasmitida palabra a palabra

 

Y se encendió la mecha.

 

 

Vejez

De qué manera siento en este instante

en que se ha desatado una pandemia

y me obliga a pensar que hoy podría morir

y el tiempo se nos acorta

 

Descifra los sentimientos que expresan los dolores

estado interior de mis dolencias

que los aumenta en estado de vejez

que siente y escucha

como son los huesos que crujen

en el desgaste de uso

 

Así los explico

cuando se me hincha el brazo derecho me digo

no me duelas

no  ves que escribo con él

déjame que lo soporte al menos

nos hace el recuento

del tiempo vivido

 

No quiero que me inhabilites

culpando a la neuropatía

es la yapa de la enfermedad del siglo

de todas formas son dolores con aguante de yerbas

de tiempos imperecederos

en males intensos

 

Déjame pensar en lo que viene

cómo están mis piernas

déjame caminar

hasta donde me lleves

digo son del alma

y son tristes y quiero pensar que este cuerpo

ha tenido su caminata febril

como para despojarme de ella en forma repentina

 

Así de taciturna rebelión

olvido que tengo los tobillos rotos

volando un día al son de trampas y desatinos

 

No es acaso mi pelo quien

expresaba con fuerza

este instante de dura pertinencia

este espejo de la noche

sin cerrar los ojos todavía

se muestra sempiterno el nuevo rostro del infierno

 

Aunque ha llegado de forma inusitada

no esperaba este mundo de encierro

siendo ajena a esta pandemia

hay montones en todos los rincones

eco multitudinario de terror en un amanecer temprano

en este silencio mundano se ha acurrucado la fauna

 

Y de qué se trata esto que no me había dado cuenta

de los años que compartimos en cafecitos

o en el mate de leche de infancia

cosas amontonadas se me vienen desnudas

 

Necesito  revisión atolondrada de noches insensatas

que según las lluvias anegan el ayer

lo que en la pasión brotaron mojadas en esta tierra común

la vida es sagrada Dionisio!

 

En tiempos cordilleranos cuando la respiración agitada

en la tos el eucaliptus

en las inhalaciones tortuosas al vapor de su aroma

en las orillas del río

 

Irrumpe prematuro este silencio de noche en la cuarentena

fijada por la razón de costumbres presentes

enraizado en la lentitud del fuego pausado

en ese retorno hecho de costumbres

 

No tiene razón la prohibición el confinamiento

de súbito aquí están las silabas fogosas

como rosa seca en las páginas de anoche

un aroma no hablado

un reencuentro de palabras y cosas de súbito olvidadas

por el artificio de la prisa

Y es que ha llegado la calma de la edad en tiempos virulentos

 

Pero eso no es todo

es azaroso contar las letras

cómo vivo este momento sin pasar por alto

la revuelta juvenil y lo que dejó en mi cuerpo

un desatino de ira infinita que me hizo añicos

el único sentido de la existencia y el olvido de ella

cuando se bajaron todas las defensas

fui presa de la incertidumbre

 

En ese trance

pensé los días vividos

cuando se cayó todo el valor del sistema del mundo.

el que fugazmente conocimos un día

 

Y todavía queda más en los estragos del tiempo

como si el primero no me hubiera devastado

en el segundo me deja sin voz

el torbellino de inhalaciones

tormento de exhalaciones ese aire inaudito

 

Donde se aprovechan las palabras del canto

afónica yo que fui salvaje

aprendí a decir lo máximo en su medida

los sentidos del alma

y los de la vida semejantes

 

Que verde el mar que azul la tierra qué infinita la llanura

En este innoble paraíso

 

ARRIMOS DE RESENTIMIENTO

 

Y que entonces la vida fue en saltos y caídas

inviernos fríos atisbando en las rendijas

dulces y agrias

como la vida decía mi madre en esa lucidez

paciencia que me fue mezquina

hasta el esplendor del brote

renacimientos de la pradera y rincones verdes

retamas amarillas y cardenales rojos

 

Renovado  ese candor del espejismo

hasta borrar la rabia del frío

y la falta en los aguaceros de la pobreza

las goteras que irrumpían nuestros sueños

en esas noches de temporales de semanas

infinitos del invierno de la vida en el sur del mundo

ese retorno del ciclo sintiendo tan cerca a los ratones y los gatos

esa lucha que se daba en los tejados de la casa

 

Y se fue ese instante de vida triste

y cierta en armonía con la existencia y con las plegarias de las mujeres

rezos en todo el país por las faltas y la culpas

se nos otorgó ese sitio de resistencia

olvidaba ese llanto arrimo de resentimientos

los suspiros del amor perdido

esa emocionalidad gravitante en ese esfuerzo

del vivir de ayer

 

Veo en ese paréntesis a tres mujeres

mi madre

mi tía abuela

la tía Elsa la proletaria

solas

en una mesa al llegar la noche

tomando café de higo con azúcar de chancaca

y unas tortillas de rescoldo del brasero

un mate de leche para la chiquilla del ramillete

iluminadas por velas

 

Reviso las escenas de esta serie

en esta pandemia de rumores de lo que será

cuando termine se formará una grieta con el ayer

todas las guerras los tormentos inhumanos

los empellones atropellos

 

Tendré que seguir atormentada por la enfermedad de la vecina

o me acuesto en silencio y me olvido que es hoy

y temprano al alba sin pegar pestaña recuerde el día

en la costumbre necesaria esperando la tarde como la mejor hora

escribir el epitafio quien sin respirar no pudo decirnos más

 

No logro pensar desesperada corrí todas las cortinas de la casa

Y sin mirar la oscuridad de la noche

nos es otro el mundo nuevo que vamos a vivir

como si me cambiara de barrio y me fuera a otro país

y comienzo de algo que no he vivido

mi viejo escritorio cambiara de forma

 

Y no viera cerrara los ojos abriera la puerta y nadie mas llegara

 

Y en que veredas abrí los ojos y que paraderos fueron de indigna espera

En qué salas retomé el camino de inciertos otoños

Que no puedo erguirme todavía del piojo y el sarampión

Tratados con agua bendita del cura de la iglesia de barrio

 

Que a la larga caminata de preludios enfermizos conté en el día

Sus rastros en mis ojeras infantiles oscuras como tu sombra

Cuidándome día y noche a ver si salía del asombro frotando

la espalda y en el pecho.

 

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***

Carmen Berenguer (Santiago, 1946) es una poeta, cronista y artista visual chilena. Figura prominente de la poesía nacional desde la década de 1980 fue galardonada con el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2008.

 

Carmen Berenguer

 

 

Imagen destacada: La emperatriz Carmen Berenguer en acción durante la década de 1980.