Cinta nacional «Il Siciliano»: La nostalgia por la noche más obscura

El documental protagonizado por Juan Carlos Avatte se estrena en salas Miradoc de Arica a Punta Arenas el próximo jueves 5 de julio. Dirigido por Carolina Adriazola, José Luis Sepúlveda y Claudio Pizarro, se basa en la historia del mítico fabricante de pelucas chileno y retrata con él la bohemia nocturna de una ciudad capital ya desparecida.

Por Cine y Literatura

Publicado el 27.6.2018

Juan Carlos Avatte, viejo inmigrante italiano, dueño de una tienda de pelucas, es el centro de atención de Il Siciliano, documental co-dirigido por Carolina Adriazola, José Luis Sepúlveda y Claudio Pizarro, los dos primeros conocidos también por películas como El pejesapo, Mitómana y Crónica de un comité.

A través de una cámara inquieta e íntima, vemos cómo el empresario realiza fiestas interminables animadas por una banda sonora de dobles para demostrar que aún se mantiene vigente desde su apogeo en la dictadura. El tránsito entre este vértigo y la soledad posterior de su protagonista es la inspiración para retratar un mundo con doble faz. Un relato que desnuda al verdadero hombre que se esconde detrás del personaje público fiestero.

Ganadora del premio al Mejor Largometraje Nacional en el Festival Internacional de Cine de Chiloé, Il Siciliano se estrenará comercialmente el jueves 5 de julio como parte de Miradoc, programa dedicado a difundir el documental chileno a lo largo del país.

 

El último eslabón de una bohemia extinta

“Avatte era un tipo carismático y canchero”, reconocen los directores a este medio. Consciente de haber vivido una vida muy distinta a los demás, transmitía cierta extravagancia como sello de su personalidad. Cultivó muy bien el espíritu del hombre forjado por sí mismo, buscándole una impronta novedosa al negocio de su padre, que había instalado uno de los primeros salones de belleza en la capital. Pero Avatte fue más allá.

“Desde joven recorrió Chile buscando pelos. Así forjó su pequeño imperio, alcanzando su máximo esplendor en la década de los ochenta. Era como un hombre de otra época. Quizá el último eslabón de una bohemia prácticamente extinta. Amigo de artistas del espectáculo, cantantes de boite, bailarinas de cabaret, travestis, detectives, prostitutas y lanzas internacionales. Su mundo era diverso y plural. Eso lo transformaba en una suerte de rey de una corte estrafalaria. Su personalidad y el mundo que lo rodeaba fue lo que nos sedujo para trabajar con él”,comentan los directores para el Diario Cine y Literatura.

“Intuíamos que había algo más profundo. Oscuro, tal vez. Las fiestas, como todas las fiestas, se sabe que es el reino de la apariencia. Y acá esos códigos eran aún más visibles. Las prótesis, extensiones y pelucas estaban a la orden del día y retrataban un mundo de doble faz. Al igual que los dobles de artistas famosos que pululaban en las fiestas. La construcción de identidad a través de estos elementos fue un eje interesante que intentamos explotar. Porque sabíamos que detrás de los bufones, había un rey que comenzaba a quedarse solo”, analiza en conjunto el trío de realizadores.

 

Un registro íntimo de sus últimos días

Avatte se involucró en el proyecto, abriendo las puertas de su intimidad. “Lo hizo porque estaba convencido de que se iba a morir y que no tenía nada que perder”analizan. “En rigor, le importaba un pepino lo que pensaban los demás y quería dejar vestigio de su mundo alucinante. Siempre que íbamos a verlo se jactaba de que estábamos haciendo una película de su vida”, prosiguen los autores. Juan Carlos Avatte estaba consciente de todo y feliz de registrar sus últimos días sin el menor reparo. Los directores no sólo contaron con su autorización, sino con una complicidad más allá de sus expectativas.

El rodaje fue a través de un seguimiento vivencial, algunas intervenciones y tomándole el pulso al contexto, cuentan los realizadores. “Eso fue interesante y a la vez dificultoso, porque sabíamos que detrás de ese tobogán de fiestas interminables, plagado de alcohol y canciones, había un mundo que también necesitábamos registrar. Como un estado de sopor después de una noche frenética. La famosa resaca luego de la juerga”, explican.

El proceso, por supuesto, contó con un sinfín de buenas anécdotas. Una de ellas es que Héctor Silva, el actor de El pejesapo, participó al comienzo de la película. “Luego tuvo algunos problemas y se alejó de nosotros un tiempo. Creo que tenemos material para hacer una especie de spin-off, una precuela o algo por el estilo. También la participación de los dobles. Hay muchos más en las grabaciones de los que aparecen en el documental. Son un mundo aparte fascinante”, concluyen los directores para el Diario Cine y Literatura.

Miradoc es financiado por el Programa de Intermediación Cultural, Convocatoria 2017, y por el Fondo de Fomento Audiovisual, Convocatoria 2017, también por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.

 

Juan Carlos Avatte es el protagonista del largometraje documental «Il Siciliano» (2018), que se estrena en salas el próximo 5 de julio

 

Sinopsis
Un viejo inmigrante italiano, dueño de una tienda de pelucas, realiza fiestas interminables animadas por una banda sonora de dobles para demostrar que aún se mantiene vigente desde su apogeo en la dictadura. El tránsito entre este vértigo y la soledad posterior de su protagonista es la inspiración para retratar un mundo con doble faz. Un sencillo relato que desnuda al verdadero hombre que se esconde detrás del personaje público y fiestero.

 

Ficha técnica
Dirección: Carolina Adriazola, José Luis Sepúlveda y Claudio Pizarro
Producción: Carolina Adriazola.
Dirección de fotografía: José Luis Sepúlveda.
Montaje: Carolina Adriazola, José Luis Sepúlveda y Claudio Pizarro
Diseño de sonido: Carolina Adriazola.
Productora: Mitómana Producciones.

 

 

Tráiler: