Concierto 2 del Ceac de la Universidad de Chile: El diálogo personal entre un violinista y su director

El Concierto de violín de Johannes Brahms presentada la última noche de marzo en el Teatro de la Casa de Bello estuvo notable. La interpretación del connotado y joven solista alemán, Tobias Feldmann, fue de una rigurosidad y talento impecable, quien junto con el director chileno Helmuth Reichel lograron establecer una relación de gran dinamismo y expresión. La velada se completó con la satisfactoria ejecución de partituras de Beethoven y de Bartok por parte de la Orquesta Sinfónica Nacional.

Por Deysha Poyser

Publicado el 1.4.2019

Del programa para el segundo concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile de esta temporada, se puede intuir un recorrido particular por distintos manejos de las voces protagónicas en el campo sinfónico. En Las ruinas de Atenas, op.113: Obertura, una pequeña pieza de Beethoven ideada para abrir una obra de teatro con poca trascendencia de Kotzebue, donde nos es fácil guiarnos por las flautas y los violines tematizando claramente la melodía que revienta y decae enérgicamente, con síntesis. Parece introducirnos, muy brevemente a lo que viene después con Brahms y Bartok. Con una idea vigorosa pero reposada, Helmuth Reichel, nuestro joven director chileno interpretó el concierto para violín en Re mayor, op.77 de Brahms y el concierto para orquesta de Bartok, introduciendo la audacia que representa las diferentes modulaciones de declaración de una voz dominante. En ambas obras, ciertamente de madurez, se aprecia una suerte de diálogo complejo donde surgen voces que usualmente no hacían más que acompañar.

La obra de Brahms presentada la última noche de marzo en el Teatro de la Universidad de Chile, estuvo notable. La interpretación del connotado y joven violinista alemán, Tobias Feldmann, fue de una rigurosidad y talento impecable. Es un concierto muy exigente para este instrumento, requiere de gran precisión. Feldmann junto con Reichel lograron establecer una relación de gran dinamismo y expresión. Si bien, ambos exhibieron una comprensión personal de la obra y, siendo distintas a mi parecer, lograron elocuentemente el efecto de esta pieza en que se pone en evidencia la contraposición al solista, la voz de una orquesta de gran colorido y protagonismo. Una discusión vibrante y potente que sigue la estructura de tres movimientos y que, en el último se dejan oír sonidos que colindan con una sensibilidad rusa; se dice que Brahms se inspira en la música húngara para la tercera parte, cuestión que deja al oyente en tremendo pie para recibir a Bartok. Vale la pena insistir en escuchar siempre y cada vez que se pueda esta dramática pieza.

El entusiasmo por la interpretación de parte del público, obligó al solista a salir a recibir más de cinco veces los caudalosos aplausos y bravos. Éste regaló en retribución los Recuerdos de la Alhambra de Tarrega, con una delicadeza que le valió una ovación definitiva. Finalmente, y con un temperamento del todo preparado por el programa, nos enfrentamos al concierto para orquesta de Bartok. Éste apareció en América en 1943 y constituye una de las obras fundamentales de los repertorios de los conciertos sinfónicos. Observamos la aparición de distintas voces que aparecen destacando la versatilidad de los registros de los diferentes instrumentos que, como casi siempre en Bartok, los vientos gozan de un particular tratamiento. Destaco el segundo y quinto movimiento. Las flautas, oboes, fagotes, trompetas y clarinetes se presentaron en pares para discutir con notable gracia de solista la modulación del Giucco delle coppie: Allegretto scherzando a un coro de metales. En el quinto, Finale: Pasante-Presto, además de apreciar el conocido estilo folklórico húngaro tan investigado por el maestro, se dejó oír elementos muy cercanos al jazz, las virtuosas elaboraciones contrapuntísticas de éste que ya apreciamos en el primer movimiento, ofrecieron un final denso y enérgico para una noche que ciertamente, nos dejó parados en un momento espléndido del siglo XX.

La próxima presentación de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile será en las tradicionales jornadas dobles del viernes 5 y el sábado 6 de abril, a las 19:40 horas, cuando la agrupación laica y universitaria, ahora dirigida por el maestro sueco Ola Rudner, interprete un programa dedicado a los compositores Esteban Correa, Bach, Respighi y Antonin Dvořák.

 

Deysha Poyser es licenciada en ciencias biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y actualmente es tesista de la misma casa de estudios a través de su programa de licenciatura en estética. Sus intereses e investigaciones académicas y personales se enmarcan en una preocupación por una reflexión fenomenológica consistente sobre lo vivo, la vida, la subjetividad y la experiencia. Cultiva su amor por las artes en su tiempo libre.

 

El maestro chileno Helmuth Reichel dirigió nuevamente a la Orquesta Sinfónica Nacional este viernes 29 de marzo

 

 

Tráiler:

 

 

Créditos de las fotografías utilizadas: Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile.