[Crítica] «Después de la niebla»: La fragilidad emocional de la oligarquía

La ópera prima literaria de la artista visual chilena María Edwards Urrejola es la narración de una niña que vive en dos mundos, el de su casa en un lago paradisíaco del sur, y otro en la pensión de la ciudad de Osorno donde debe realizar sus estudios, en la compañía de su hermana.

Por Martín Parra Olave

Publicado el 12.8.2021

La infancia es un mundo al que inevitablemente se vuelve una y otra vez, pues es el momento de nuestras vidas donde se producen las mayores transformaciones y fracturas. Es el tiempo maravilloso pero a la vez puede ser el tiempo del dolor y del sufrimiento imborrable. Es la edad donde se inscriben todos los flujos sociales a través de la familia.

En este sentido la novela Después de la niebla (Alfaguara, 2021) de María Edwards Urrejola (Santiago, 1977) es la narración de una niña que vive en dos mundos, el de su casa en el lago y en la pensión junto a su hermana en Osorno, donde debe realizar sus estudios.

La narración utiliza un lenguaje muy poético para contar la historia de un personaje que no alcanzamos a divisar con tanta claridad. Hay más bien imágenes breves de aquel mundo de ensoñaciones:

Vamos desde la casa del lago hasta la pensión, en Osorno.

El viaje a la ciudad se hace tan lejano al final del día que parece que viniéramos de otro mundo.

La casa del lago queda en lo alto de una pequeña colina. Una puntilla de tierra que se asoma entre dos largas bahías deshabitadas.

Tiene vista al norte. El sol se esconde cada día frente a nuestros ojos.

La luz es diáfana y cálida.

Lo que se pone frente a los ojos del lector es una narración más bien cargada de descripciones, no se encuentra una mayor profundidad en ninguno de los pasajes del texto.

A pesar de esto hay momentos donde se puede compenetrar brevemente en la historia que se nos está contando, pues el viaje y el significado que este adquiere para la niña es de una u otra forma un proceso bastante interesante, ya que relata desde su joven punto de vista los aspectos más relevantes de su existencia.

La visión del padre, asimismo, y como un hombre que no le va bien en los negocios, es una mirada muy bien lograda, pues da cuenta de ese tipo de hombres que siempre están buscado reinventarse o generar algún negocio que les de estabilidad económica, los que no siempre son exitosos.

Después de la niebla (Alfaguara, 2021) tiene el mérito de utilizar una forma muy poética y fragmentaria de narrar la historia. Es un riesgo que por momentos parece naufragar, sin embargo, considerando la totalidad del texto, podemos señalar que la indagación que hace María Edwards del mundo de la infancia, es un bosquejo bastante bien logrado.

¿La razón?: escarbar literariamente en aquel espacio siempre es complejo, pues inevitablemente hablar de la niñez es referirse al padre, a la madre, a los hermanos y a la familia en general, un lugar psicológico donde las emociones y los sentimientos siempre revelan fragilidad, ya que todo núcleo íntimo, más allá de ser la cartografía en la cual los seres humanos crecemos, la mayoría de las veces es una región argumental de secretos y de dolores.

 

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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente cursa el doctorado en literatura de la última Casa de Estudios.

«Después de la niebla», de María Edwards (Alfaguara, 2021)

 

 

Martín Parra Olave

 

 

Crédito de la imagen destacada: R. Walker C.