[Crítica] «Divina jauría»: Muchachos que respiran, pero no viven

Leer esta novela de Luis Seguel ha sido un hallazgo impensado y muy gratificante: divulgar el presente texto es imperioso pues se trata de un volumen que deber ser conocido y más leído, ya que se trata de una lectura fundamental, vital, que respira y cobra fuerza en cada capítulo.

Por Cristián Brito Villalobos

Publicado el 24.11.2022

Los abusos a menores perpetrados por personeros de la Iglesia Católica es el núcleo en que transcurre el asunto de la novela Divina jauría (Lusevo Editorial, 2019), sin embargo, esta embriagante y adictiva ficción, va mucho más allá, y así , de la mano ligera y amena de Luis Seguel Vorpahl (1955) el lector se hace amigo y compañero de Miguel, un joven olvidado por la sociedad, que vive al amparo de curas pedófilos y degenerados que ven en cada niño un rebaño de esclavos sexuales.

Muchachos que respiran, pero no viven, y, lo peor, adoptan esta realidad y vulneraciones como algo sagrado y hasta merecido, como un sacrificio necesario para satisfacer la cuestionable palabra del Señor y no perder su eterna bendición.

A pesar de esto, Miguel es diferente y decide huir de esta pesadilla embarcándose en una aventura sólo acompañado por un cúmulo de sueños que le pesan como el juicio. El mal se apodera de las mentes. No son más que niños y ya han experimentado la peor de las humillaciones perpetradas por libertinos vestidos de seres celestiales.

 

Descripciones minuciosas

Las imágenes se suceden y la lectura se transforma en una narración tan visual que da la impresión de estar viendo una película. La prosa sumamente depurada de Luis Seguel Vorpahl transita con el ritmo indicado, con descripciones minuciosas, pero no recargadas, y, lo mejor, es posible empatizar con sus personajes.

De esta forma, los abusos dejan una estela de dolor, una herida sangrante que no cicatriza. Es entonces cuando la única salida posible a este infierno es la venganza, es decir, matar al enemigo.

Así, en esta toma de conciencia la narración alcanza su clímax. El punto en el que el autor despliega todo su talento —y rabia por las injusticias— a través de una historia que, sea ficción o no, es un fiel reflejo de una realidad que preferimos no ver por mucho tiempo, aunque, claro está, las cosas han cambiado, y mucho.

Leer a Luis Seguel ha sido un hallazgo impensado y muy gratificante. Divulgar este texto es imperioso pues se trata de un volumen que deber ser conocido y más leído. Se trata de una lectura fundamental, vital, que respira y cobra fuerza en cada capítulo.

Estamos frente a un escritor con cancha y tiro, y, sin duda, una de las mejores novelas sobre los abusos de religiosos a niños escritas en los últimos años en Chile. Un volumen necesario y que consagra a Seguel Vorpahl como un narrador con oficio y que debe ser mucho más leído.

 

 

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Cristián Brito Villalobos (Antofagasta, Chile, 1977), además de poeta y escritor es periodista titulado en la Universidad Católica del Norte y magíster en literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

 

«Divina jauría», de Luis Seguel Vorpahl (Lusevo Editorial, 2019)

 

 

 

Cristián Brito Villalobos

 

 

Imagen destacada: Luis Seguel Vorpahl.