[Crítica] «El poder del perro»: El género western cuestionado por la sensibilidad femenina

El nuevo filme de la destacada realizadora neozelandesa Jane Campion, se estrenó hace unos días en Netflix, sin siquiera exhibirse antes o en simultáneo a través de las salas destinadas al cine arte o alternativo. Antes, la obra ha sido premiada en los festivales de Toronto, Venecia y en los recientes Globos de Oro.

Por Cristián Uribe Moreno

Publicado el 10.1.2022

La película de Jane Campion, El poder del perro (2021), realización premiada en Toronto, Venecia y recientemente en los Globos de Oro, se estrenó hace semanas en Netflix, sin pasar por los cines, y ni siquiera exhibirse en las salas destinadas al cine arte o alternativo.

Son los nuevos tiempos, que atrae público juvenil e infantil a las salas y relega a esta gran obra, que en pantalla grande podría disfrutarse mucho más, a las pantallas de los innumerables festivales donde se presenta: por lo menos está a la mano en el streaming de la letra roja.

El relato se sitúa en Montana, año 1925. Los hermanos Phil Burbank (Benedict Cumberbatch) y George Burbank (Jesse Plemons) viven en su enorme rancho, donde manejan miles de cabeza de ganado.

Hasta allí llega George con su nueva esposa, Rose Gordon (Kirsten Dunst), una viuda y con su hijo adolescente, Peter (Kodi Smit-McPhee), un chico retraído y sensible que no encaja en ese agreste paisaje.

 

Un juego de apariencias

Desde un comienzo a los personajes se los ve dominados por una naturaleza monumental que copa la mayor parte de las imágenes. Esta enorme montaña, es un intérprete más que asiste como mudo espectador, al drama que se desarrollará a sus pies.

Phil es expuesto como un vaquero salvaje e impetuoso que se siente más cómodo viviendo en la naturaleza, arriba de su caballo con otros vaqueros como él. Esto no le impide manejar el rancho con mano firme. Su afición es contar historias, cuyo centro es un rudo cowboy que conoció, Bronco Henry.

George es su contraparte, cortés, educado y condescendiente, suele sobrellevar el difícil carácter de su hermano. Sin embargo, al casarse sin avisarle desata la ira de Phil. La viuda Rose, viene a perturbar la relación de ambos hermanos y Phil hará todo lo posible para que Rose sienta que su presencia no es bienvenida.

En este enfrentamiento con su cuñada, en el cual poco a poco irá perdiendo su cordura, el blanco final del plan de Phil contra ella, será el hijo de Rose, Peter, quien viene llegando de la universidad donde estudia medicina.

Su delicada personalidad lo hace vulnerable a los ojos de Phil, quien se las arregla para estar a solas con él. En un juego de espejos, él tratará de quitar lo más querido a Rose, así como ella le quitó a su hermano, George.

Sin embargo, la narración en realidad es un juego de apariencias. El rudo Phil, esconde un ser sensible debajo de esa dura imagen que proyecta y Peter es un individuo mucho más fuerte que esa figura vulnerable que se pasea por el rancho.

 

Pasiones ocultas en la naturaleza indómita

Así, se van despertando pasiones que están en lo profundo de ellos, sentimientos que la narración oculta pero que se pueden percibir en las acciones y en los simples gestos que van realizando los personajes. Al igual que esa silueta del perro, que según sus protagonistas, algunas veces se percibe en la montaña y otras, se esconde.

Pasiones o deseos que esperan agazapados en esta naturaleza indómita y que despiertan sin refrenarse, en este escenario abandonado de la civilización. Una civilización que a través del arte, pareciera sublimar esos deseos.

De ahí que Rose busque en la música un refugio a la tortura a la cual Phil la expone diariamente. No obstante, ese espacio también Phil lo domina.

Esta historia de la directora neozelandesa, Jane Campion, pone en el centro del relato uno de los pilares del discurso del western: la masculinidad de los vaqueros. Y en este centro, el arquetipo construido por décadas en el cine, es revisado.

Este western de Campion dialoga directamente con otro del mismo género hecho por otra directora, Kelly Reichardt con su película First Cow (2020). Ambas coinciden en el western para cuestionar el modelo construido en torno al género.

Así, y con los mismos personajes, ellas construyen historias más realistas y sutiles que las que se han erigido en torno a estos: vaqueros viriles e invencibles, que muchas veces ni siquiera la naturaleza puede doblegar su férreo carácter.

Una nueva mirada que revitaliza un género del cual se sentía que estaba todo dicho. Gran manera de exhibir nuevas miradas, nuevas sensibilidades: abordando los discursos de géneros que se veían como esculpidos en piedra.

 

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Cristian Uribe Moreno (Santiago, 1971) estudió en el Instituto Nacional «General José Miguel Carrera», y es licenciado en literatura hispánica y magíster en estudios latinoamericanos de la Universidad de Chile, y también es un profesor en educación media de lenguaje y comunicación, titulado en la Universidad Andrés Bello.

Aficionado a la literatura y el cine, y poeta ocasional, publicó en 2017 el libro Versos y yerros.

 

 

 

Tráiler:

 

 

Cristián Uribe Moreno

 

 

Imagen destacada: El poder del perro (2021).