[Crítica] «Encrucijadas»: Jonathan Franzen, el escritor de la Norteamérica profunda

No cabe duda de que la literatura del autor estadounidense es una experiencia narrativa intensa, donde no hay baches ni problemas técnicos de ninguna especie y su fuerza dramática reside en los personajes y en las coyunturas que estos viven a medida que la historia avanza hacia su desenlace.

Por Martín Parra Olave

Publicado el 17.11.2021

Jonathan Franzen (Western Springs, Illinois, 1959), es en estos momentos uno de los escritores más importantes de la literatura norteamericana. Proveniente de una clase social acomodada, y ha publicado una serie de novelas que lo han catapultado a la fama internacional.

Entre sus trabajos más renombrados destacan Las correcciones (2001), un crudo y descarnado retrato de una familia estadounidense de finales del siglo XX, por la cual obtuvo el National Book Award de aquel año; además, ha escrito otras dos obras con las que también ha conseguido un éxito de criticas y ventas: Libertad (2010), que nos muestra a una familia ejemplar a principios del nuevo siglo XXI, y Pureza (2015).

Encrucijadas (Salamadra, 2021), es parte de una trilogía muy ambiciosa que se va a llamar “Una clave para todas las mitologías”, y que pretende abarcar los últimos 50 años de la historia de los Estados Unidos.

 

La importancia cultural de la religión

En este primer tomo se cuenta la vida de un pastor evangélico, algo progresista, que ha tenido la mala fortuna de hacer un comentario poco agraciado. A consecuencia de esto Russ, así se llama el pastor, ha sido reemplazado por un sacerdote bastante menor, lleno de energía, que va a comenzar a dirigir el grupo de la pastoral de los más jóvenes. Este grupo se llama Encrucijadas.

A partir de esta situación se van desencadenando una serie de complejas tramas existenciales para el protagonista, quien aparte de sobre llevar lo que ha significado esta humillante situación, debe enfrentar la compleja relación con sus hijos adolescentes.

Esto se suma a la atracción que va a sentir Russ por una de las viudas de la comunidad. Pareciera que la crisis rodea a este sacerdote, pues además debe enfrentarse a su hijo mayor, quien ha dejado la Universidad para ir a la guerra de Vietnam.

En una reciente entrevista Franzen ha señalado que: “Yo no soy creyente, pero la religión es mucho más importante de lo que piensan en Europa occidental y muchos de los progresistas en Estados Unidos. Quería reflexionar sobre la forma que está adquiriendo la religión cuando la gente dejó de ir a la iglesia, y eso sugería un proyecto de un arco de unos 50 años desde cuando la gente iba a la iglesia todos los domingos hasta una época como la actual, cuando ya no va ni la mitad. Mitología es una palabra útil cuando hablas de la religión y de las mitologías no religiosas, hay muchas en la actualidad y cada vez llegarán más a medida que la situación del mundo se vaya deteriorando”.

La esposa de Russ es Marion, un personaje poderoso y muy bien logrado, una mujer que aún mantiene un espíritu y una vitalidad avasalladora, la que sin embargo no es capaz de demostrar, pues su depresión pareciera opacar todas sus otras virtudes.

La escritura de Franzen pareciera estar enfocada en dos tópicos: las familias de clase media y la historia de su país. No ha logrado salir de ese mundo en todas sus novelas. Es dueño de una técnica narrativa superior, ha sido comparado con Charles Dickens y con otros escritores que cultivan un realismo narrativo que envuelve.

 

Una experiencia narrativa intensa

Sin embargo, todos los que hemos leído sus novelas anteriores sabemos que inevitablemente los conflictos que él desarrolla están centrados en las mutaciones que va teniendo la familia estadounidense a lo largo de la historia.

En este sentido su justificación es: “Mi objetivo principal no es representar nada, sino contar una buena historia, y para mí, como novelista, eso implica personajes grandes, complejos. Gravito hacia las estructuras familiares, porque ahí está el calor, la energía, ahí yo puedo llegar al corazón de cada personaje. Tengo una creencia casi mística en que todo el mundo se refleja en cada uno de nosotros, y si describes totalmente a una persona en un lugar y momento determinado, el mundo quedará reflejado”.

No cabe duda de que la literatura de Franzen es una experiencia narrativa intensa. No hay baches ni problemas técnicos de ninguna especie. Su fuerza reside en los personajes y en las encrucijadas que van viviendo estos a medida que la historia avanza.

Sin embargo, al escribir una narración tan «estadounidense» es difícil encontrar su universalización, algo que siempre se le exige a la literatura de calidad. No obstante, el lector disfrutará plenamente de su lectura.

 

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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente cursa el doctorado en literatura impartido por la última Casa de Estudios.

 

«Encrucijadas», de Jonathan Franzen (Salamandra, 2021)

 

 

Martín Parra Olave

 

 

Imagen destacada: Jonathan Franzen.