El realizador español Juan Antonio Bayona exhibe el lado más personal e íntimo del famoso accidente sufrido por un avión uruguayo en la Cordillera de los Andes, en 1972 —una historia impactante y fuerte a la vez—, pero siempre con honor y reverencia, frente a cada segundo de lo que vivieron sus verdaderos protagonistas en aquel paraíso mortal, a través de las secuencias de este cautivante largometraje disponible en la plataforma de streaming Netflix.
Por Rafael Jaramillo Avellán
Publicado el 18.1.2024
En un relato dramático donde existen tantos personajes pasando por lo mismo, pero con unos cuantos destacando del resto puede resultar complicado escoger quien o quienes son los ojos de la película.
Puede ser el único médico del grupo, el que tiene toda la energía y voluntad para vivir o aquel que está dispuesto a ayudar en todo lo que se pueda. Es este último quien sirve como narrador y de voz principal del largometraje.
Así, el personaje de Numa Turcatti se convierte en pieza vital para presentarnos ese lado sumamente humano de todo lo que aconteció. Su relato nos ayuda a entender y conectar profundamente con cada personaje y cada acontecimiento.
Las reflexiones del protagonista nos llevan por un sendero de hermandad y de fraternidad donde el mensaje más bello es —más allá de aquel sobre la voluntad para vivir o la fortaleza de la supervivencia—, ese otro discurso narrativo del amor por los amigos y la entrega y el regalo más grande: dar la propia vida en procura del bienestar colectivo.
Lágrimas en el camino
Juan Antonio Bayona monta esta magnánima producción donde se enfoca en lograr realismo, belleza y brutalidad, con un guion coescrito y de su dirección. Los paisajes que se aprecian son de ensueño, ya que son grabados en locaciones reales y por presupuesto, acompañados por una superlativa recreación de la tragedia, y un departamento de maquillaje y una banda sonora a la altura de las extremas circunstancias. Aquí quisieron mostrar todo, desde lo feo hasta lo bonito.
Las montañas pueden matarte, pero también son capaces de regalarte una vista que te dejaría sin aliento. Lo mismo pasa con el alma humana, en situaciones como esta siempre dispuesta para el prójimo, pero, también susceptible a aferrarse a la vida a toda costa.
Bayona no solo nos da esta buena visión de la trama, a través de una asombrosa narrativa visual, sino que logra sacar lo mejor de un reparto prácticamente novato.
Sin ir más lejos, las actuaciones de cada uno, especialmente la de Enzo Vogrincic (Numa) son todo lo que te esperarías de una adaptación tan humana de un suceso que ha sido catalogado tanto de tragedia como de un verdadero y cotidiano milagro.
La sociedad de la nieve es una profunda recomendación de mi parte ya que toca el alma, los sentimientos y de seguro cobrará lágrimas en el camino.
***
Rafael Jaramillo Avellán (Guayaquil, 1994) estudió ingeniería civil en el Tecnológico de Monterrey (México) y actualmente cursa una maestría en innovaciones pedagógicas en la Universidad Casa Grande (Ecuador).
Amante del audiovisual desde muy pequeño, lleva siete años escribiendo crítica de cine y ha colaborado con revistas tanto físicas como digitales. Sus escritos pueden encontrarse en su blog personal.
Tráiler:
Imagen destacada: La sociedad de la nieve (2023).