[Crítica] «La sospecha»: Lo que yace encerrado

Este largometraje del realizador canadiense Denis Villeneuve lo tiene «todo»: un excelente guion, magnífica dirección, tremendas actuaciones, atrapante banda sonora y un sólido dominio de su género. Bien dijo Alfred Hitchcock que el suspenso es cuando hay una bomba en la habitación, el público lo sabe, pero el personaje no, y en esta obra audiovisual hay un explosivo en cada esquina y su narrativa visual es una experiencia absorbente.

Por Rafael Jaramillo Avellán

Publicado el 7.12.2023

Lo cautivante de la experiencia que es La sospecha (Prisoners, 2013) tiene muchas similitudes con Río místico (2003), de Clint Eastwood. Ambos filmes son thrillers supremos, donde los ingredientes de misterio y de suspenso se desarrollan a través de crímenes y detectives.

Estos elementos catapultan toda la trama hacía una búsqueda intensa que paso a paso va revelando cosas impactantes, te lleva por un camino que resulta no es el correcto y la revelación final es tan increíble como lo es de agradable.

Así, se trata de la cúspide en la escritura de un guion, donde el hecho central es simple pero poderoso y el avance de la historia no pierde a la audiencia ni la aburre por un segundo.

Sumado a eso, el cineasta canadiense Denis Villeneuve (1967) es uno de los mejores directores en años recientes y se nota el por qué. Convierte el libreto de Aaron Guzikowski en una odisea de sentimientos fuertes donde la cámara te hará sentir atrapado, en expectativa e inmersivo cual cómplice en todo lo que estás viendo.

En efecto, resulta espectacular cuando un excelente guion cae en las manos de un director notable y por si eso ya fuera mucho, la banda sonora tiene esa estética musical tenebrosa y profunda que no puede calzar mejor con el largometraje.

 

Una metáfora con mil conclusiones

Pero no solo eso, las actuaciones son algo de locos (por lo buenas). Me sorprende que La sospecha no haya tenido nominaciones importantes en ese ítem. Hugh Jackman y Jake Gyllenhaal como protagónicos están en el ojo del huracán de todo el relajo emocional que es la película.

Viola Davis, Melissa Leo y Paul Dano son unos maestros y en cada particularidad que les tocó la personifican de una manera demasiado creíble. Estos personajes pasan mucho en una atmosfera que cambia de azul a amarillo para entonar lo que sucede en cámara.

La edición junto a la cinematografía del mítico Roger Deakins (nominado al Oscar por esta película) le dan ese conjunto ideal a la narrativa, que hace tan irresistible a esta historia de prisioneros. Sobre el título de la película todos estarán de acuerdo en que es una metáfora y de ella saldrán mil conclusiones.

Sin embargo, la belleza de todo thriller recae en entender que el suspenso y el misterio pueden ser esa prisión que nos encierra para dejar salir lo más primitivo que podemos tener. Entenderán esto si llegan hasta el final, el cual no es para menos y uno de los mejores que he visto desde hace mucho tiempo.

Bien dijo Alfred Hitchcock: el suspenso es cuando hay una bomba en la habitación, el público lo sabe, pero el personaje no. Y en La sospecha —disponible para su visionado en la plataforma de streaming Netflix— hay una «bomba» en cada esquina y la narrativa visual de este thriller es una experiencia totalmente absorbente.

 

 

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Rafael Jaramillo Avellán (Guayaquil, 1994) estudió ingeniería civil en el Tecnológico de Monterrey (México) y actualmente cursa una maestría en innovaciones pedagógicas en la Universidad Casa Grande (Ecuador).

Amante del audiovisual desde muy pequeño, lleva siete años escribiendo crítica de cine y ha colaborado con revistas tanto físicas como digitales. Sus escritos pueden encontrarse en su blog personal.

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Rafael Jaramillo Avellán

 

 

Imagen destacada: La sospecha (2013).