[Crítica] «La zona de interés»: La sencilla y horrible indiferencia

El largometraje de ficción del realizador británico Jonathan Glazer —una versión libre de la novela homónima del recientemente desaparecido escritor inglés Martin Amis— acaba de ser galardonada con el Premio Oscar 2024 a la mejor película extranjera.

Por Rafael Jaramillo Avellán

Publicado el 21.3.2024

No cabe la menor duda que La zona de interés es una pieza de arte única, pero al mismo tiempo es de esas películas que ponen a prueba a cualquiera que la vea. La visión y el punto de vista de Jonathan Glazer al adaptar libremente la novela homónima de Martin Amis es una de tono seco, sencillo y a la vez brutal y espeluznante.

El análisis de lo sencillo y de lo horrible que puede ser la gran indiferencia hacia las personas es parte del eje central del filme, pero hay mucho más detrás de ello. La narrativa y el lenguaje visual esconden bastante contexto y mensajes para reflexionar, pero son estos mismos elementos los que igual pondrán a prueba la paciencia, la curiosidad y la atención de aquellos que quieran ver de cerca la vida al otro lado del muro o cerca divisoria del campo de concentración de Auschwitz.

La zona de interés me hizo recordar muchos: Minari (2020) por su recuento de lo cotidiano de una familia asentándose en un nuevo hogar, Prisoners (2013) por la atrapante y sofisticada cámara estática y a Roma (2018) por retratar una historia sencilla y fuerte con extremo realismo cinematográfico.

En este caso al igual que Roma tenemos un factor diferenciador importante: solo en dos ocasiones y por tres segundos a lo mucho tenemos banda sonora. Así es, en un 99% de la trama nunca escuchamos música sobrepuesta y hay una razón de ser.

Parte de lo necesario para este ejercicio es prestar mucha atención y son los sonidos de fondo de la naturaleza del famoso campo de concentración lo que causan la mayor parte del horror. Todo esto mientras conocemos la vida cotidiana de una ascendente familia alemana de clase media baja (ahora en la cúspide social del Tercer Reich), mientras viven de lo más normal en medio de tanto dolor ajeno.

 

Un reto estético y mental

Aplaudo mucho a Jonathan Glazer porque su lenguaje visual es poderoso. Sus encuadres y «paneos laterales» te ponen en una situación poco común como espectador. Transmiten mucho de lo que sucede en el entorno y a la vez te hacen sentir como en una historieta sombría y seca. Pero, el guion también es sombrío y seco.

En efecto, aquí sucede la mayor parte del reto y ejercicio mental que propone La zona de interés. La narrativa es bastante lenta y muy sutil con sus giros importantes. No solo eso, sino que es difícil engancharse con la secuencia de acontecimientos en la historia. Pues mucho de lo que sucede puede ser removido del corte final y no afectaría a la trama.

Así, son las características técnicas del guion —y de las extensas secuencias y escenas del largometraje—, lo que convierten a la trama de esta obra audiovisual en un elemento estético y dramático complejo de «aguantar» y de «seguir» concentradamente, en última instancia.

Filmes como este siempre lo ponen a pensar a uno si todo lo que está viendo es vital para la trama o si la cámara pudiera ser más breve o rápida con cada escena y secuencia. Quieras o no, son preguntas vitales que probablemente también se las cuestionó su propio autor.

Por lo mismo, su riesgo al realizarlas y contestarlas siempre serán parte de dividir a un público. Yo sé que no puedo recomendar La zona de interés a cualquier amigo mío, pero claro que se la sugeriría a toda persona con gusto particular por el cine arte y experimental como este de Jonathan Glazer.

 

 

 

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Rafael Jaramillo Avellán (Guayaquil, 1994) estudió ingeniería civil en el Tecnológico de Monterrey (México) y actualmente cursa una maestría en innovaciones pedagógicas en la Universidad Casa Grande (Ecuador).

Amante del audiovisual desde muy pequeño, lleva siete años escribiendo crítica de cine y ha colaborado con revistas tanto físicas como digitales. Sus escritos pueden encontrarse en su blog personal.

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

 

Rafael Jaramillo Avellán

 

 

Imagen destacada: La zona de interés (2023).