[Crítica] «Los papeles de Herralde. Una historia de Anagrama 1968-2000»: El origen de un mito

Gracias a un cuidado tratamiento de la correspondencia, que incluye inéditas fotografías, el volumen a cargo de Jordi Gracia le permite al lector conocer la intimidad de quien a estas alturas de la historia, es quizás el más relevante editor en lengua castellana de la actualidad.

Por Martín Parra Olave

Publicado el 15.6.2021

Conocer la historia de una editorial a través de las cartas que ha enviado su fundador a escritores, agentes y editores de otros lugares, es un ejercicio muy atractivo para enterarnos de primera fuente, sobre la manera en que se fue desarrollando el crecimiento de una de las casas editoriales más interesantes de las últimas décadas, cuyo trabajo de reconocimiento y difusión de autores de calidad, ha sido su empeño y sello desde los primeros pasos que dio.

Es así como en los últimos años del franquismo, la editorial de Jorge Herralde se la jugó por publicar textos que son considerados claves del pensamiento de la izquierda más radical. A partir de entonces, crea tres colecciones donde irá encauzando las obras más relevantes y contemporáneas: Argumentos, Documentos y Cuadernos.

El ensayista Jordi Gracia (Barcelona, 1965), realiza un trabajo compilatorio muy relevante y a la vez bastante bien organizado, pues a través de la lectura de las cartas del editor catalán, el lector puede ir conociendo los problemas y dificultades con los que se iba topando Herralde.

Demoras en las traducciones, bajas ventas de algunos libros, rechazos del comité de censura por el cual debían pasar todos los libros y por supuesto, la ardua labor de editar textos.

 

Nace un imperio editorial

A través de su gestión, Herralde incursionó y publicó en español a lo más granado de la literatura británica de los 80: Julian Barnes, Ian McEwan y Kazuo Ishiguro, entre otros, aportando de esta manera, al conocimiento por parte del público hispano, de autores de gran calidad que no estaban siendo leídos en castellano.

Gracias al apetito cultural de Jorge Herralde, el trabajo que estaba llevando adelante permitió además, ir incorporando a su catálogo obras de filosofía política y pensamiento estético, ampliando el estrecho y especializado público lector que tenían hasta entonces.

Sin embargo, el golpe de gracia que lo llevaría a la consagración internacional, lo da al instalar el Premio Herralde de Novela en el año 1983, un galardón que viene a reemplazar, en calidad y rigurosidad, al Premio Biblioteca Breve de la editorial Seix Barral, que por aquellos años ya no se estaba otorgando.

Con el paso de los años, este reconocimiento se transformó en un verdadero trampolín para los nuevos escritores que estaban recién comenzando a forjar su obra.

En este sentido, baste nombrar algunos de los escritores que lo han obtenido: Álvaro Pombo, Javier Marías, Juan Villorro, Mariana Enríquez, y por supuesto Roberto Bolaño, quien en 1998, obtiene este galardón por su magnifica novela Los detectives salvajes, obra que posteriormente también obtendría el premio Rómulo Gallegos en 1999.

Sin lugar a dudas, el trabajo realizado por Jordi Gracia (como editor), nos permite sumergirnos en el pensamiento de Jorge Herralde, y conocer de primera fuente, las decisiones que iba tomando mientras hacía crecer su editorial.

Un cuidado tratamiento de la correspondencia, que incluye fotografías, le permite al lector conocer la intimidad de quien a estas alturas de la historia es uno de los más relevantes editores de habla hispana.

 

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Martín Parra Olave es licenciado en gobierno y gestión pública de la Universidad de Chile y magíster en letras de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

 

«Los papeles de Herralde. Una historia de Anagrama 1968-2000», de Jordi Gracia (Anagrama, 2021)

 

 

Martín Parra Olave

 

 

Imagen destacada: Jorge Herralde.