[Crítica] Poemario «Licencia médica»: La tregua de un hospital público chileno

El volumen del autor nacional Andrés Torres Meza (Editorial Camino, 2021) es de lectura rápida, y se aprecia en la forma de latigazos líricos en torno a una realidad más contingente que nunca, casi monopólica a esta altura de confinamientos pandémicos: el de las vivencias en el sistema de salud local para tratar las dolencias creadas por la existencia contemporánea.

Por Alfonso Matus Santa Cruz

Publicado el 13.4.2021

Nos hallamos de frentón en la sala de espera de un hospital público. Hay viejos cagándose, mujeres moreteadas por la mano que les juró fidelidad, niños que lloran y ríen, madres que celebran en esa risa un espejismo de gesta olímpica.

Nadie está indemne, los pájaros agoreros profieren nombres por el altoparlante. Sin embargo, hay máquinas y diagnósticos a granel. La propuesta de Licencia médica (Editorial Camino, 2021), último poemario de Andrés Torres Meza, se interna en estos territorios donde se coluden la vida y la muerte, con doctores solícitos o indiferentes y la incertidumbre de qué carajo es la poesía con ese escenario de fondo.

Desde el desconcierto que es este grupo heterogéneo de pacientes la trama se angosta mediante la experiencia personal, la lucha por una licencia médica, por una tregua en las exigencias laborales, en las idas y vueltas por el transporte público con ese perfume a sobaco y las caras dormidas sobre cuerpos apenas erguidos:

“Doctor, le juro que los muebles despiertan / las paredes bostezan / se despereza el piso / se acurruca el cielo / las ventanas se iluminan / las deudas se reflejan en los espejos”. El agotamiento, el tan manido y pandémico estrés que sirve de eufemismos a una vida mutilada, entre tantos por ciento, horas extra y sudor demás.

Pero, ¿es acaso la poesía una vitrina para el descargo, o puede batirse a contracorriente, pesquisar con alguna linterna en la oscuridad?

La respuesta a esa pregunta no es clara en este remendado de pastillas, exámenes médicos, sístoles y diástoles; sí, hay una propuesta gráfica, hay una experiencia común que muerde la conciencia, pero en estos fragmentos hay algo que no acaba de convencer.

Hay prosodia y, en algunas ocasiones, imágenes evocativas. El realismo sucio es demasiado, el humor negro sabe a bilis y el tracto rectal exhibido sin pudor puede parecer una broma de mal gusto, pero es también un indicador del sufrimiento que inflige el modo de vida metropolitano en un ser humano común y corriente.

Aquí la ropa sucia no se lava en casa, la mugre se muestra, pues el ambiente viciado de la oficina y las planillas de Excel marean a cualquiera.

Lectura rápida, latigazos de una realidad más contingente que nunca, casi monopólica a esta altura de confinamientos pandémicos. Un cardiograma al que se le suman endoscopios con humor viscoso, desasosegado.

La paz es para otros, para quienes pueden pagar clínicas privadas, pero eso también es un espejismo. Ni la comodidad compra la serenidad y ya no sabemos qué puede ser poesía y qué denuncia de otra enfermedad crónica de esta jaula de jaguares neoliberales.

 

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Alfonso Matus Santa Cruz (1995) es un poeta y escritor autodidacta, que después de egresar de la Scuola Italiana Vittorio Montiglio de Santiago incursionó en las carreras de sociología y de filosofía en la Universidad de Chile, para luego viajar por el cono sur desempeñando diversos oficios, entre los cuales destacan el de garzón, barista y brigadista forestal.

Actualmente reside en Punta Arenas, cuenta con un poemario inédito y participa en los talleres y recitales literarios de la ciudad. Asimismo, es redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«Licencia médica», de Andrés Torres Meza (Editorial Camino, 2021)

 

 

Alfonso Matus Santa Cruz

 

 

Imagen destacada: Andrés Torres Meza.