[Crítica] «Stańczyk»: El cauce final de la historia

Con esta nueva publicación, el poeta chileno Luis Cruz-Villalobos nos invita a pulir nuestro entendimiento, y a abrirnos al misterio del ser humano, por medio, no solo de la reflexión, sino también del arte de la narración, como aproximación vital a la persona humana, como un todo irreductible.

Por Tomás Lavados

Publicado el 12.10.2022

El presente libro de Luis Cruz-Villalobos (Santiago, 1976), es un poema narrativo, con visos clásicos de estilo y género épico, donde las fuerzas de la naturaleza se manifiestan determinantes, y como en las peripecias de Odiseo en el mar, encarnan la providencia que dirige el destino del protagonista, y el cauce final de la historia.

A la vez, el poeta nos ofrece una perspectiva íntima y subjetivista, en una narración en primera persona, donde lo lírico, mediante el despliegue del carácter confesionario, es capaz de asimilar expresivamente, la objetividad narrativa y épica.

Este poema nos cuenta la historia de la relación entre Stańczyk, el bufón, y Nikt, un rey decadente y corrupto, mediante una descripción fragmentada, de diversos pasajes vitales, que permiten profundizar en el problema abismalmente humano, filosófico, político y psicológico de las relaciones de poder, en particular, entre un vasallo y un rey-tirano.

La obra de Cruz-Villalobos, revisita un reino antiguo, profundamente «pre-moderno», de «obediencias absolutas debidas al rey», para dotar de discurso y espacio, a un personaje lleno de vida arquetípica, histórica, sociológica y psicológica, justamente, en el marco de un retorno a la modernidad, donde la masa política se reactiva, y el individuo reaparece, ahora, homogenizado, en la búsqueda militante, activista e identitaria del poder político.

 

El protagonista

Stańczyk, es el nombre del cargo de bufón, no conocemos el nombre del personaje. La dimensión social absorbe, cristalizando, en los roles, las relaciones sociales de poder:

Tengo zapatos rojos
Pantalón y chaqueta también rojos
Mi gorro de arlequín corona mi miseria.

Sin embargo, a modo de contrapunto, el autor presenta una apertura total hacia el personaje, sabemos que es hombre, adulto, soltero, solitario, pobre, misántropo, imaginativo y fantasioso, místico, malvado, compasivo y resentido.

El fascinante mundo interior de Stańczyk, nos permite acceder a la degradación existencial pre-moderna de la condición humana, de tal modo que el bufón solo vive cuando muere, al transformarse simbióticamente con las luciérnagas. Solo puede ser en tanto: «ser otro».

Lloro muy callado
Para no espantar a esas pequeñas portadoras de luz
A esas estrellitas que me abrazan
Y se posan incluso sobre mi cara
Por lo cual intento casi no respirar
Y me he adiestrado en este oficio de parecer un muerto
Pues llevo años en este juego en las penumbras
Juego que me mantiene vivo.

Stańczyk tiene una dimensión transpersonal, en tanto la expresión pulsional de la relación entre un estatus quo social opresivo, y sus respectivos roles de sobrevivencia y adaptación, con la naturaleza humana, como una salida a auto realizarse, rota por la forma y estructura del mundo.

 

Una obra que dialoga con la actualidad

El autor propone este poema, justamente en el contexto político y social contemporáneo, tanto nacional como internacional, del desplome institucional, y del auge mítico y titánico en la dinámica socio cultural, de las fuerzas vengativas y de la masa contemporánea.

Sin embargo, Luis Cruz-Villalobos no elige retratar al oprimido sin asperezas, matices, detalles o rincones oscuros, sino que por el contrario, elige desplegar en la obra una policromía axiológica trascendental, creando, por medio de este gesto poético, un personaje que es capaz de serlo todo.

Stańczyk es tanto una víctima como un pérfido victimario, un misántropo irritable como un altruista, un triste desposeído como un santo legendario del bosque, elegido por las fuerzas de la naturaleza, llegando incluso, el alma poética del bufón, a generar una división cósmica, pues ante su persona, precisamente, las fuerzas misteriosas y circunstanciales de la naturaleza, se dividen radicales, entre el amor salvífico y el odio.

No es posible contentarse ante esta obra con una visión simplificada al extremo de una relación que se configura estrictamente entre opresor y oprimido. Y a la vez, el rey es un vil tirano.

Luis Cruz-Villalobos nos invita a pulir nuestro entendimiento, y a abrirnos al misterio del ser humano, por medio, no solo de la reflexión, sino del arte de la narración, como aproximación vital a la persona, aquello que se puede decir, estos cuadros, los recuerdos, los pasajes traumáticos, edénicos, santos y criminales, como un todo irreductible.

Justamente, en esta visita a la pre-modernidad, el autor abre una ventana al individuo, por medio de este relato subversivo, evocando, la amplitud de la modalidad existencial humana, por medio de un testimonio que se nos hace más que presente, el de la masa indignada contemporánea, y que al mismo tiempo, en el personaje Stańczyk es una totalidad.

Stańczyk, de Cruz-Villalobos, nos ofrece un espacio poético lleno de una voz sutil difícil de oír, prudente, que no se apura en emitir juicios, una voz contemplativa, desde la que emerge viviente un hombre, vestido de bufón, vestido de momentos, vestido de atributos, vestido de aquello que puede ser vestimenta, y desnudo, en la naturaleza misma humana.

 

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Tomás Lavados (Santiago, 1994) es un poeta chileno, principalmente del estilo narrativo. Guionista y fundador de la productora de guiones cinematográficos Filocalia, especializada en el género épico y en contenido animado para adolescentes.

Licenciado como director audiovisual de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y ensayista de estética cinematográfica, en particular, del género épico en la actualidad.

 

«Stańczyk», de Luis Cruz-Villalobos (Independently Poetry, 2022)

 

 

 

Tomás Lavados

 

 

Imagen destacada: Independently Poetry.