[Crónica] El mal uso del idioma y el lenguaje

El castellano es la expresión verbal y escrita de nuestra cultura y ciertamente el cuidado en el uso de las palabras fortalece el acervo de un determinado pueblo, por eso es que cuando se admiten deformaciones de palabras extranjeras o se usan mal los conceptos, todo tiende a confundirse y la expresión «da lo mismo» adquiere una profunda relevancia.

Por Jaime Hales Dib

Publicado el 16.10.2025

En noviembre de 2014 escribí un artículo, que nunca publiqué, sobre este tema. Ahora lo completo y decido publicarlo.

Con todo, el periodista Jorge Abasolo dice que la Real Academia lo tiene decepcionado, pues en lugar de velar por la corrección del idioma, se ha dedicado a incorporar prestamente palabras del léxico vulgar: «Basta que el vulgo popularice un término para que la RAE le dé su consentimiento».

Además, bellas palabras antiguas son eliminadas del diccionario por estar en desuso, descartando que se puedan usar nuevamente, tales como alidona o bajotraer.

En una mirada cortoplacista (palabra recién aceptada) se responde a las urgencias de lo inmediato en lugar de atender a lo importante que es mejorar el uso del idioma para mantener y mejorar las comunicaciones. Mirada corta, para ganar popularidad tal vez.

Para los escritores es «chipe libre», es decir, escribe como quieras pues si te haces famoso, tus torpezas pasarán a ser parte del diccionario. Tal como Abasolo, siempre he intentado ser cuidadoso en el uso del idioma y del lenguaje, pues creo que de ese modo resulta más fácil que los seres humanos podamos entendernos.

El idioma es expresión de la cultura y ciertamente el cuidado en el uso de las palabras fortalece la cultura propia de un determinado pueblo. Cuando se admiten deformaciones de palabras extranjeras o se usan mal los conceptos, todo tiende a confundirse y la expresión «da lo mismo» adquiere una profunda relevancia.

 

El deterioro de las comunicaciones

La vulgaridad se adueña del idioma y las palabras finas y precisas desaparecen, muchas veces sustituidas por otras salidas del inglés. Por ejemplo en vez de zafio se usa nerd y en lugar de liquidación se usa sale; en lugar de borrar, deletear; en vez de silenciar, mutear.

Estamos viviendo el deterioro de las comunicaciones cuando usamos tantas palabras extranjeras que no cualquiera entiende.

Y entre los chilenos usamos muchas palabras o expresiones de pésima manera. Al respecto hay un excelente libro de Héctor Velis-Meza y Hernán Morales Silva, editado en 2013 que ya requeriría una actualización. Pensemos, por ejemplo, en expresiones que encontramos en autoridades del país y en los periodistas.

«Cancelar», que significa «anular». En vez de decir «pagar», «consuma y después cancela», dice la moza o mesera y yo digo: «Señora, no voy a cancelar. Voy a pagar».

«Asertivo» en lugar de certero o acertado.

«Antecedentes previos», como si los hubiera posteriores…

«Gobierno central» expresión propia de los estados federales (como Estados Unidos de América, Estados Unidos del Brasil, los Estados Unidos Mexicanos, Argentina), para referirse al gobierno del país o gobierno «nacional».

«Parlamento», en lugar de «Congreso Nacional». La primera expresión es propia de regímenes parlamentarios, en cambio la segunda es propia de los regímenes presidenciales.

«Gobierno militar» a la dictadura que encabezó la derecha usando a los militares. Debiera decirse: «Dictadura militar de derecha» o «Gobierno cívico militar».

No existen los «cómplices pasivos» como dijo el presidente Piñera en 2013, porque el cómplice tiene una participación activa, tanto como los encubridores que ayudan a que el delincuente se beneficie de sus actos. En materia de derechos humanos los que silenciaron y escondieron tienen responsabilidad.

«Democracia”, para referirse al sistema político instalado por la dictadura y que tiene apariencia democrática por la existencia de elecciones periódicas y punto.

A eso podemos agregar las graves incorreciones de locutores de radio (el señor Rodrigo Vergara Muñoz de Cooperativa es un buen ejemplo de esto), cuando al presentar al ministro de Hacienda se le dice «el encargado de las lucas» o utiliza formas vulgares del lenguaje como «podís» en vez de «puedes». Peor me parece cuando se cosifica a las mujeres: «Ahora escucharemos el informe de ‘la’ Camila…», cosa que no se aplica a los hombres: a nadie le dicen «el Rodrigo».

Y así suma y sigue.

 

 

 

 

 

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Jaime Hales Dib (1948) es un abogado formado en la Universidad de Chile, poeta, narrador y profesor.

En 1995 fundó la Academia de Estudios Holísticos SYNCRONIA, luego fue agregado cultural en México durante el gobierno del Presidente Ricardo Lagos Escobar. También formó parte del directorio y fue secretario general de la Sociedad de Escritores de Chile (Sech).

Además, integró el Consejo Nacional del Libro y la Lectura de Chile, participó en la comisión redactora de la Ley del Libro, fundó la Editorial Casa Doce, ha publicado varios textos de su autoría y ha dado recitales poéticos en diversas ciudades tanto de Chile como del extranjero (Francia, España, Estados Unidos, Colombia, Ecuador, Panamá, Uruguay, Argentina y México).

En la actualidad es columnista y redactor estable del Diario Cine y Literatura.

 

Jaime Hales Dib

 

 

Imagen destacada: Conductores de El Diario de Cooperativa.