«El perfecto transitivo», el nuevo libro del director de «Cine y Literatura»: Un homenaje al lenguaje

El próximo sábado 5 de octubre se pondrá en circulación a nivel nacional -en el contexto de la Octava Primavera del Libro en el Parque Bustamante de Providencia- la última creación (un audaz cruce de híbridos géneros narrativos) del escritor y periodista que conduce las metas editoriales y artísticas de este medio.

Por Sofía Miranda y Francisco Marín

Publicado el 3.10.2019

A continuación se reproduce un extracto de la conversación suscitada el reciente sábado 28 de septiembre en las dependencias del Preuniversitario Cpech de sede Maipú, y ocurrida a modo de prelanzamiento de El perfecto transitivo (Editorial Filacteria, 2019): un diálogo entre Sofía Miranda, editora de Filacteria y Francisco Marín-Naritelli, autor del libro y director responsable del Diario Cine y Literatura.

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Sofía Miranda: Este libro, deberíamos decir novela, con unas comillas muy grandes marcándola, porque juega con distintos géneros; juega con la lírica, juega con la crónica, juega con el poema, dibujo, lo que hacía mucho Huidobro en sus primeras épocas. Hay imagen, hay ilustraciones, hay un trabajo multidisciplinar que está enfocado en hablar de algo, en una sensibilidad urbana, por decirlo de alguna manera. Todo va a ser “de alguna manera”, porque nada es concreto. No hay nada que sea sólido, como emoción, como temperatura, como discurso. Todo se mueve, se disuelve, todo transita por distintos rumbos. Esta introducción es para poder hablar de qué pasa con El perfecto transitivo; y lo primero que ocurre es que uno toma este libro y le ve el título. ¿Qué significa eso? ¿Estamos hablando de una categoría gramatical? ¿El futuro perfecto? ¿De qué estamos hablando? ¿Qué pasa con este cruce del título del libro, que es lo primero a lo que nos enfrentamos como lectores?

Francisco Marín-Naritelli: Cuando uno habla de literatura, y sobre todo, de literatura en un país como Chile, siempre saltan los egos, siempre aparecen las zancadillas, siempre salta a veces la infamia; y este equipo, Sofía y Rodrigo Peralta, es un equipo que apaña, que está acá, que viene, que se desborda en la emoción y cariño, que es capaz también de entregar y entregarse, y eso es muy importante. Vivimos en tiempos donde el contacto con las personas se reduce a lo virtual. Y en ese contexto, la relevancia que tiene el experimentar, el sentir. Esto es sentimiento, esto es literatura. Literatura es arte, y el arte es el encuentro con los otros. Es estar frente al otro, es dialogar.

Roland Barthes decía que siempre hay que interrogar a los títulos de los libros. Este libro, ante todo, es un homenaje al lenguaje. El lenguaje es lo que nos permite comunicarnos. Qué importante es comunicar. Qué importante son los lenguajes. No hablamos solamente de un lenguaje, claro está. Hay que descolonizar el concepto de lenguaje. Hay que sacarlo de la academia, de las restricciones sintácticas, gramaticales que nos impone la RAE. Nosotros somos entes lingüísticos, nos expresamos mediante el lenguaje. Este libro, en particular, busca eso. Busca tensar lo que comúnmente se entiende por lenguaje y ocupar esa herramienta para tantear propuestas que generen vínculos, para pensar y pensarse en la obra. El perfecto transitivo no hubiera sido posible sin los precursores, como decía Jorge Luis Borges. Todo acto literario parte con aquellos que nos antecedieron. Y este libro es un homenaje a Huidobro. Y no solamente a él. Hay un homenaje a las vanguardias, a autores y voces, que también tenían una concepción estética revolucionaria para su época. No estamos inventado la rueda. La literatura es diálogo con el pasado, con el presente y por qué no, con el futuro.

 

«Il ballo del mattone»

 

Sofía Miranda: Es interesante pensar que desde el título del libro podemos dar cuenta de que es lo que va a ocurrir. Cuando se está en el colegio todo se estudia de manera encapsulada. La narrativa es una cosa, la tragedia es otra cosa, la épica o la lírica, cosas que no se juntan. Con suerte se mezclan en algo que se llama “géneros literarios”, pero desde mediados del siglo XX, Gérard Genette nos decía que las fronteras de los géneros se rompen. Y acá lo tenemos explícito en el trabajo de Francisco. Ahora bien, por qué esta hibridación transcurre en esta obra. ¿Cuál es el motivo? ¿Cuál es el texto que está detrás?

Francisco Marín-Naritelli: Este libro surgió como muchos libros, surgió como un diálogo de citas. Tengo una obsesión con las citas, en general. Y había de todo un poco. Había crónica, yo soy periodista. Había poesía, yo partí escribiendo poesía. Habían cuentos y relatos breves, con una clara influencia cortazariana. Y sentía y siento que cuando uno va a la librería a comprar un libro, a veces como experiencia estética y ética, no hay mucha novedad. Son bien fomes los libros hoy en día. Hay una clausura. Esto es novela o este es un poemario, o es un texto ensayístico, pero la hibridación se ha hecho antes. Basta releer a las vanguardias, a Huidobro, a Cortázar, a Duchamp o Juan Luis Martínez.

Se puede experimentar a través de la palabra. Se puede jugar con la visualidad, entendiendo más aún el contexto transmedial en el que estamos insertos. Ustedes están en sus celulares, ven imágenes, comparten textos, comparten memes, por ende, todo esto es parte de la cultura contemporánea. Pensamos con Rodrigo Peralta, por qué no situar esa hibridación en un libro y así surgió El perfecto transitivo. Y surgió desde lo lúdico. Una palabra reveladora. El juego nos permite volver a ser niños, no para recuperar una inocencia, sino como un espacio para volver a mirar el mundo, y que no existen límites a la imaginación. De que uno puede ir más allá de lo que te dicen que debe ser la realidad. Y esto vale para la literatura como acto creativo, como acto intelectivo, como acto de amor.

Sofía Miranda: Parte de lo que ocurre en el libro es lo que está pasando atrás de nosotros. Hay imágenes que se están moviendo, hay humo, hay una textura en blanco y negro, hay helicópteros volando la ciudad, hay piezas que están dentro del libro. El mundo comienza a desaparecer. El libro se mueve. El libro no es solo un papel con palabras. El libro tiene un dispositivo emotivo que nos vincula, y nos vincula desde algo que entendemos a lo mejor muy cerradamente como arte. El arte no es mover emociones porque sí. El arte mueve emociones porque hay una épica detrás, y en el caso de El perfecto transitivo hay una épica política. Nos está hablando de la memoria. Hay cuentos que tienen que ver con asesinos, pero también con un periodo histórico que para Chile es muy difícil todavía, como la dictadura.

El perfecto transitivo contiene una dimensión ética y política muy marcada que me lleva a vincularla con el pensamiento de Georg Lukács (Conversaciones con Lukács). Cito: “Otro aspecto (el de la transformación de las horas libres en ocio), que solo puede consistir en un trabajo ideológico, en un esclarecimiento ideológico que revele cada vez en mayor medida que esta manipulación va en contra de los propios intereses humanos (…). Naturalmente, resulta mucho más difícil suscitar en las personas las otras necesidades, las verdaderas, relacionadas con el desarrollo de la personalidad. (…) Se trata en, consecuencia, de suscitar la personalidad verdaderamente autónoma, cuya posibilidad ha surgido en virtud del desarrollo económico precedente. Pues no hay duda de que la cantidad de trabajo necesaria para la reproducción física del hombre ha de decrecer constantemente. (…) A aquellas capas —nada reducidas por cierto— que perciban sentimentalmente la manipulación de la que son objeto como algo monstruoso, desagradable, altamente restrictivo, etcétera”.

Francisco Marín-Naritelli: Pienso la cita que acaba de compartir Sofía, en particular el concepto de ocio y de juego, que hablábamos antes, respecto a la noción de “profanación” a propósito de Giorgio Agamben. Profanar es devolver algo al libre uso de los hombres, de las personas. Al contrario de consagrar, que tiene que ver con lo religioso, lo divino, el ámbito de los dioses, que separa y desvincula. Profanar, para el autor, tiene un sentido estético y político, que nos vuelve a vincular, en el espacio del nosotros. Y como potencia de apropiación y resignificación. Pienso este libro como juego y profanación, en el sentido de que yo lo voy a tomar, y en el mismo acto de lectura, voy a romper la unidad de la tradición. No solo vamos a encontrar un cuento, una fotografía aislada o una cita; vamos a encontrar una amalgama de cosas, que nos están susurrando. Los libros deben susurrarnos cosas. Y más allá de lo que el autor quiera o no quiera, el acto de lectura es un acto de encuentro con los lectores. Y son ustedes los que se apropian, los que abren sentidos.

En la sociedad moderna se castiga el ocio, enalteciendo el capitalismo como religión (Walter Benjamin), que precisamente establece lo improfanable como dogma. Es como ir al museo. ¿Ustedes pueden tocar, experimentar las piezas del museo?  La lógica del museo es la lógica capitalista, porque vuelve a consagrar algo que fue creación. El arte no puede ser una consagración. No puede estar en el ámbito de lo divino. El arte debe ser profanación, debe estar destinado a las personas, para que cada persona resignifique, que tome un libro y lo haga suyo a través del acto de lectura. Cuando ustedes lean un libro, ráyenlo. En un mundo virtualizado como este, necesitamos volver al tacto, volver a jugar, que es propio del ser humano. Bajo esta lógica, el ocio es una trinchera, donde el tiempo es una categoría política. Hay que darse el tiempo al aburrimiento. Y en eso la literatura tiene un compromiso fundamental.

 

«Dubois»

 

Sofía Miranda: El ocio productivo que se practicaba antes era parte de la vida cotidiana de las personas, ahora viajamos en metro y estamos conectados al celular. No hay espacio en el que estemos solos, ni siquiera cuando vamos al baño dejamos al celular de lado. ¿Qué es la intimidad entonces? ¿Dónde está, dónde la encontramos? Cuando Francisco dice dense el espacio, dense el tiempo, aprópiense de un libro, ráyenlo, márquenlo, por ejemplo, es la invitación al arte. Hagan música, hagan algo que no sea solo por un rédito económico, una utilidad material.

Rodrigo Peralta: Es importante observar, en toda obra. No necesitamos tener mucha evocación con la academia. Es en el cotidiano. Nosotros escribimos constantemente, y no escribimos con el lápiz o el computador, sino desde la memoria. Vamos escarbando en los murallones de la ciudad. Parte del ocio es observar, caminar. No estoy criticando los otros parques, los verticales, como los malls. Hay otro tipo de contemplación, otro tipo de silencio. Hay otro tipo de formas y texturas. Eso se llama alfabetización estética. Cómo pensamos nosotros el territorio, cómo lo mapeamos y eso aparece desde todo lugar.

Sofía Miranda: Un concepto muy importante es el de la mirada. En el Renacimiento, la poesía que se escribía era siempre el encuentro con el otro a través de la mirada. También en la poesía del Siglo de Oro español, ya con Garcilaso de la Vega, de cómo nos encontramos con otros cuando nos podemos mirar a los ojos. Conectarse con el entorno y desconectarse de lo que nos encapsula, que es sumamente paradójico porque cuando uno está ensimismado, pareciera que está conectado pero no. La conexión se da cuando hay otro presente.

Cuando Francisco, o cualquier escritor o artista, trabaja para producir un objeto artístico, lo que está buscando es la conexión con el otro.

 

«De sujetos y objetos»

 

Francisco Marín-Naritelli (Talca, Chile, 1986), además de periodista y de magíster en comunicación política (titulado doblemente en la Universidad de Chile) las ejerce también como profesor en la Universidad Andrés Bello y como un prolífico escritor nacional, cuya última publicación es el libro de cuentos Interior con ceniza (Ceibo Ediciones, Santiago, 2018).

Igualmente es el director titular del Diario Cine y Literatura.

 

Sofía Miranda Valdebenito (1983) es escritora, editora y traductora. Cursó licenciatura en literatura hispanoamericana (en la Universidad de Chile) y traducción inglés-español (en el Instituto Chileno Británico). Su primera obra literaria —El orden de la tierra— está en proceso de publicación de la mano de Ediciones Filacteria bajo la colección de escrituras femeninas “A Solas”.

 

 

 

Francisco Marín-Naritelli

 

 

Crédito de la portada e ilustraciones originales: Álex Carreño.