[Ensayo] «La mano dentro del espejo»: Juegos de luz sobre el agua

El tercer poemario del autor chileno Juan Pablo Mosqueira Córdoba (Nadar Ediciones, 2021 y quien se observa a la derecha de la imagen destacada) se configura a partir de la búsqueda legitima de un proyecto artístico más consolidado, y donde el trabajo del lenguaje se enfoca fundamentalmente en la forma sutil de las cosas, insertas en el contexto de una experiencia microscópica y cotidiana.

Por Eduardo Serrano Velásquez

Publicado el 6.9.2021

Todo libro podría ser una catedral o un templo si se le mira desde adentro. Un espacio amplio donde el silencio tiene cierto magnetismo. Un espacio donde la luz y la sombra se precipitan sobre los objetos y determinan la forma en que han de ser vistos.

Porque la reflexión de la luz incide, sin duda, en la superficie de las cosas. Y tal vez esa podría ser la forma de un libro si se le mira desde adentro.

El mapa de una catedral es una nave acústica repleta de nervaduras, similar al mapa de un texto, donde a veces nos encontramos de frente con el espejo de la memoria. Por ese lugar deambulamos como ciegos, con paso sincopado y cauteloso, entre destellos y vitrales.

Esos pasos son como palabras en un territorio donde antes no había más que eso; solo el mapa de un silencio magnético. El espacio de una catedral, y por lo tanto el espacio del texto, en este sentido, se compone de un tejido de microscópicos ladrillos de nada, intangibles, como palabras.

 

La imagen de un reflejo

Con esta idea en mente, leo entonces La mano dentro del espejo (Nadar 2021), tercer libro de Juan Pablo Mosqueira, como deambulando en un espacio de contrastes, sonoro y líquido al mismo tiempo, siguiendo la ruta de una poética ya conocida.

Así como lo veíamos en sus libros anteriores De rayos y nocturnos (Ediciones Encendidas, 2013) y En contra del problema psicológico (Cuadernos Domingo 7, 2015) la voz lírica del texto, que a ratos se vuelve narrativa, relata episodios vividos en distintas ciudades tanto en Chile como en Argentina (Valparaíso, Chiloé, Buenos Aires) sumergiéndose en las aguas sucias de la memoria.

De esta forma se desplaza en un mapa de luz y sombra a través de diversos territorios, donde la soledad, el lenguaje y la búsqueda de la identidad se tornan lugares recurrentes:

“Caía la tarde/ cualquiera de nosotros puede ser visto como una paloma de pasos enmudecidos/ a los pies de las viejas fachadas, bajo el oscuro ramaje de los árboles/ y es que pasa por nosotros algo semejante al destino/ diferenciándose entre tantas cosas que pasan” (p. 28).

Podríamos decir que uno de los elementos claves en la poética de Mosqueira es la imagen del espejo, no como simple reflejo, sino como entrada a uno mismo.

Tal vez por eso en reiterados pasajes se hace referencia al agua y a su profundidad, como una ventana hacia un espacio interior, que puede adoptar la forma de una ciudad o un bosque o una montaña. La corriente de un río no deja de fluir y cambia junto con el individuo que en ella se sumerge, parafraseando de alguna forma las palabras de Heráclito.

En este caso la voz lírica del texto se desplaza desde el día a la noche en un viaje de descubrimiento de la propia identidad, que se construye como un mosaico de observaciones y de experiencias.

Así también se revela la férrea convicción de que el lenguaje se configura como un aparato exploratorio, como una escafandra que nos permite sondear profundidades: “Si recojo una piedra del agua/ al tomarla me veo a mi mismo recogiendo una piedra del agua/ hundiendo mi mano en mi mano/ hasta la piedra” (p. 42).

En este sentido, la piedra representa lo que podemos extraer del fondo, algo valioso que estuvo extraviado por un tiempo y que ahora regresa, admitiendo que el territorio es un reflejo tanto del propio hablante como de su relato.

Influye notablemente sobre este hecho, además, el diálogo permanente entre luz y sombra que, según su posición y caída, hace que las cosas sean vistas de múltiples formas. Una especie de impresionismo que se manifiesta en la lucha de opuestos, cuyo efecto no solo recae en el mundo visible o corpóreo, sino que también en lo intangible, como las palabras que le dan forma al texto. Se trata de algo luminoso y oscuro simultáneamente.

Esto nos revela también que la voz lírica del libro se construye a partir de esa dualidad que finalmente entraña su propia forma de expresión en las dos caras de una misma cosa:

“Así como existen sombras bajo la luz del día/ existen también sombras que emergen en la penumbra del planeta/ cuando está de cara al espacio oscuro/ como las garras del ramaje arañando la vieja pared/ o el doble negro del gato pardo/ extendiéndose sobre el techo de zinc” (p. 4).

 

Entre lo social y lo onírico

Del mismo modo, luz y sombra pueden interpretarse como una colaboración entre lo real y lo onírico, confluyendo en todo momento hacia un punto en común: la forma del espejo.

La existencia solitaria del hablante que se mueve entre distintos escenarios urbanos se ve acechada en todas las esquinas, por estas sombras que habitan en el mapa, abriendo una puerta y nuevas rutas en el territorio. De esta forma el cuerpo se convierte en este templo que nos permite deambular entre lo social y lo onírico.

En resumen, La mano dentro del espejo de Juan Pablo Mosqueira se configura a partir de la búsqueda legitima de un proyecto poético más consolidado, donde el trabajo del lenguaje se enfoca fundamentalmente en la forma sutil de las cosas, en la experiencia microscópica y cotidiana, como juegos de luz sobre el agua.

Se construye el mapa de un territorio interior por medio de una mirada contemplativa a través de la cual nos desplazamos en la lectura, escuchando el eco de los pasos en este templo vacío donde se busca el reflejo de la propia identidad.

El mapa dentro del espejo es finalmente el acto de sumergir la cabeza dentro del agua, en la corriente de un río y someter las retinas al torrente líquido que las envuelve.

 

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Eduardo Serrano Velásquez (1984) es escritor y profesor. Su campo de estudio se enfoca en los espacios reales y oníricos de la ciudad, publicando ensayos en diversos medios. El 2010 obtuvo una mención honrosa en el concurso de poesía Stella Corvalán, apareciendo en la publicación del concurso.

En el 2015 publica Mapa de guerra por Das Kapital Ediciones. En el 2017 obtiene el Fondo del Libro en la línea de creación literaria con el proyecto Aeronáutica. Y más recientemente, en el 2019, ha obtenido una Mención de Reconocimiento en el concurso de poesía Aristóteles España con el libro Profundidad de campo.

 

«La mano dentro del espejo», de Juan Pablo Mosqueira (Nadar Ediciones, 2021)

 

 

Eduardo Serrano Velásquez

 

 

Imagen destacada: Juan Pablo Mosqueira.