[Ensayo] «La mano»: La banalidad ética de nuestra democracia

El avezado narrador chileno Roberto Rivera Vicencio utiliza en esta novela un lenguaje sin ambages y donde las anécdotas (triviales y profundas a la par) caracterizan a los personajes sin necesidad de adjetivos, en el contexto de cierta amoralidad que campea en la comunidad nacional del libre mercado, posterior a 1990.

Por Aníbal Ricci Anduaga

Publicado el 18.3.2024

La traición, valerse de la confianza de alguien cercano, marca a esta vertiginosa novela que se desarrolla dentro del llamado período de transición democrática.

Instala de inmediato un triángulo amoroso donde Tomás Gaggero engaña a Alfredo con su esposa Paula. La política está ausente en las primeras páginas, pero esa infidelidad será el aviso previo de una traición mayor que se dilucidará mediante un juego de intriga que marea al lector con innumerables devaneos del protagonista.

Inicia la narración con mucha musicalidad y da cuenta de los tiempos de la represión del régimen militar, el exilio y el retorno camaleónico. Al regresar a Chile, el hombre está desconcertado: antes repartía volantes disidentes y ahora le parecen patéticas las posturas de sus excompañeros de izquierda.

Es una novela muy entretenida y cada capítulo aporta capas adicionales acerca de cierta banalidad de nuestra democracia. La moral del protagonista es la extensión de su actuar dentro de la sociedad, en realidad el autor habla de cierta amoralidad que campea en esta comunidad de libre mercado.

Roberto Rivera Vicencio (Santiago, 1950) utiliza un lenguaje sin ambages donde las anécdotas van caracterizando a los personajes sin necesidad de adjetivos. Todo el entorno deviene «light», que funciona como complemento de pulsiones primitivas emparentadas con la sexualidad descarnada.

 

En un festín eterno

Tomás se transformará en un lobista de intereses contrarios a su militancia socialista; opera como una pantalla social cuando en realidad su labor es comunicacional. Manipular a la opinión pública con pautas de prensa, insertos periodísticos y reportajes para evitar la creciente burocracia que aqueja principalmente a inversionistas extranjeros.

Utiliza información que recaba Spiegel para extorsionar a los que se interponen en el camino de sus clientes. También se conocerá la existencia de una «oficina» de inteligencia para bajar las revoluciones de aquellos disconformes con el capitalismo imperante.

Prácticamente no hay guiones en la narración, el lenguaje es tan dinámico que en la misma prosa conversan en primera persona todos los personajes. Se entremezclan encuentros con amantes y reuniones con gente del partido, además de encuentros con empresarios nacionales y extranjeros, con tal de ganar dinero a costa del mejor postor.

Se especializa en asesorar a grupos afines a la derecha y de paso va traicionando las confianzas de su entorno. Le gusta la buena comida y alojar en hoteles, de alguna forma el personaje va comiéndose todo a su paso: mujeres, amigos, excompañeros de lucha, a todo el mundo, en un festín eterno.

Satisface a clientes que atentan contra consumidores, medio ambiente y falsifica documentos para atenuar el accionar de sus clientes, básicamente usados en contra de los intereses de la población. Esa es la traición mayor debido a que utiliza la «democracia» para salirse con la suya.

Está consciente de las torturas y desapariciones, pero les baja el perfil y ante sus asociados confiesa que la economía ha crecido y que ha llevado al país a las puertas del desarrollo.

Entrada la novela, el autor baja las revoluciones y expone al protagonista a sueños que lo atrapan, al igual como lo encañonó el marido de Paula en un viaje a Buenos Aires. Una «mano» le aprisiona el pecho, digamos la consciencia por la traición ejercida en todas las esferas, incluso de parte de sus detractores nos enteramos de cómo traicionó a muchos personeros de izquierda.

Coimas, extorsiones, hacia el final de la novela Spiegel hará lo necesario para acallar a los contrarios.

Queda la sensación de que esta transición democrática fue un segundo tiempo de un partido jugado con las mismas reglas del régimen cívico y militar liderado por Augusto Pinochet.

 

 

 

 

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Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) es un ingeniero comercial titulado en la Pontificia Universidad Católica de Chile, con estudios formales de estética del cine cursados en la misma casa de estudios (bajo la tutela del profesor Luis Cecereu Lagos), y quien también es magíster en gestión cultural de la Universidad ARCIS.

Como escritor ha publicado con gran éxito de crítica y de lectores las novelas Fear (Mosquito Editores, 2007), Tan lejos. Tan cerca (Simplemente Editores, 2011), El rincón más lejano (Simplemente Editores, 2013), El pasado nunca termina de ocurrir (Mosquito Editores, 2016) y las nouvelles Siempre me roban el reloj (Mosquito Editores, 2014) y El martirio de los días y las noches (Editorial Escritores.cl, 2015).

Además, ha lanzado los volúmenes de cuentos Sin besos en la boca (Mosquito Editores, 2008), los relatos y ensayos de Meditaciones de los jueves (Renkü Editores, 2013) y los textos cinematográficos de Reflexiones de la imagen (Editorial Escritores.cl, 2014).

Sus últimos libros puestos en circulación son las novelas Voces en mi cabeza (Editorial Vicio Impune, 2020), Miedo (Zuramérica Ediciones, 2021), Pensamiento delirante (Editorial Vicio Impune, 2023) y la recopilación de críticas audiovisuales Hablemos de cine (Ediciones Liz, 2023).

 

«La mano», de Roberto Rivera Vicencio (Fondo de Cultura Económica, 2023)

 

 

 

Aníbal Ricci Anduaga

 

 

Imagen destacada: Roberto Rivera Vicencio.