«Fahrenheit 451», de Ray Bradbury: El resurgir de la humanidad

A propósito del incendio —todo indica que intencional— sufrido por el Café Literario del Parque Bustamante en el barrio de Providencia, de la ciudad de Santiago de Chile, bien vale recordar el premonitorio y vigente argumento de esta novela del escritor estadounidense de ciencia ficción, la cual inclusive inspiró al realizador galo François Truffaut, para llevar a cabo su traslación cinematográfica en 1966.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 23.2.2020

Fahrenheit 451 fue publicada en 1951, pero en 1950 apareció una versión corta en la revista Galaxy Science Fiction con el título predecible de El bombero.

En la actualidad de la novela, los bomberos no apagan fuegos (como hacían antes), su trabajo ahora consiste en encenderlos y es que en este lugar, los libros están prohibidos, y cuando descubren a alguien que esconde algunos de ellos, queman la casa hasta los cimientos con todo lo que hay adentro, incluyendo sus habitantes.

La novela está dividida en tres partes y está escrita en su mayor parte en tercera persona. La novela narra la vida de una ciudad de la cual no sabemos su nombre pero adivinamos que es una ciudad de los Estados Unidos. En esta ciudad y por extensión en este país, casi todos sus habitantes están conformes con sus vidas y se entretienen viendo la televisión. El gobierno y quienes controlan la sociedad (en mucho a través de la televisión y de la policía) prefieren que la gente sea feliz, aunque el costo de este estado sea la ignorancia (no del todo diferente a nuestra actualidad, por cierto).

Ni entonces ni ahora, los poderosos quieren que la gente sea educada, tenga conocimientos, sea crítica de sus entorno, se muestre inquieta y tenga curiosidad por saber cosas y es que, entre más entretenida esté la gente será mejor para ellos.

En la novela se les ha hecho creer a los ciudadanos que no necesitan ni de la instrucción ni de la lectura para gozar su vida; muy por el contrario, los libros, las ideas que en ellos se pueden encontrar solo les producirían penas y angustias del todo innecesarias y por eso los bomberos (los agentes encargados de proteger ese estado de felicidad) son implacables en su deber de cumplir con su misión de quemar libros.

Ahora bien, la idea de quemar o prohibir libros no es nueva, el rey de España, durante la época del imperio prohibió que ciertos libros pudieran llegar a las colonias por considerarlos subversivos; muchos gobiernos (el nazismo, entre otros) de corte fascista han saqueado casas y quemado textos así que ese futuro anunciado en el argumento de la novela, ya ha estado antes entre nosotros.

El libro me hizo recordar la película Wally, donde la gente vive en una nave espacial y no tienen que hacer nada, las maquinas hacen todo por ellos, hasta que un día llega Wally con su amiga Eva (ambos robots) con una planta, lo que despierta la memoria del capitán que decide arrebatarle el control a las máquinas y regresar a la Tierra.

Los críticos han afirmado que esta novela nos presenta una distopía (que el diccionario define como: “Un tipo de mundo imaginario, recreado en la literatura o el cine y que se considera indeseable”).

El protagonista de la novela es un bombero cuyo nombre es Guy Montag; este hombre disfruta su trabajo de quemar libros, además de condenar a sus propietarios. Montag es el prototipo del “buen trabajador”, es un hombre eficiente y obediente, no causa problemas pues no discute las órdenes ni las normas y tiene una vida apacible al lado de Mildred, su mujer. Aunque esto lo asumimos a partir de la lectura, pues la novela empieza cuando Montag al regresar del trabajo se encuentra con Clarisse (una joven de 17 años a la que le encanta observar y hacer preguntas) que lo ha estado esperando pues asume que él es una persona diferente, aunque él aún no lo sepa; así que a boca jarro le interroga si alguna vez ha leído alguno de los libros que quema; y antes de despedirse le pregunta si él es feliz y a partir de estas preguntas vemos la evolución del protagonista que terminará experimentado un cambio completo. Otro de los ayudantes en este proceso de transformación es el profesor Faber.

Por cierto que Clarisse y su familia son considerados unos antisociales porque se reúnen para charlar en vez de sentarse frente a la televisión durante horas. Por ello mismo son eliminados.

Montag, poco a poco, empieza a luchar contra sí mismo y contra lo que el sistema le ha enseñado; la primera fractura visible se da cuando está jugando cartas con sus compañeros bomberos y pregunta por un hombre al que le han quemado su casa y alguien le contesta que lo internaron en un manicomio y él dice que el sujeto no estaba loco y sus colegas le insinúan que cualquiera que tenga libros lo está y es como si fuera Clarisse quien comienza a hablar por la boca de Montag (p.31).  A partir de entonces el bombero comienza a preguntarse qué tienen de especial los libros.

Como parte de ese proceso de transformación, Guy un día decide esconder un libro dentro de su chaqueta (p. 37) y eso consolida el proceso de cambio, pues su jefe lo descubre y se lo hace saber y por la noche va y le quema la casa y Montag lo mata y a parir de allí tiene que huir de la policía y se declara la guerra y la ciudad es destruida. Montag termina encontrándose con otros disidentes y ello representa la esperanza de una sociedad nueva.

Para algunos críticos, este es un libro profético a la manera de Un mundo feliz de Aldous Huxley, o 1984 de George Orwell, que han vuelto a cobrar popularidad a partir de que el presidente Trump ganara la primera magistratura en Estados Unidos. Ciertamente si uno lee el libro con detenimiento (por cierto es un libro fácil de leer, además de ser corto, apenas 158 páginas) la historia lo pone a uno a pensar. El hecho de quemar libros no es nuevo en la literatura, en la novela Auto de fe, Elias Canetti hace que el personaje de su ficción se inmole junto a sus volúmenes: este personaje tiene siempre presente el incendio de la biblioteca de Alejandría, aunque ahora se duda de que dicho incendio haya ocurrido en realidad.

 

Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

Una de las tantas ediciones en castellano de la novela de Ray Bradbury

 

 

Sergio Inestrosa

 

 

Imagen destacada: Un fotograma del filme Fahrenheit 451 (1966), del realizador galo François Truffaut.