[FICValdivia 2020] «El castillo de la pureza»: Una de los filmes maestros de Arturo Ripstein

En el contexto de las retrospectivas que se ofrecen en el 27° Festival Internacional de Cine de Valdivia —el cual se efectuará hasta el próximo miércoles 14 de octubre vía streaming—, se exhibe uno de los títulos insoslayables (con guión del poeta José Emilio Pacheco) de este clásico del audiovisual latinoamericano en que se ha convertido el realizador mexicano.

Por Aníbal Ricci Anduaga

Publicado el 9.10.2020

El fanatismo, sea religioso o político, puede llevar a la humanidad a límites peligrosos. Pensemos en Underground (1995) de Emir Kusturica, donde un grupo de partisanos, escapando del fascismo invasor, se refugian en un sótano de Belgrado al inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Los excesos y horrores del nazismo suceden en la superficie, la pureza de la raza aria es lo que persigue ese grupo de fanáticos. Mientras, al interior del sótano, se lucha por la supervivencia de los valores humanos, pero curiosamente, esa gente se dedica a la fabricación de armas (símbolo de exterminio).

Al finalizar la guerra, el coprotagonista les hará creer que el conflicto continúa para no entorpecer el negocio. Este es un ejemplo de un grupo de personas que se marginan de la sociedad para no contaminarse con la crueldad de los alemanes.

En la década de los cincuenta, en el Distrito Federal de México, la prensa roja hizo cobertura de otro suceso cruel, orquestado por un hombre fanático que recluyó a su familia dentro de una casona vieja durante dieciocho años. Arturo Ripstein, dramatizó esos acontecimientos en El castillo de la pureza (1972).

Gabriel Lima está al mando de una fábrica de veneno, para lo cual emplea a los miembros de su propia familia. Este padre no deja que sus esposa ni hijos salgan al exterior, debido a que la sociedad de afuera se ha corrompido como los animales y se han dedicado a procrear hasta el fin de los tiempos.

El deseo sexual es el causante de estos males, por lo que su familia tendrá que seguir unos mandamientos en base a máximas del tipo: “Para hallar a los hombres es necesario volver la espalda a la humanidad”. Los mantiene cautivos al interior de esa casa vieja, cuyas paredes en cualquier momento cederán ante la lluvia incesante. Ronda una idea de diluvio, pero al interior de ese “castillo de la pureza”, la familia tampoco parece estar a salvo.

Lima sale a vender el veneno (ya no son armas como en la cinta de Kusturica), aunque él mismo no respeta los preceptos del castillo: come carne y se acuesta con prostitutas, pero a la primera desobediencia de sus hijos, los amenaza con violencia física y castigos de reclusión.

Es un fanático que mezcla religión con algunas predicciones de Nostradamus y se dedica a la producción de veneno para alimentar a la familia. Según su lógica, las ratas se multiplican como un virus y se dedican a destruir bodegas y esparcir enfermedades. Para Lima, los hombres se han vuelto como las ratas y pronto alcanzarán los siete mil millones de habitantes.

Al igual que en Underground, el protagonista mantiene un férreo control “casi militar” sobre sus hijos (la idea del fascismo es fácil de extrapolar una década después). Sus nombres (Porvenir, Utopía y Voluntad) aluden a un futuro improbable, implicando la visión negativa del director ante este tipo de conductas.

Para Ripstein no es un sótano, sino una casona que se cae a pedazos, otro símbolo de decadencia junto al hecho de que fabrican veneno para exterminar ratas, lo que en la cabeza de Lima es similar a acabar con la humanidad corrompida.

Los paralelismos entre las cintas son evidentes, pero la película de Ripstein se filmó con anterioridad. Ambas versan sobre una humanidad sin valores cuyo destino será la decadencia. Pero al contrario de Underground, el mundo exterior no es tan malvado como lo pinta el padre, la visión de un dictador que ejerce puertas adentro.

La incongruencia entre las reglas y el comportamiento abusivo de Lima van quebrando la supuesta armonía de este “castillo de la pureza”. La etapa de adolescencia terminará de minar la autoridad del dictador y cuando los hijos mayores manifiestan pulsiones incestuosas, Lima amenaza con asesinar a toda la familia.

Para preservar ese cerrado mundo totalitario, no hay otro camino que la violencia, tal como acontece en Dogtooth (2009) de Yorgos Lanthimos, donde la violencia aflora a partir de una mezcla letal entre fanatismo e ignorancia.

En estas películas, hay una experimentación del rol de la familia y la educación. Ofrecen una visión distorsionada, negativa y descarnada, que se produce cuando los modelos de autoridad actúan no con el objeto de transmitir conocimiento y permitir la evolución de la especie, sino bajo la premisa de negación de todo lo aprendido y sin el fin último de preparar a las futuras generaciones para aportar a la humanidad.

Gabriel Lima deja de lado el amor o la sabiduría (querer que los hijos tengan una vida mejor) y percibe la educación como un juego para mantener el control según sus propias creencias o aspiraciones, en aras de alejar a los hijos de los supuestos peligros que existen en el exterior.

Persiste en el jefe de familia la idea de que comprende el funcionamiento de las virtudes y pecados del mundo, una especie de dios temeroso e ignorante.

 

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Aníbal Ricci Anduaga (Santiago, 1968) es ingeniero comercial de la Pontificia Universidad Católica de Chile y como escritor ha publicado las novelas FearEl rincón más lejano, Tan lejos. Tan cerca, El pasado nunca termina de ocurrir, y las nouvelles Siempre me roban el reloj, El martirio de los días y las noches, además de los volúmenes de cuentos Sin besos en la bocaMeditaciones de los jueves (relatos y ensayos) y Reflexiones de la imagen (cine).

 

 

 

Tráiler:

 

 

Aníbal Ricci Anduaga

 

 

Imagen destacada: Gladys Bermejo y Diana Bracho en El castillo de la pureza (1973).