«Hedda Gabler», de Henrik Ibsen: Una heroína audaz

El clásico que se exhibe en el GAM -bajo una versión de Alexis Moreno- resulta un título necesario de apreciar, pues revitaliza a un texto que problematiza las coyunturas actuales en torno a la mujer, cuestionando las normas que cual corsé y hasta el día de hoy, la constriñen. Además, se trata de un imperdible que reúne en escena a grandes y reconocidos actores nacionales, y cuyo despliegue teatral alcanza una tensión dramática solo distendida en las escenas finales, las cuales, sin embargo, no logran en su conjunto la intensidad propuesta por el inmortal autor noruego en el argumento original.

Por Jessenia Chamorro Salas

Publicado el 19.11.2018

“Me da pánico el aburrimiento de vivir aquí (…) en una casa a medias, que podría estar tanto en remodelación como en ruinas”.
Hedda Gabler

Se presenta en el GAM esta temporada un clásico de la dramaturgia europea de fines del siglo XIX que aun hoy conserva una enorme vigencia, Hedda Gabler, del dramaturgo noruego Henrik Ibsen (Casa de muñecas), dirigida por quien la interpretó hace 11 años, Claudia Di Girólamo, en una versión a cargo de Alexis Moreno, e interpretada por la inigualable Amparo Noguera, en compañía de un destacado elenco compuesto por los actores Francisco Ossa (La viuda de Apablaza), Néstor Cantillana (Demasiado cortas las piernas) y Gloria Münchmeyer (Tío Vania), entre otros.

Una de las particularidades de Ibsen que resalta su actualidad, es su interés por retratar la situación vivida por las mujeres burguesas de su época, una situación de minusvalía que no le era indiferente y que problematizó en sus obras, principalmente en Casa de muñecas a través del personaje de Nora, y en Hedda Gabler a través de su protagonista. Ibsen fue capaz de ver con agudo ojo crítico la situación de sometimiento en que estaban condenadas las mujeres a vivir y el ímpetu o los deseos de muchas de éstas por salir del estado de estancamiento en que se encontraban. En muchos sentidos Ibsen fue un visionario y en su posición de hombre intelectual se atrevió a cuestionar el modelo de familia y de sociedad dominantes en pleno siglo XIX, contraviniendo los convencionalismos de su época y anticipándose incluso a los movimientos feministas, quienes vieron en sus propuestas dramáticas a personajes femeninos potentes cuyas luchas estaban en sintonía con las suyas.

Hedda Gabler es una mujer que sufre de spleen, de ese melancólico tedio que la lleva a sentir un profundo aburrimiento ante la vida, ella misma afirma: “A veces creo que solo sirvo para una cosa en este mundo […] para aburrirme mortalmente». Un tedio característico de las mujeres burguesas del siglo XIX que se han casado sin amor y viven una vida de frustraciones e insatisfacciones. Hedda Gabler tiene su antecesora en la francesa Madame Bovary de Gustave Flaubert, quien al igual que Hedda está casada con un hombre al que considera “mediocre” y no posee los lujos que desea. Mientras Emma Bovary escapa de su tedio a través de romances clandestinos, Hedda lo hará a través de la intriga y las elucubraciones, sin embargo el final de ambas es semejante, la muerte, porque tal parece que ese es el final esperado para las mujeres que rompen con los cánones y se atreven a enfrentar desafiantes al sistema que las oprime, mismo caso ocurre con Lady Macbeth (Shakespeare), e incluso con una de las hijas en La casa de Bernarda Alba (García Lorca), en Chile el ejemplo clásico es el de la protagonista de la novela Óxido de Carmen (de Ana María del Río). Mujeres audaces que de una u otra forma han sido castigadas por su rebeldía, o visto desde otra perspectiva, se han rebelado ante el sistema sin importar las consecuencias, siendo en muchos casos, la muerte la última forma de liberarse.

Uno de los aspectos más notables de esta versión presentada en el GAM es la fidelidad que guarda con el texto original, lo cual evidencia el respeto y admiración hacia la pluma de Ibsen, así como también, enfatiza la vigencia del texto, el cual posee una potencia e intensidad contenida que se va dosificando en el transcurso de los acontecimientos, los cuales mantienen una tensión sostenida tanto por los diálogos cotidianos que entablan los personajes, como por la fuerza dramática de sus experiencias interiores. No obstante, cabe considerar que la fidelidad al texto, mantenida a lo largo de la realización escénica, se quiebra abruptamente en la reescritura interpretativa del desenlace, en donde una musicalización inoportuna al contexto y tensión dramática restan valor a la crisis final de Hedda, al igual que la referencia explicativa posterior a su disparo suicida, que no alcanza el vigor del texto original, y pudo haberse obviado para mantener la tensión dramática.

El argumento de la obra es sencillo y explica el tedio que experimenta su protagonista: Hedda y su esposo Jorgen Tesman vuelven de su luna de miel, en la cual él finalizó sus estudios de doctorado, y regresan a una casa a medio remodelar que a ella no satisface, y en donde recibe la visita indeseada de la tía de su esposo y un par de amigos, cuya presencia le fastidia a la vez que le es útil para hacer pasar el tiempo. Entretanto, Hedda se reencuentra con un antiguo amor, Ejlert Lovborg, quien resulta ser su contrapunto masculino, un hombre que al igual que Hedda, vive atormentado por sus vicios y sus demonios internos, y que no encuentra su lugar en la sociedad; quien es además el rival académico y laboral de su esposo, a quien finalmente éste admira por la magna obra que no pudo publicar, y la cual él ha tomado la misión de reescribir con ayuda de los apuntes que Thea Lovborg ha guardado. Investigación que resulta fundamental en la obra e hila los acontecimientos, pues por una parte simbolizará al hijo nonato del matrimonio Lovborg, y por otra parte, será el objeto de la intriga elaborada por Hedda que llevará a Ejlert a la muerte, y por último, será la forma en que Jorgen podrá sobresalir académicamente, copiando la investigación de su rival y amigo.

Hedda Gabler, personaje principal, es una mujer que siente que no encaja con lo que la sociedad espera de ella, no se siente cómoda en el rol que se le ha impuesto y no desea satisfacer los estándares sociales que a ella misma no satisfacen. Sin embargo, Hedda no tiene la capacidad para salir del estado anodino que intuye, situación que la está carcomiendo poco a poco, y no tiene la fuerza para rebelarse de una forma contestataria, y ella misma afirma que es profundamente cobarde, cobarde para enfrentar la desazón y el estancamiento en que se encuentra en un matrimonio sin amor, en una vida que le parece ajena y constreñida a un molde social que cual corsé, restringe su libertad.

No obstante, hay en la actitud de Hedda un desparpajo inusual para su época, su voz, sus gestos y movimientos evidencian una rebeldía feroz que amenaza constantemente por explotar. La ironía y el sarcasmo son sus estrategias discursivas predilectas, así como también una posición corporal masculinizada y abiertamente desinhibida, que demuestran su rebeldía ante las normas sociales y culturales impuestas al género femenino en su época e incluso hasta el día de hoy. Tal actitud es representada escénicamente a través de una puesta en escena sobria que rebela el caos existencial que experimenta.

En un entorno lúgubre y a medio construir, Hedda mueve muebles, se lanza al suelo, pide oscuridad y se burla de sus acompañantes, víctima y victimaria de ellos y de sí misma. Contribuyen en la creación de esta atmósfera densa, el trabajo de iluminación, la paleta de colores utilizada en el vestuario y la escenografía, y la disposición de los objetos, entre los que destaca el sillón móvil que permite a los personajes dar la cara o la espalda al público, y la lámpara de lágrimas con luz tenue que se haya en el suelo en medio del escenario.

Hedda combina magistralmente la inteligencia y la perversidad, configura en este sentido una femme fatal que destruirá con un tejido de intriga e insidia todo a su paso, como un voraz incendio. Hedda quiere pasión, libertad, anhela la belleza de la tragedia, pero cuando descubre que la fatalidad de la cotidianidad no guarda vínculo alguno con acciones heroicas, que no hay belleza en la muerte, el absurdo de la realidad se convierte en un peso que cae sobre sus hombros y enciende su pecho como una flema. Es momento de tener un rol agente sobre sí misma y empuñar la mano, no alrededor de una pluma, sino sobre un arma. Solo el disparo final le entregará a Hedda la libertad deseada, la trágica muerte cuya belleza heroica se derramará sobre sus sienes, apagando su vida pero encendiendo su alma.

Hedda Gabler es un montaje necesario de ver pues revitaliza un texto que problematiza las coyunturas sociales en torno a la mujer, cuestionando las normas que cual corsé hasta el día de hoy la constriñen; y además es un imperdible que reúne en escena a grandes y reconocidos actores, cuyo despliegue escénico alcanza una tensión dramática solo distendida en las escenas finales, las cuales, sin embargo, no logran la intensidad propuesta por el noruego Ibsen.

 

Jessenia Chamorro Salas es licenciada en lengua y literatura hispánica de la Universidad de Chile, profesora de lenguaje y comunicación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, magíster en literatura latinoamericana de la Universidad de Santiago de Chile, y doctora (c) en literatura de la Universidad de Chile.

 

La actriz Amparo Noguera en el montaje de «Hedda Gabler» que se exhibe actualmente en el GAM

 

 

Ficha técnica:

Texto original: Henrik Ibsen.
Versión: Alexis Moreno.
Dirección: Claudia di Girolamo.
Elenco: Amparo Noguera, Francisco Ossa, Néstor Cantillana, Marcela Salinas, Rodolfo Pulgar, Josefina Velasco y Gloria Münchmeyer.
Música: Miguel Miranda.
Diseño de escenografía e iluminación: Cristián Reyes.
Diseño de vestuario: Pablo Núñez.
Asistencia de dirección: Javiera Mendoza.
Producción vestuario: Alexis Paredero.
Relización vestuario femenino: Olivia Bustos.
Sastre: René Riegga.
Tocados y accesorios: Andy Moreno.
Producción general: Freddy Araya.

Esta es una producción GAM.

Para mayores de 14 años.

Funciones: Desde el 16 noviembre hasta el 15 de diciembre de 2018. Miércoles a sábado, a las 20:30 horas.

Sala: Edificio A, piso 1, Sala A1 del GAM.

Valores de las entradas: $ 8.000 General, $ 4.000 Estudiantes y tercera edad.

Dirección: Avenida Libertador Bernardo O’Higgins Nº 227, Santiago, Chile.

 

Tráiler:

 

 

Crédito de las fotografías utilizadas: Centro Cultural Gabriela Mistral.