«La madame», de Amanda Sthers: El mundo de las falsas apariencias

Este título audiovisual de origen francés es una cinta llena de buenas intenciones, crítica y con una reflexión acerca de la mentira en la cual se encuentra creada la clase dirigente. Su forma de tratar a las personas, su manera de ver su relación con los otros, como si aún estuviésemos en la época de la esclavitud. En esto, la película es clara y no presenta ningún tipo de mensaje ambiguo: es directa en exhibir una estética del «malestar».

Por Rodrigo Torres Quezada

Publicado el 30.8.2018

El filme La madame, de la directora francesa Amanda Sthers, es una sátira dramática acerca del mundo plástico y lleno de mentiras de la clase alta (indistintamente del país que sea). Su historia se centra en María, una empleada doméstica que sale de su zona de tranquilidad debido a un hecho ridículo: en la cena de su “Señora”, hay trece invitados, y como es un número de mala suerte, esta decide inventarse un decimocuarto invitado. Para ello elige a María a quien hace actuar como una fina y elegante dama más. Sin embargo, uno de los asistentes, David Morgan, un acaudalado comprador de reliquias para museos, se enamora de ella.

La madame es una cinta llena de buenas intenciones, crítica y con una reflexión acerca de la mentira en la que está creada la clase dirigente. Su forma de tratar a las personas, su manera de ver su relación con los otros, como si aún estuviésemos en la época de la esclavitud (porque ya no lo estamos, ¿no?) no puede producir sino una sensación de malestar. En esto, la obra es clara y no presenta ningún tipo de mensaje ambiguo. Es directa.

Ahora bien, por otro lado, este mismo mensaje hace que la película pierda profundidad puesto que ya estamos advertidos de alguna forma a tomarle cariño a la empleada María. Y si bien, la película es un drama, ocupa elementos humorísticos para poder atenuar lo retorcido de los personajes pertenecientes a la clase alta. El problema es que es un humor muy liviano. De hecho, la película de pronto pareciera ser una de aquellas telenovelas de la tarde, donde el fuerte de su guión radica en las confusiones, en los líos de faldas y en aquella clásica premisa: “no importa de qué clase social se sea, el amor siempre vencerá”.

Y es sobre esto último que la película sorprende, puesto que a pesar de ocupar los clásicos estereotipos (la empleada inocente, la mujer de clase alta caprichosa y fría, el hijo millonario pero artista y extravagante, etc.) nos entrega un final digno, y que vale la película entera.

En este mismo sentido, hay que enfatizar que lo mejor de este filme recae en los brazos de la actriz Rossy de Palma, quien hace de María, una de las clásicas “chicas Almodóvar”, quien es convincente y entrega esa sensualidad hogareña, alejada de las típicas siluetas hollywoodenses. Ella hace que sintamos rabia o alegría. Quizás, con un mejor guión, su personaje hubiese podido demostrar aún más el talento de la actriz.

En conclusión, La madame es un largometraje de ficción que ocupa muchos estereotipos, con ciertos agujeros de guión, pero que tiene un mensaje claro en cuanto a lo vacío y plástico que significa vivir en medio de la clase alta.

 

 

 

 

Tráiler:

 

 

Rodrigo Torres Quezada (Santiago, 1984) es egresado del Instituto Nacional “General José Miguel Carrera” y licenciado en historia de la Universidad de Chile. Ha publicado los libros de cuentos Antecesor (2014) y Filosofía Disney (2018) bajo el sello Librosdementira. También ha dado a conocer distintos relatos de su autoría en La Maceta Ediciones (2017) y la novela titulada El sello del pudú (Aguja Literaria, 2016). Lanzó, asimismo, el volumen de ficción Nueva narrativa nueva (Santiago-Ander, 2018), y obtuvo el primer lugar en el concurso V versión Cuéntate algo de Biblioteca Viva (2012). El año 2016, en tanto, se quedó con el primer lugar en el I Concurso Literario del Cementerio Metropolitano.