«Rocketman»: Las exuberancias de una carencia

Protagonizada por Taron Egerton y dirigida por el también actor inglés Dexter Fletcher, esta cinta -que todavía se encuentra en cartelera- se trata de un largometraje visual y musicalmente atractivo, con una biografía polémica, tratada con simpatía contenida incluso recurriendo a sus propias letras, las cuales invitan a seguir esta fase de la estrella británica en que se libera de sus vicios y desgarros más autodestructivos.

Por Cristián Garay Vera

Publicado el 4.7.2019

La fastuosidad de la primera escena introduce al espectador en la luminaria de las estrellas, y también a sus crisis y fracasos. En un buen mantenido diálogo con su yo infantil, en una ficticia sesión de rehabilitación donde entra la estrella ataviada con un traje de demonio, que luego se va sacando conforme avanza la narración, se delinean las bases de la mirada de esta película, que son los demonios del éxito, el alcoholismo y la drogadicción.

Es un buen apronte, musical y actuado, de un largometraje de ficción que en varios pasajes semeja a un musical y en otros al biotipo de artistas. En un mundo donde todo es éxito, sorprende la facilidad y suavidad con que “Elton John” (Taron Egerton) se desprende de su primera vida sin perder jamás la conexión con el niño de clase obrera (británica), hijo de un militar insensible, de una madre aprovechadora y desatendida, y de un muchacho que busca cariño. Al lado del éxito, está la carencia, que en este caso es emocional.

Por el otro, las riñas, los sábados de pelea, el alcohol, rondan su primer pasado, el que se desvanece a punta de su ingreso al Real Conservatorio de Música. Su abuela, tan profundamente de clase baja como tan perspicaz para ver la oportunidad, le impulsa hacia la música, dando inicio a la formación de un niño prodigio en la música clásica.

No se trata de una película con fondo moralizador. Las relaciones homosexuales se presentan en forma abierta, con altos y bajos, con traiciones y enamoramientos, tal como cualquier vínculo sentimental y en contra de la forma idealizada que se estila políticamente correcta. Hay dominación, abuso, poder y dinero. Pero todo empieza con su alter ego narrativo, el pequeño Reginald Dwight, que como niño pobre –en sentido británico- ve la vida como una forma de sobreponerse a la ausencia de carne, o a las pocas diversiones.

El mismo que se cambia el nombre para dar origen a su nueva vida. El Elton John que asciende tomando música de los negros de Estados Unidos, sufre también una conversión, en que su timidez se trasunta en extroversión. El éxito le viene rápido, y merced a su genialidad interpretativa, sobrevive a los altibajos de sus adicciones y desamores. En un hombre que consiguió todo relativamente fácil, lo único que le altera es su ausencia de cariño. También es la historia de su in-comunicación con su familia, de una madre -Sheila Eileen (Bryce D. Howard) que sabe desde siempre que el niño es homosexual y que no trepida en aprovecharse, a la vez que le dice que siempre estará solo en esa condición.

Del Reginald anterior conserva su anhelo de ser apreciado por su padre, aspecto que no logra modificar a su favor. Tampoco aquel le pide nada. Por contraste, el representante inicial, John Reid (Richard Madden), es sustituido por uno de sus amantes, y convertido en una máquina de producir dinero, en la cual sexo y codicia están ahí, siempre coexistiendo.

El director, Dexter Fletcher, y el guionista, Lee Hall, han sabido conjugar el drama, el biotopic y el musical. Sin duda, hay espacios muy notables que están narrados en el lenguaje de este último género. La escena inicial y los “sábados de pelea”. Otros corresponden al abuso del alcohol y la depresión, el drama. Y la biografía narrada de modo retrospectivo y luego lineal. Acorde a lo descrito, la fotografía (George Richmond), y la música (Matthew Margson) están prodigadas con magnificencia. Aunque el marco de referencia no es su plenitud como artista (no está el episodio de Diana de Gales) si lo es su ventura emocional y profesional de su ascenso incontenible.

Por otro lado, este es un proyecto autorizado en 2012 por el propio Elton John. Es, por así decirlo, una versión oficial, que desarrolla parte de su vida artística en torno a los temas de su propia vivencia. Así, se entiende que parte significativa de sus canciones tuvieran que ver con los efectos del desamor, las adicciones, su niñez y su disfuncional familia. Es un hombre que asciende hacia su propia destrucción, y que por amor propio y también gracias a la amistad con su letrista, Bernie Taupin (Jamie Bell), logra frenar su ascenso al infierno y estabilizarse.

Una película visual y musicalmente atractiva, con una biografía polémica, tratada con simpatía contenida incluso recurriendo a sus propias letras, que invita a seguir esta fase de la estrella británica en que se libera de sus vicios auto destructivos.

 

También puedes leer:

Rocketman: La búsqueda del abrazo negado.

 

Rocketman.  Director: Dexter Fletcher. Guión: Lee Hall. Música: Matthew Margson. Fotografía: George Richmond. Elenco: Taron Egerton, Jamie Bell, Richard Madden, Bryce D. Howard, Steven Mackintosh, Gemma Jones, Stephen Graham, Harriet Walter, Tate Donovan, Charlie Rowe y Matthew Illisley. 2019. 125 minutos.

 

Cristián Garay Vera es el director del magíster en Política Exterior que imparte el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile, casa de estudios de la cual además es profesor titular.

Asimismo es asesor editorial del Diario Cine y Literatura.

 

El actor Taron Egerton en «Rocketman» (2019)

 

 

 

 

Cristián Garay Vera

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: El actor Taron Egerton en un fotograma de Rocketman (2019), del realizador inglés Dexter Fletcher.