Séptimo concierto de la Temporada Internacional 2018 de la Fundación Beethoven: La clase maestra del Cuarteto Leipzig

Instantes musicales sublimes regaló el recital ofrecido por el conjunto de cámara alemán en la presentación ocurrida en el Teatro Municipal de Las Condes a inicios de esta semana. Soberbias ejecuciones de Mozart y Beethoven marcaron la visita que hizo a Chile el grupo de cuerdas germano.

Por Jorge Sabaj Véliz

Publicado el 7.9.2018

La temporada internacional 2018, de la Fundación Beethoven, tuvo como invitada al Cuarteto de Leipzig. Agrupación nacida en 1988 y conformada por dos violinistas (Stefan Arzberger y Tilmann Buning), un viola (Ivo Bauer) y un violonchelo (Matthias Moosdorf).

El repertorio de la velada incluyó a dos compositores germanos:

1) De Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), de quien se interpretó el Cuarteto Nº 17 en Si bemol Mayor, KV 458 “La caza”.

2) De Ludwig Van Beethoven (1770-1827), del cual se ejecutaron dos cuartetos: el Cuarteto Nº 3 en Re Mayor, Op. 18 Nº 3 y el Cuarteto Nº 15 en la menor, Op. 132.

 

I) Cuarteto Nº 17 en Si bemol Mayor, KV 458 “La caza”

Los intérpretes tocaron de pie a excepción del violonchelo.

A un sonido uniforme suman un complemento rítmico encomiable y un entendimiento de la pieza y de los distintos fraseos digno de un cuarteto de maestros. El tema lo llevan los violines y las cuerdas graves suenan como un contrapunto a los desarrollos temáticos.

Un vals con un tema sencillo llevado por el violín primero, luego pasa a un segundo tema, el resto de las cuerdas acompañan sin opacarlo. Pareciera como si entre los cuatro construyeran un edificio de dos pisos desde la base hasta la azotea. En la repetición colocan las terminaciones.

Mozart se demora en presentar el tema y nos divierte y confunde con una buena introducción. Luego el tema surge subrepticiamente sin que lo esperemos. La concentración de los músicos es absoluta.

El último movimiento conlleva algunas dificultades rítmicas por el sutil contrapunto de las distintas voces a un tiempo rápido o acelerando. La cuerdas agudas conversan de “tú a tú” con las notas graves sin interrumpir ni elevar la voz. Lo más notable fue la uniformidad de sonido y el entendimiento de los cuatro intérpretes.

 

II) Cuarteto Nº 3 en Re Mayor, Op. 18 Nº 3

El tema parte con el violín primero y luego lo toma brevemente la viola. Posteriormente se desintegra en variaciones en donde cada cuerda representa un papel no menos importante que el violín primero. Este movimiento tiene al menos tres o cuatro estadios diferenciados en cuanto a intensidad, volumen y dinámica, lo que le confiere su riqueza.

Bien adentro del segundo movimiento Beethoven nos sorprende con un abrupto cambio de ritmo en unísono lo que provoca risa por lo absurdo del cambio pero le quita gravedad, dándole frescura a ese pasaje. Nos exhibe su ternura habitual y hace conversar a los dos violines.

El tema lo comienzan a exponer con franqueza los violines. En la re exposición se observan los distintos cambios rítmicos, acelerando y ritardando que le dan la riqueza al número.

Una fuga en donde la participación de las cuerdas graves le da sustento y “frena” la huida de las cuerdas agudas hacia adelante. Tiende a perderse el tren para retomar con más fuerza hacia el final dramático y molto expresivo. Re exposiciones en la mecánica de velocidad y freno con que el compositor dotó al último movimiento. Final elegante y breve.

 

 III) Cuarteto Nº 15 en la menor, Op. 132

La pieza más extensa queda para el final. Esta vez las cuerdas se sientan acompañando al violonchelo.

Comienza tocando con gran flexibilidad salvando las grandes exigencias interpretativas que pesan sobre cada instrumento. Su paleta expresiva contiene un fraseo que va del mezzopiano al forte y que tiene al violín primero y al chelo como sus bases expresivas y desde allí se desarrollan los distintos colores. Exhiben nuevamente, un gran conocimiento de la pieza pues dosifican sus esfuerzos hacia donde es intrínsecamente necesario.

Una danza, un vals cuyo cuerpo pasa por todas las cuerdas quienes lo toman y bailan con él. Cuidadas transiciones. En las re exposiciones, variaciones y codas el compositor se olvida del vals e irrumpe con un ritmo que quiebra el baile para luego retomarlo y finalizar la pieza.

Molto Adagio. Uno de los momentos sublimes del cuarteto. Aquí optan por la continuidad del sonido por sobre la expresividad de cada parte, lo que, por otra parte, le da unidad al conjunto interpretativo pero impide detenerse en los valiosos detalles expresivos que nos regala Beethoven y que con un tempo, tal vez más lento, pudiesen alumbrarse. Destellos de belleza, de color, de expresividad exasperada en los últimos días de un autor ya enfermo.

En los dos últimos movimientos se aprecia una lección de contrapunto del conjunto con un primer tema unísono con interrupciones de acentos y un segundo tema con vaivenes o cambios abruptos, desde melodías líricas a arrebatos apasionados y también desesperados del violín primero exacerbado o amplificado por el resto de las cuerdas. Al final retoman el tema lírico romántico.

 

La Temporada Internacional de Conciertos Fernando Rosas 2018 de la Fundación Beethoven prosigue el próximo martes 9 de octubre con la presentación en el Teatro Municipal de Las Condes del Trío Guarneri de Praga.

 

El cuarteto de Leipzig en una de sus tantas presentaciones durante esta temporada, cuando cumple 30 años de existencia profesional

 

 

Crédito de las fotografías utilizadas: Fundación Beethoven