«Stand Up Comedy», de Felipe Avello: Ironía y complicidad

Con un humor mordaz, lúdico, irónico y crítico, el protagonista teje una red que va envolviendo al espectador desde el primer minuto hasta incluso después del show, convirtiéndolo en cómplice de una performance que combina el stand up con la música, la improvisación, y el emprendimiento.

Por Jessenia Chamorro Salas

Publicado el 14.3.2018

Marzo trae al Teatro Mori un espectáculo diferente, un show misceláneo cargado al humor y la ironía, en donde el público no es mero espectador, sino un activo partícipe en la performance cómica que se lleva a cabo.

El stand up comedy puede resultar previsible a estas alturas, ya es re-conocido el formato gracias a programas televisivos como “El club de la comedia”, que han generado variados representantes a lo largo del tiempo, quienes han triunfado -con más o menos éxito- en diversos festivales, siendo los más aplaudidos el Festival del Huaso de Olmué y el Festival de Viña del Mar.

¿Por qué este unipersonal sería algo distinto? La respuesta está en su protagonista. Felipe Avello se ha caracterizado a lo largo del tiempo por ser un personaje irreverente, por situarse en una zona fronteriza entre el humor, lo grotesco y el absurdo. Sus apariciones eran frecuentes en diversos programas de televisión, hasta que de pronto dejó de ser visible en dicho formato para dedicarse a una disciplina con la que solo recientemente ha sido valorizado y reconocido, tras su exitoso paso por el Festival del Huaso de Olmué 2018, en donde alcanzó una visibilidad antes solo acotada a los Café Concert que ha venido realizando hace algunos años atrás.

Con un humor mordaz, lúdico, irónico y crítico, Avello teje una red que va envolviendo al espectador desde el primer minuto hasta incluso después del show, convirtiéndolo en cómplice de una performance que combina el stand up con la música, la improvisación, y el emprendimiento.

Avello es consciente de lo que espera y desea el público, sabe que ya su rutina presentada en Olmué ha sido vista en más de una ocasión por la mayoría de los asistentes, de ahí que haya sido reconstruida a partir de este mismo acontecimiento: cómo ha sido su vida después del éxito y cómo se ha tomado este retorno a la fama en los medios masivos. Burlándose de sí mismo, de su estrategia de victimización empleada en el festival de enero, Avello se posiciona como un triunfador que se ríe de su triunfo diciendo: “Si me hubiese pasado esto hace diez años sería distinto”. Veinte años de carrera le dan la potestad para sentir que éste no es un éxito iniciático, sino que por el contrario, la consagración de toda una vida dedicada a hacer reír y gozar con aquello.

Su interacción con el público es notable, logra un vínculo diferente, construyendo una atmósfera idónea para disfrutar de cada frase, gesto y movimiento realizado. En este sentido, su desempeño actoral resulta sobresaliente, su expresividad facial y las distintas connotaciones que adquieren sus movimientos corporales lo dotan de una capacidad histriónica que parece innata, como si estuviésemos en el living de su casa y él nos estuviese contando las anécdotas de su vida. Pero no, él está plantado en un escenario, solo, frente a decenas e incluso cientos de personas, tejiendo una rutina que pese a ser -y contener- mucho de espontáneo, haciendo gala de su capacidad de improvisación, es una rutina preparada con antelación, frase a frase, palabra a palabra, siempre con el foco en la anticipación de la posible respuesta o reacción del espectador. En este sentido, se trata de un guión performático sumamente bien construido, cuyos engranajes hacen andar el motor de la risa en pocos segundos.

En vínculo con lo anterior, la interacción cómplice que Avello entabla con el público lo hace partícipe de sus más descabelladas y delirantes ideas, elige con pinzas a sus secuaces, subiéndolos al escenario para transformarlos en los integrantes de su nueva banda (recordando a su ex, Dina Gómez). Dialoga con ellos en una exposición entre forzosa y gozosa, que pese a ciertos comentarios burlescos, se trata de una mofa lúdica y sin intención despectiva. Música y humor se combinan magistralmente en la escena memorable en que los “chicos de la banda”, dirigidos por Avello, interpretan canciones de bandas masculinas pop de diversas épocas.

El Café Concert de Avello es sin duda un imperdible en el que hay que participar, como espectador, como parte del elenco improvisado, o bien, como fans que hacen una larga fila para fotografiarse con el protagonista, quien amablemente se ofrece a aquello en el inicio del show; o incluso, como un cliente que puede adquirir alguno de los productos que Felipe ofrece sin ningún aspaviento, sino más bien, como él diría: “con mesura”.

Un crítico social locuaz, un histrión que se burla de sí mismo tanto o más como lo hace de los otros, un actor, un improvisador mordaz, un irreverente e incluso un bizarro, eso y más es Felipe Avello, quien despliega todas sus capacidades y creatividad, en un juego cuyo único objetivo, es hacer reír -mejor dicho- hacer gozar de la risa.

 

Felipe Avello muestra sus mejores cualidades interpretativas e histriónicas en su Café Concert

 

Ficha Técnica:

Elenco: Felipe Avello

Duración: 1 hora y 30 minutos

Temporada: Desde el 2 de marzo (excepto los días 9, 15, 17 y 22 de marzo)

Sala: Teatro Mori Plaza Vespucio, Las Terrazas de Mall Plaza Vespucio, La Florida, Santiago

Horario: Jueves a las 21:00 horas, viernes y sábado a las 22:45 horas y domingo a las 20:00 horas

Valor: Jueves, viernes y domingo $12.000, sábado $15.000 general

Para mayor información, revisar aquí.

 

Crédito de las fotografías: Centro Mori