«Trópico de libra»: Un manifiesto estético de la nueva poesía chilena

El libro de Marcelo Nicolás Carrasco es un texto inquisidor que obliga a su lector a una especie de lucha contra el lenguaje, y ante la conciencia de una serie de personajes que aparecen y emergen en estos versos: desiertos, animales, la magnífica geografía y sujetos de la ciudad, son quienes buscan esa sintaxis existencial, en un dialogo artístico sin concesiones.

Por Alberto Cecereu

Publicado el 22.6.2020

En la página 51 de este libro, el poeta sentencia que lo devenido no será un arte poética. Pero su sola sentencia aproxima al lector a lo más parecido a un arte poética. Porque el poeta, sabe muy bien o en su defecto, lo ve divisar, que toda consideración declaratoria en el poema es en sí, un manifiesto estético. Y eso, claramente es interesante. Además, después avanzamos en las páginas, y encontramos versos tales como: “Aparece la poesía / cuando todas las palabras son insuficientes”. Entonces he aquí, una opción de salvación a partir de la palabra. La palabra no sólo es verbo hecho carne, sino, un cordero depurador.

Trópico de libra (Queltehue Ediciones, 2019), de Marcelo Nicolás Carrasco, es un libro inquisidor. Obliga a quien se enfrente a él, a una especie de lucha del lenguaje con la conciencia de una serie de personajes que aparecen y emergen en estos poemas. Esos personajes, que son desiertos, animales, la magnífica geografía y sujetos de la ciudad, buscan ese lenguaje. Buscan señales. Símbolos para tratar de explicar lo que nos pasa y nos sucede.

Carrasco, pregunta, consulta, investiga. Juega. Abre mundos. Nunca los cierra. Deja abierto las posibilidades o versiones del mundo. Algo así como Descartes que, enamorado de los poetas, busca la actitud de la vida en Ovidio, en el mundo de Virgilio, en las palabras de Horacio. Fue primero Descartes quien asigna significado poético a los sueños, incluso cantos de verdades racionales. Después vendría Freud con sus disquisiciones sobre el tema.

Carrasco sigue esa tradición, no desde el lenguaje propiamente tal, sino a través de la actitud filosófica de la poética. “No es necesario dormir para soñar/ y no soñar no es estar despierto / Para un sueño no es tan fácil salir de la cabeza / Para ellos no es difícil anidar fuera del nido”. O Carrasco leyó a Descartes, o lo está adivinando. Reitero sobre el punto, toda vez que el filósofo francés ahonda largamente entre la distinción entre razonamiento e imaginación.

“El sentimiento forma parte de la región obtusa e indeterminada del espíritu, o representa la forma de esta región”, sentencia Hegel en su Introducción a la estética. Cuando leí el poema «007» de Carrasco, me acordé de este Hegel, que latamente construye en su madurez una especie de filosofía del arte. Carrasco, está lejos de eso, sin duda. Pero se acerca, en cuanto y en tanto, establece un criterio sentimental de sí mismo, con la búsqueda de sentido del poema. Abre un espacio de contemporaneidad al relacionar la poesía como mensaje lejano de un más allá que no conocemos, pero define la dialéctica de la búsqueda y la pérdida en estos versos: “Porque aquí ya no hay más voces para decir nada / y no quedan más oídos que respondan en ninguna parte”.

Nuestro autor, a partir del desarrollo de la génesis interior, aborda las temporalidades, los espacios, las utilizaciones centrales, neutras y existenciales del lenguaje a través de ejercicios que desarrollan una danza espiritual del yo poético. Hay una búsqueda de la vitalidad del yo, configurado a través de la racionalización del pensamiento.

Marcelo Nicolás Carrasco, advierte con su juventud, una ebriedad de búsqueda. Lo que es bueno. A pesar de tener cierta cadencia a caer en una genealogía excesiva de la representación de la conciencia, el poeta busca estructuras del lenguaje y si no las encuentra, las genera por sí mismo. El talento del autor de Trópico de libra augura la configuración de un trabajo de larga data que cómo dice Carmen Berenguer: “se consigna el poder la escritura para establecer secretos vínculos entre las cosas cotidianas”. De todas maneras, nos encontramos, con un libro fundamental de los poetas de su generación y una flamígera búsqueda de un lenguaje que pretende nombrar lo ya nombrado.

 

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Alberto Cecereu (1986) es poeta y escritor, licenciado en historia, licenciado en educación, y magíster en gerencia educacional, además de redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

Trópico de libra» (Queltehue Ediciones, 2019), de Marcelo Nicolás Carrasco

 

 

Alberto Cecereu

 

 

Crédito de la imagen destacada: Queltehue Ediciones.