«Alienígenas chilenos», de Francisco Ortega: La manifestación simbólica del miedo

El autor nacional nos entrega este interesante y atrapante libro sobre el imaginario extraterrestre de nuestro país, en una edición —acaso de verano— de Planeta. Aquí, su estilo mezcla con inteligencia la crónica periodística, la investigación, la prosa ficcional y la sociología popular, en cinco historias, que de alguna u otra forma se entrelazan: así, y provisto de audacia, el narrador pasa rápidamente desde la entrevista a la anécdota, y de ahí a la conspiración política.

Por Alberto Cecereu

Publicado el 14.3.2020

Ray Bradbury en el cuento Los observadores que aparece en su célebre libro Crónicas marcianas, comienza el texto: “Aquella noche todos salieron de sus casas y miraron al cielo. Dejaron las cenas, dejaron de lavarse o de vestirse para la función, y salieron a los porches, ahora no tan nuevos, y observaron el astro verde, la Tierra”. Bradbury así empieza un entretenido relato de cómo los humanos abandonaron el planeta, y en un futuro cercano, veríamos al planeta desde el espacio exterior. Siempre imaginé un escenario parecido en el caso de los extraterrestres. Que veían desde la comodidad de sus naves y sus mundos, este, el nuestro, como una rareza. Como mira un niño a un mono de zoológico. Pintoresco. Tragicómico. Digno de fotografía jocosa.

Francisco Ortega nos entrega este interesante y atrapante libro sobre el imaginario extraterrestre de nuestro país, en esta edición —acaso de verano— de Planeta. El autor mezcla inteligentemente la crónica periodística, la investigación, la prosa ficcional y el imaginario popular, en cinco historias, que de alguna u otra forma se entrelazan. Con audacia, pasa rápidamente de la entrevista, a la anécdota y la conspiración política.

Ortega, en este libro, buscaría, con bastante claridad, relacionar los hechos a través del extraño hecho de “la aparición alienígena” como parte del «constructo» cultural. Es decir, a través de la clave de la literatura popular, busca otorgar densidad a la experimentación de las anomalías como significado de pertenencia de territorios determinados. Cuando Sayén —en el segundo relato del libro— habla sobre el misterioso ser que se aparece, es una comunidad entera que se involucra, aunque solo sea Sayén quién vea a ese ser. Porque Sayén, no sólo es parte de la comunidad, sino que ayuda a construir una leyenda que sirve a todos. ¿Sirve a qué? Eso es lo que se pregunta Ortega, y lo hace bien. Y aunque no da respuestas claras, otorga una cierta hoja de ruta.

“Superman, Aquaman, Redman no, no se comparan con el chup Chupacabras/ es porque pego mi propio ego me conduce a lo que hago, te atrapo Batman, Superman, Aquaman, Redman”, versa una parte del tema Chupacabras, de Tiro de Gracia, que aparece en un disco que nos marcó como lo fue Ser Humano. Y es que, en todo el disco, aparece lo popular, lo alienígeno, lo raro, lo político, en las letras de sus canciones. Ortega apunta a lo mismo. Sabe que todo es una mezcla, y en esa hibridez, donde hay grises y desenfoques, aparece la cultura misma de los pueblos. Del mismo modo, se permiten personajes como Cecilia Morel, quién en medio del levantamiento popular de octubre, ella dijera que estábamos en una invasión alienígena. Nada más y nada menos que la manifestación simbólica del miedo.

La mejor parte de este libro, es «Expedientes secretos», una historia sobre los miedos de la dictadura de Pinochet, sus intentos por mantenerse a todo precio en el poder y esa conocida historia sobre el Cabo Valdés. Leer esta parte, te trae imágenes de Indiana Jones o un documental de Michael Moore. Es una demostración de murmuraciones y una constatación de chismes: los dictadores, sumidos en su tiranía del ego, pueden recurrir a todos los resquicios de la mente con tal de sustentar el poder. Ortega, adolece en este y en verdad, en todos los relatos, el problema de dejar una apertura, preguntas sin responder y quizás un término abrupto, que no es necesariamente deseable. No es suspenso, sino falta de cierre.

Ortega no nos confundirá. No nos dirá historias para engolosinarnos como con Encuentros cercanos del tercer tipo, de Steven Spielberg, sino que nos da una cuota de racionalidad y pies bien puestos en la tierra. El autor no viene a vender humo de ciencia ficción. Quizás queremos eso, para escapar de esta dura realidad. Pero no. Lo que hace, es entregarnos luces, historias y hechos para crear nuestra propia identidad. Lo hace de la mejor forma, como lo hacían los mapuche: la historia oral. Y que Francisco Ortega, haga eso, es maravilloso. Rescata así, la circularidad de una comunidad que vuelve a mirarse y hablarse. Como para no pensar que somos alienígenas.

 

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Alberto Cecereu (1986) es poeta y escritor, licenciado en historia, licenciado en educación, y magíster en gerencia educacional, además de redactor permanente del Diario Cine y Literatura.

 

«Alienígenas chilenos», de Francisco Ortega (Planeta, 2020)

 

 

Alberto Cecereu

 

 

Crédito de la imagen destacada: F. Muena.