Aniversario de «Cine y Literatura»: «La ejecución», la road movie existencialista de Stephen Frears

En 1984, el notable realizador inglés comenzó su carrera individual con este filme que rodado en España se encuentra protagonizado por Terence Stamp, John Hurt, un principiante Tim Roth y la exuberante Laura del Sol.

Por Gabriel Anich Sfeir

Publicado el 16.8.2020

Stephen Frears (Leicester, 1941) estudió Derecho en Cambridge, pero tras conocer a miembros del grupo Monty Python, se inclinó finalmente por el cine. Después de haber trabajado como ayudante de Karel Reisz y Lindsay Anderson, comenzó en la televisión. Su primer largometraje fue Gumshoe, parodia de novelas negras estrenada en 1971. A partir de la década siguiente comenzó a tomar rumbo en filmes como Mi hermosa lavandería (My Beautiful Laundrette, 1985), Relaciones peligrosas (Dangerous Liaisons, 1988) y Ambiciones prohibidas (The Grifters, 1990).

Hoy comentaremos su segunda película: La ejecución (The Hit), producción británica de Jeremy Thomas (quien ganaría el Oscar a Mejor Película de 1987 por El último emperador de Bernardo Bertolucci) cuyos exteriores fueron rodados en España. Estrenado en el Reino Unido en septiembre de 1984, se trata de un thriller en formato road movie, pero con importantes elementos existencialistas y de comedia negra, a partir de un guion original del novelista Peter Prince.

La acción comienza en 1973, cuando una banda de gangsters londinenses asalta un banco, pero fracasa en el intento. En el juicio siguiente, uno de ellos, Willie Parker (Terence Stamp), declara en contra de sus compañeros a cambio de inmunidad. 10 años después, Parker lleva una vida pacífica en un pueblo andaluz bajo vigilancia de la policía. Es entonces cuando es secuestrado por dos sicarios: el sanguinario Braddock (John Hurt) y su violento asistente Myron (Tim Roth, en uno de sus primeros papeles), quienes deben conducirlo a París para su ejecución, a encargo del jefe de la banda a la que pertenecía Parker. Comienza así un viaje que los llevará por Andalucía, La Mancha, Madrid, Aragón y Navarra hasta la frontera con Francia. Un detective (Fernando Rey) de la Guardia Civil española sigue sus pistas.

En el camino, paran en Madrid para cambiar de automóvil. Suben a un apartamento facilitado a los sicarios en la Torre de Madrid frente a la Plaza de España y descubren que está ocupado por el australiano Harry (Bill Hunter), un conocido del propietario, y su novia española Maggie (Laura del Sol). Como Parker revela su identidad a estas personas, Braddock asesina a sangre fría a Harry y toma de rehén a Maggie, quien es subida a bordo del Mercedes Benz en la odisea camino a la ejecución de la venganza. Pero al contrario de la convencional chica de un gangster, la sensual española se enfrentará violentamente a los acercamientos sadomasoquistas del seco Braddock.

Las oscuras ciudades donde transcurren los noir son aquí reemplazadas por los soleados paisajes de España, con sus pueblos, valles, montañas y carreteras. Paradas a orinar en molinos de viento o a ordenar cervezas en bares improvisados mientras se transmiten corridas de toros en televisión. El Madrid de los 80 brilla por su arquitectura con las torres de la Plaza de España (en la Torre de Madrid a la que van nuestros mafiosos alojaba Buñuel durante sus temporadas en la Villa y Corte) y al fondo, el Palacio Real. El tema de los créditos iniciales es de Eric Clapton y Roger Waters, pero la banda sonora de la película es del algecireño Paco de Lucía, con sus geniales flamencos.

Pero el desarrollo de los personajes es una clave a destacar de La ejecución, como buena película de viajes. Parker se mantiene en calma durante todo el viaje sabiendo que va a afrontar la muerte, pues está consciente de las consecuencias de su traición hace ya 10 años. En su casa de Andalucía se ha entregado a la lectura de obras de Ernest Hewingway y de Cesare Pavese, a la vez que tiene un póster de John Lennon. Se hace amigo del temperamental Myron (quien no ve la hora para asesinarlo de una vez por todas) y recita un poema de John Donne a Braddock cuando éste le pregunta por qué no escapó de su cautiverio durante una parada en las cascadas de Monasterio de Piedra. «Death be not proud», dice este soneto, que desafía a la muerte incapaz de llevarse a los que ha matado. “¿Por qué no tener miedo a la muerte?”, concluye el que espera ser ejecutado.

Sin ser una película perfecta (faltó desarrollar más el personaje del detective español, por dar un flanco débil del filme), La ejecución es un entretenido thriller que no pierde la oportunidad para desarrollar problemáticas filosóficas de trascendencia. Las tierras que recorrieron los caballeros y escuderos creados por Cervantes, así como sus gentes y culturas, son un inmejorable escenario para contar buenas historias como las de esta obra de Frears.

La muerte es la parada final de todo viaje. La misma muerte que esperó a Don Quijote a su regreso a La Mancha.

Disponible en Qubit TV.

 

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Gabriel Anich Sfeir (Rancagua, 1995) es egresado de Derecho de la Universidad de Chile y ayudante en las cátedras de Derecho Internacional Público y Derecho Comunitario en la misma Casa de Estudios. Sus principales aficiones son la literatura policial y el cine de autor.

 

 

 

Tráiler:

 

 

Gabriel Anich Sfeir

 

 

Imagen destacada: La ejecución (1984).