«Araña», de Andrés Wood: Los fantasmas errantes de Chile

Ambientada en el Santiago previo al Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, la última entrega del director nacional complementa su visión audiovisual de la historia del país durante esa época, ya plasmada con anterioridad en su filme «Machuca» (2004). Protagonizado por la actriz española María Valverde y la intérprete argentina Mercedes Morán, el largometraje de ficción se estrena este jueves 15 de agosto en las salas locales.

Por Cristián Garay Vera

Publicado el 12.8.2019

La ventura fílmica de Patria y Libertad no había sido realizada. Conocíamos algunas novelas y el solido estudio Patria y Libertad. El nacionalismo frente a la Unidad Popular de José Díaz Nieva (Centro de Estudios Bicentenario, Santiago, 2015) acompañada de su selección documental publicada en España. Y antes de eso algunas tesis de grado meritorias (pienso en Carla Prenafeta, La leyenda negra de una araña. Frente Nacionalista Patria y Libertad: enigmas y estigmas, 2005). Modestamente, quien firma estas líneas escribió con José Díaz Nieva en el dossier Amerique Latine. Memories et Histoire (2016) un artículo en castellano sobre este tema.

Ahora, Andrés Wood nos presenta, con el oficio que ya le conocemos (Machuca, 2004), Araña (2019) una ficción acerca del asesinato del edecán Araya atribuido a Patria y Libertad (en la película Jorge Silva). Por cierto en este largometraje hay dos lecturas, una explicita y otra soterrada, lo que la hace interesante como guión, sobre todo en la tensión del trío amoroso de Gerardo, Inés y Justo, y de otro modo supone una suerte de bisagra narrativa entre el pasado y el futuro no tan lograda a la par que fantasiosa.

La primera es bastante bien lograda y retrata una juventud que asumió un anticomunismo radical (Díaz Nieva dice que su nacionalismo era más bien reactivo) en la coyuntura de las luchas callejeras entre la ultraizquierda y la ultraderecha, y luego entre oposición y gobierno en los tiempos de la Unidad Popular. Hay un tenor de la tensión entre viejos y jóvenes magníficamente expuesta por Inés (la española María Valverde) cuando dice tuvimos que inventarnos una guerra para poder vivir esta vida al máximo.

Como suele ocurrir en la narrativa de Wood, el Chile que presenta tiene solo dos caras. La de los ricos y rubios (la escena inicial del colegio es tan alejada del ABC1 local, como el ABC1 de los nórdicos), y la de los pobres, indios y migrantes, cabezas oscuras. Un Santiago antagónico entre la belleza y limpieza de sus calles, versus los barrios donde la miseria se acumula, hoy como ayer. En ese paisaje, en el que ha hecho fortuna su narrativa, la clase media, la “normalidad” no existe: solo viven los ricos y los pobres, y el resto sobra.

La ambientación es suficiente y se reduce a casas de los años 60, el Peugeot 404, el Fiat 125 y el Simca 1000 si mal no recuerdo (es difícil tratar de lograrlo en Santiago y se nota la contribución de Providencia para esta imagen). Por otro lado, la pobreza es atemporal. Sorprende mirar en la ambientación moderna de la casa de Inés y Justo, un viejo-nuevo tornamesas conviviendo con volúmenes de la Enciclopedia España Calpe, semi extinguidos representantes del papel en el mundo de internet. Cuyos cientos de volúmenes, aquí están reducidas a una decena de aquellos imponiendo su característico empaste negro.

A diferencia de los volúmenes de la Espasa Calpe el movimiento nacionalista, sin  embargo pervive a través de Gerardo (Marcelo Aranda en la adultez), que ha vivido oculto muchos años y cuya marginalidad le permite seguir en su revolución pendiente, que transcurre a la par antes y después. Su actuación le permite enlazar con bandas de skinhead anti inmigrantes, en una lectura moderna-antigua del fenómeno. Aunque en los créditos se reconoce que Patria y Libertad se auto disolvió poco después del 11 de septiembre de 1973, el mensaje de Wood es manifestar la presencia de una huella indeleble sobre la historia de Chile y la del provenir también.

Así vista, la comisión de actos de propaganda y de resistencia armada, que fueron característicos de Patria y Libertad, hacen guiños a la actualidad y a un discurso tópico sobre el discurso del odio. La muerte del edecán Araya o el avión desaparecido con dirigentes que, dados por muertos, reaparecen en Ecuador con Roberto Thieme, tiempo después. Un mundo de extrema derecha que alterna por cierto una masa de niños ricos y otra de clase baja, bajo un anticomunismo rabioso.

La rabia es el nervio de un soberbio Gerardo (Pedro Fontaine / Marcelo Alonso), ex conscripto de la Fuerza Áerea. Ganado a las huestes de Patria y Libertad conoce al joven matrimonio de Inés y Justo. Precisamente, ella le dice que no es una de las que se va a separar. Ello no impide un romance semi tolerado pero mal asentido por el tercero en discordia, y que está en la base del pasado y de la traición.

Sobre el fondo de la resistencia a Allende (célebre fue el bombazo contra la estatua del Che Guevara en La Cisterna), los ataques a oleoductos y las apariciones en diversos actos, Patria y Libertad se gana un lugar donde convivieron las brigadas Ramona Parra, Rolando Matus y Elmo Catalán. Un mundo de linchacos y de armas blancas, de escudos y de cascos que deshacían con su pedagogía el lenguaje de la cordura. Un mundo sin matices y del día a día.

Entre medio Wood además se da maña para contarnos la microhistoria de este disparejo trío de dos hombres y una mujer, que también representan la polaridad social reflejada en el movimiento. Aquí logra lucir a un actor no profesional, el joven Gerardo (Pedro Fontaine) y sacar lo mejor de la argentina Mercedes Morán (Inés ya madura), convertida en empresaria prominente y filantrópica, con un toque británico. La tensión entre el deambular de Gerardo, los temores de Justo (Felipe Armas), el despertar sexual de Inés, y los secretos de una traición en la operación que los separó, se desarrolla muy bien aunque hubiera preferido un final abierto en vez de la declaración algo ramplona de Inés.

La otra lectura del pasado/futuro de Wood es la muestra de esa época como la generadora de movimientos racistas y xenófobos. Trazar una línea comunicante entre Patria y Libertad y ese fenómeno no tiene fundamento, y la visión final del cometido de Gerardo, en sentido de auto profecía, más tiene que ver con el imaginario y la auto justificación de cierto progresismo que un fundamento empírico que enlace a ambos momentos. De todas maneras, paradójicamente, este relato puede incitar a unos y a otros a crear una falsa conciencia de cierto nacionalismo y una supra historia metafórica del nacionalismo local, debido a que la puesta en escena (la mise en scene) conecta más una historia correcta que verdadera siguiendo la tesis de Javier Cercas en El impostor.

 

Araña. Dirección: Andrés Wood.  Chile, 2019. Elenco: Marcelo Aranda, Felipe Armas, María Valverde, Mercedes Morán, María Gracia Omegna, Mario Horton, Jaime Vadell (actuación especial) y Pedro Fontaine.

 

Cristián Garay Vera es el director del magíster en Política Exterior que imparte el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile, casa de estudios de la cual además es profesor titular.

Asimismo es asesor editorial del Diario Cine y Literatura.

 

Pedro Fontaine, María Valverde y Gabriel Urzúa en «Araña» (2019)

 

 

 

 

Cristián Garay Vera

 

 

Tráiler:

 

 

Imagen destacada: María Valverde y Gabriel Urzúa en Araña (2019), de Andrés Wood.