Ciclo Grandes Pianistas del Municipal: El inicio a cargo de un maestro

Una nueva temporada de la tradicional serie se abrió en el recinto de calle Agustinas, con la presencia del destacado solista, director de orquesta y académico chileno Alfredo Perl, en una exhibición que ejemplificó una verdadera clase magistral para los asistentes a la jornada inaugural de este año.

Por Jorge Sabaj Véliz

Publicado el 12.3.2018

El intérprete Alfredo Perl (Santiago, 1965) se presentó el último viernes 9 de marzo por la tarde ante una sala expectante. Previo a comenzar su ejecución, con micrófono en mano, hizo una breve introducción a los espectadores referida a la primera parte del programa. Esta incluyó piezas para piano de los compositores Johannes Brahms (las Op. 76) y Arnold Schönberg (las Op. 23). Haciendo un paralelismo entre ambos maestros señaló que ambos vivieron y trabajaron en Viena y compusieron obras para teclado. Si bien el consenso musical designa a Brahms como el último de los conservadores y a Schönberg como un gran revolucionario, éste solía designar a aquel como un progresista.

En relación a las piezas Op. 23 señaló que la última de ellas dio el vamos a la teoría dodecafónica, también conocida como atonalismo, pues prescinde de la tonalidad secular dándole, a cada una de las doce notas de la escala, un idéntico valor musical.

Luego agregó que, aunque él no solía hacer “experimentos” en los programas, esta vez se decidió por intercalar en la sucesión las cinco Op. 23 con las ocho Op. 76, dándonos dos razones para ello: primero que al no ser dos ciclos cerrados de composiciones éstos se pueden interrumpir y segundo, porque las obras de Schöenberg estaban presumiblemente inspiradas y dedicadas a las piezas de su predecesor, siendo verdaderos comentarios de las mismas.

La sucesión fue la siguiente: Op. 76 Nº 1; comienzo suave como si emergiera de la nada, desarrollo dramático de los temas, interpretación madura y sentida, muy internalizada, buen final. Op. 76 Nº 2, Capriccio en Si menor; ritmo de danza, ambas manos conversaban adecuadamente, sentido rítmico, lo más destacable fueron las escalas utilizadas y las sutilezas evidenciadas.

Op. 23 Nº 1 y 2.  El intérprete supo dotar de expresividad a la pieza con recursos dinámicos, de acentos y cortes súbitos, la dotó de equilibrio temático. Op. 76 Nº 3.  Maestría en los arpegios, su mayor virtud es sumergirse en el sentido de la obra. Op. 76 Nº 4. Cada mano se equilibraba con la otra, rítmica y dinámicamente,  en pos de la expresividad de la pieza. Op. 23 Nº 3. Efectivamente se siente como un comentario desarticulado de Brahms, como imitando la grandeza del maestro pero con otro lenguaje, no menos profundo y ensimismado.  Op. 76 Nº 5. El pianista nos dio una clase magistral del uso de la dinámica o cambio dinámico dentro de una fuga. El rubato estuvo tan bien empleado que parecía que no lo utilizaba. Op. 76 Nº 6. Tema tocado en forma melancólica. Se maneja con pleno dominio dentro la arquitectura musical de la obra, interpretación estilísticamente perfecta, sin vanos preciosismos. Op. 23 Nº 4 y 5. Versión libre y desarticulada de Brahms, en una obra ya cercana al dodecafonismo con gran fuerza expresiva y lúdica. Desestructuradora de discurso. Op. 76 Nº 7 y 8. Nos presenta un tema con variaciones, expuesto y reexpuesto, con leves diferencias rítmicas. Fraseo musicalmente perfecto, en un continuo legato con un final cerrado.

Luego del intermedio abordó directamente el Impromptu en Fa menor, op posth. 142 Nº 1, (D.935) del compositor alemán Franz Schubert (Viena,  1797– Viena, 1828).

Interpretación estructurada e introspectiva, dividida en secciones o bloques inteligentemente unidos. Uso sutil del rubato. Versión personal y contenida. Buenos arpegios y equilibrio dinámico. Perl se complacía en mostrarnos los temas en forma sobria y elegante sin improvisaciones ni grandes arrebatos expresivos. Parecía que en vez de golpear o percutir acariciase las teclas.

Para finalizar el programa nos brindo la Sonata Nº 15 en Fa mayor, KV 533/494 de Wolfgang Amadeus Mozart (Salzburgo, 1756 – Viena, 1791).

En el Allegro el solista rescató el carácter juguetón del movimiento, exhibiendo un virtuosismo en las escalas. El clasicismo reflejado en ambas manos, un alma dispersa y divertida, haciendo patentes la improvisación y el genio del músico de Salzburgo. Ambas manos desafiándose e imitándose. Andante. La mano izquierda inicia un discurso con un tema más uniforme y sencillo mientras la derecha lo completaba improvisando o doblando sobre el mismo.  En ciertos pasajes la mano derecha incluso desarrolla un segundo tema ante la pasividad del primero. En cierto período del movimiento ambas manos sólo balbucean cromatismos sobre el tema principal. Rondo. Allegreto. Desarrollan una danza con un tema juvenil, lírico y evocativo, que modula a una tonalidad un tanto más sombría o melancólica, produciendo enfrentamiento y contraste, tanto de carácter como rítmico. Perl, con su técnica y madurez, permitió que ambos estados se expresaran libremente.

Para el bis, el solista nos trajo el Liebesleid para violín y piano del compositor vienés Fritz Kreisler arreglado para piano sólo por el compositor ruso Sergei Rachmaninov. Con gafas leyó un raída partitura original que daba cuenta del tradicional vals vienés.

Alfredo Perl se dio el tiempo para firmar programas y discos a los asistentes en el hall principal del Teatro Municipal, una vez terminada la función.

El ciclo Grandes Pianistas del Municipal de Santiago continúa con la presentación del solista francés Wilhem Latchoumia el próximo miércoles 25 de abril, a las 19:00 horas, cita en donde éste interpretará obras de los compositores Claude Debussy, Manuel de Falla, y de György Ligeti.

Para mayor información y detalles del evento, revisar aquí.

 

Alfredo Perl realizó una breve introducción estética y musical en torno a las obras que abordaría en su presentación del último viernes, en el Teatro Municipal de Santiago

 

Tráiler:

 

Crédito de las fotografías: Luis Hidalgo, del Municipal de Santiago – Ópera Nacional de Chile