[Crítica] «Apuntes para una historia de la dictadura cívico-militar»: Una escritura fractal del horror chileno

Este libro es una una ópera donde su autor —el poeta nacional Juan Cristóbal Romero—, nos entrega un flujo de imágenes de tal intensidad y movimiento, que su texto bien podría servir de guión a una película o documental sobre el horroroso país ubicado en esa porción de tiempo doloroso en que estuvimos cautivos de un Estado terrorista.

Por Ramiro Villarroel Cifuentes

Publicado el 27.12.2020

En cada una de las frases y oraciones no se resume solamente la totalidad del libro, sino que también una época de la historia de Chile a manera de fractales que nos indican la geométrica o estructura de esta obra.

Leer Apuntes para una historia de la dictadura cívico-militar (Ediciones Tácitas, 2020) de Juan Cristóbal Romero (1974) nos enfrenta a un desafío no menor ya que, desde su inicio, entramos a una oscuridad iluminada por textos estroboscópicos de distinta gama y potencia que nos permiten ver, más bien dicho concebir el mal, la perversión, el terror, la muerte y sus antesalas: la sangre, el fuego, la violación, el envenenamiento, los atentados, la tortura, especialmente en la imagen de autores, coautores, cómplices y víctimas de este horroroso episodio en la historia nacional.

Texto de oscuridad y relámpagos mezclados para mostrarnos la única verdad insoslayable: que la dictadura no sólo fue un periodo cruento; sino que fue también un vasto sistema en que, tanto el poder político así como el económico, se coludieron con el religioso, el mediático o comunicacional, para hacer saltar por el espacio el camino que el mismo pueblo de Chile se propuso transitar al elegir a Salvador Allende como su Presidente de la República, todo esto detonado por militares sediciosos excitados por intelectuales de extrema derecha como el líder de la UDI, el elocuente senador asesinado Jaime Guzmán Errázuriz.

En este libro podemos encontrar varios géneros literarios en germen, que se vienen a completar en lo que podríamos llamar una disolución de los límites en el arte, cuya clave puede ser extraída del concepto ampliado del mismo esgrimido por Joseph Beuys o en el análisis sobre el arte de la escena de avanzada propuesto por Milan Ivelic en torno a la visualidad producida en Chile durante el golpe, la dictadura y la transición —transición que a estas alturas perfectamente podríamos llamar inconclusa—.

Este libro podemos leerlo como una novela fragmentada o como un poema altamente contemporáneo exento de toda lírica, como un ensayo circular o, como su mismo nombre lo indica: una historia, donde se dan cita personajes intrigantes como los integrantes de la junta militar, expresidentes, prostitutas, reporteros y periodistas proclives al régimen, humoristas, estudiantes, víctimas, individuos pertenecientes a la resistencia, torturadores y la despreciable Lucía o Ingrid Olderock, esta última una de las más temidas torturadoras, también fundadora de la Escuela Femenina de Carabineros de Chile, entre muchas otras y otros, con interesantes datos biográficos de los mencionados y sus lazos filiales, como es el caso de la madre de Álvaro Corbalán, Marta Castillo Geisse, que era poeta o el químico Eugenio Berríos y su abogado Aldo Duque, que eran pareja.

En este libro podemos encontrar escenas, motivos, secuencias e indicios que no se quedan solamente en una historia, ya que su fuerza radica en que los fragmentos dispuestos como fuentes de  sentido conforman el basamento de lo que ocurre hoy en el país, donde nacen, crecen, se fortifican y expanden la inmoralidad, el desprecio por la vida, la distribución de la ignorancia y la violencia contra la dignidad del ser humano que debe ser respetada como tal en cualquier parte del planeta y especialmente en el país donde nos encontramos, dándonos así lineamientos de derechos y deberes que tenemos que asumir y atender para un buen vivir, haciendo de la memoria un dispositivo de justicia, si no legal, sí social.

Es así que este libro, podríamos decir, se encuentra en el marco de la literatura social, política e histórica, lugar que comparte con otras obras como 60 muertos en la escalera de Carlos Droguett o Hijos del salitre de Volodia Teitelboim; pero también de textos de reivindicación de los Derechos Humanos como el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, más conocido con el nombre de Informe Rettig, o libros de poesía política contemporánea como Documental de Jaime Pinos o De la vida cotidiana de Guillermo Riedemann, entre muchos otros aparecidos estos últimos años.

Libro que podría servir de guión a una película o documental sobre el horroroso Chile ubicado en esa porción de tiempo doloroso en que estuvimos cautivos de un Estado terrorista, esta ópera de Juan Cristóbal Romero nos entrega un flujo de imágenes de tal intensidad y movimiento que pareciera ir agolpándose en un cúmulo sin principio, centro ni final, más parecido a una monstruosidad que cae en monótonas gotas que terminan suspendidas en un espacio brutal del cual aun no hemos salido, tiempo que se encuentra emitiendo estertores y que se niega a morir, y quizá por eso cobra tal actualidad, como la partitura de una música que tenemos pegada a la lengua, pero que odiamos.

 

También puedes leer:

—[Extracto] Apuntes para una historia de la dictadura cívico-militar: La poesía y la barbarie.

 

***

Ramiro Villarroel Cifuentes (Temuco, 1974). Escritor, poeta, ensayista y crítico literario, también se desempeña en la producción ejecutiva de actividades culturales en distintos formatos y géneros principalmente en Temuco y la Araucanía.

 

«Apuntes para una historia de la dictadura cívico-militar» (Tácitas, 2020)

 

 

Ramiro Villarroel Cifuentes

 

 

Imagen destacada: Juan Cristóbal Romero.