[Crítica] «Clarissa/Dalloway»: Un asunto de decisiones literarias

Sin desmerecer el inmenso esfuerzo creativo que existe detrás de un montaje como este, queda la sensación que pese a su excelente puesta en escena, tanto la traslación narrativa de la novela de Virginia Woolf hacia los códigos de un libreto teatral, así como el desempeño actoral de los roles masculinos, estuvieron lejos de las exigencias de un desafío dramático de estas características.

Por Enrique Morales Lastra

Publicado el 12.6.2022

Algo extraño ocurre con el último estreno del Teatro Finis Terrae, su estética visual seduce y su conjunción simbólica alcanza los ribetes de lo pictórico.

Sin embargo las dudas nos acompañan hasta el final, pese a que se trata de una obra que destaca por la calidad artística de su diseño integral, por sus notables interpretaciones femeninas, y por los esfuerzos que hace su dirección a fin de que las dificultades dramáticas de su argumento no se le escapen nunca de las manos, y menos de la escena.

El asunto es que se trata de un problema de decisiones narrativas: los cuadros iniciales se suceden con una Bárbara Ruiz-Tagle inspiradísima, que abruptamente desaparece de nuestro campo visual, para entregarle el protagonismo a unos intérpretes masculinos cuyo contraste con el desempeño actoral de sus pares femeninos resulta muy evidente.

Pero esa elección está lejos de constituir solamente una variable en la dirección de actores, también deviene en una encrucijada dramática y de relato: demasiados elementos y aristas argumentales, que desordenadas y sin personificarse en sus mayores intérpretes (los roles femeninos del elenco) se diluyen y se evaporan, pese a esta puesta en escena de primerísimo nivel, insistimos.

Las cortinas que se mueven constantemente en un elemento escénico y de diseño en sí mismas, la apropiada música original de época cuando concurre (primeras décadas de la centuria pasada), los actores que permanecen en sus cuadros, silenciosos e inmutables, mientras la acción transcurre bajo el diálogo y el protagonismo de otros roles, o esas telas decorativas que visten la representación de unos jardines que asomaban con su cuidado y perfección a la contemporaneidad del siglo XX.

Bajo luces y sombras que pese a su estética impresionista, en una apreciación bastante privativa por mi parte (estamos en Chile, finalmente) recuerdan a la última fase creativa del pintor y arquitecto nacional Ernesto Barreda, quien como pocos artistas visuales locales, plasmó la soledad afectiva y psicológica de los jardines santiaguinos.

 

La actriz Bárbara Ruiz-Tagle Correa

 

Un montaje coartado en sus posibilidades

Entonces, la estrategia dramática de la autora del libreto (en este caso la novelista nacional María José Navia), si bien podría llegar a ser correcta en otras circunstancias: apostar por una coralidad narrativa y dramática, con el propósito de exhibir las complejidades emocionales y literarias de una obra como La señora Dalloway, en la presente coyuntura teatral se transforman en un obstáculo artístico que la dirección de Constanza Brieba se encuentra lejos de superar.

De hecho, es una mala decisión el entregarle en esta oportunidad un excesivo protagonismo a los roles masculinos, pues estos se encuentran mucho más abajo que los femeninos, por lo referido a la calidad de sus fueros interpretativos.

Es cierto, desaparece Ruiz-Tagle, se queda la notable Tahina Johnson y sus histéricas y fascinantes expresiones faciales, e irrumpe una refrescante Nathalia Aragonese, quienes arrastran con su energía y capacidad interpretativa a los apagados personajes de Álvaro Espinoza, Jorge Díaz Wilkinson y Gabriel Díaz .

Pero la obra se titula Clarissa/Dalloway, y salvo en las débiles ensoñaciones donjuanescas de un Richard envejecido prematuramente, el rol de Ruiz-Tagle emprende la retirada o el arte de una fuga, cuando solo deseábamos verla a ella.

Esa decisión narrativa de María José Navia, primero, le priva a la obra de contar con una Bárbara Ruiz-Tagle que de menos a más, es cortada y suspendida literalmente en el desarrollo de su mejor pasaje actoral, y luego, se refleja en la exteriorización de una estrategia dramática que por último hunde a la retórica discursiva de esta puesta en escena, bajo las coordenadas diegéticas de una confusión argumental que se acrecienta, lamentablemente, hasta el final de la pieza.

Por ese doloroso sendero se encuentran las respuestas que buscábamos: la de una perfeccionista puesta en escena que, pese a su elevado nivel de producción artística, tropieza con un libreto que jamás resuelve a satisfacción las problemáticas que plantea la traslación de una novela complejísima como la de Virginia Woolf hacia los tiempos y transiciones de un lenguaje teatral; y que los actores masculinos que se tenían en el elenco, estaban lejos de ser (dicho con el respeto y admiración que se deben siempre a un profesional de la disciplina) los más apropiados para acometer un desafío interpretativo de esta naturaleza.

Así, Clarissa/Dalloway es un montaje al cual solo queda por valorar y apreciar en su lograda visualidad y plasticidad escénica, pese a todo.

 

Ficha técnica:

Adaptación y traducción de La señora Dalloway de Virginia Woolf por María José Navia | Asesoría dramatúrgica Marco Antonio de la Parra | Dirección: Constanza Brieba | Elenco: Bárbara Ruiz-Tagle, Álvaro Espinoza, Nathalia Aragonese, Tahina Johnson, Jorge Díaz Wilkinson y Gabriel Díaz |  Música original: Orlando Alfaro | Diseño integral: Valentina San Juan | Asistencia de Diseño: Omar Parraguez | Diseño de sonido: Mono sonoro producciones | Producción artística: Sergio Gilabert | Asistencia de producción: Javiera
Barrientos | Una Producción Teatro Finis Terrae 2022.

Desde el 9 al 26 de junio de 2022.
jueves a sábado, a las 20:30 horas, domingos a las 19 horas.
$12.000 general, $7.800 adulto mayor, $6.000 estudiantes.
Sala Teatro Finis Terrae (Pocuro 1935, Providencia, Santiago).

 

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El elenco de «Clarissa/Dalloway», el reciente estreno de la sala de teatro Finis Terrae

 

 

Crédito de las imágenes utilizadas: Maximilian Riveros.