[Columna] Celebremos a Morales Monterríos, ganador del Premio de Poesía de San Salvador 2022

El autor chileno ha sido el único artista nacional en recibir este importante galardón que data desde 2016, y quien además, como parte de los últimos reconocimientos que le han reconocido, representó al país en la última 81ª Feria del Libro de Madrid, y la cual concluyó recién este fin de semana.

Por Luis Herrera Vásquez

Publicado el 13.6.2022

«El lenguado es mucho más pescadoque los demás lingüistas».
Popol Vudú

El camino que Morales Monterríos ha ido desarrollando en su escritura, nos lleva de un punto A caracterizado por el juego de identidades, performance lingüística y parodia (Príncipe de Chile, Popol Vudú, Poemas de amor del obrero John Lágrimas. Sus grandes éxitos).

También a un punto B en que, aún incursionando en aquellas propiedades creativas, ha ido desmenuzando hacia un no lenguaje literario o, en definitiva, hacia otros tipos de lenguajes como los dibujos, los signos, las matemáticas y sus problemas (El Tabo te King, Nodo, Matemáticas Shaolín).

Morales Monterríos vive en un territorio (Las Cruces, Provincia de San Antonio) en que se ha intentado homogeneizar y sacar partido en torno a dos discursos (figura de Nicanor Parra en Las Cruces, Neruda en Isla Negra y Huidobro en Cartagena; y el slogan «Litoral de los Poetas») una frase que más que integrar y abrir, ha ensombrecido a otros innumerables discursos.

Esto ha implicado que el autor no sólo cuestione, desde la creatividad, el establishment discursivo, sino que proponga y participe de una grieta hacia la experimentación literaria, por donde también se abre la oportunidad para que otros discursos se cuelen con fuerza, discursos menos conservadores o menos elitistas.

Morales Monterríos, sin ninguna necesidad de querer usufructuar de la figura de Nicanor Parra y su antipoesía, es, seguramente, uno de los que mejor ha entendido y explorado los nuevos cauces de la antipoesía.

Mientras otros erigen al Parra del «Yo tomo leche», de las entrevistas chistosas y los artefactos, Morales nos devuelve al meollo del asunto: la palabra, sus posibilidades y limitaciones. Si en el jardín infantil del litoral, la Tía Nicanor hubiese tenido que felicitar a alguien, la carita feliz sería para Morales.

Acaba de ganar el VII Premio Hispanoamericano de Poesía de San Salvador con su texto Nodo, lo que habla mejor del jurado (generalmente más cargados a la tradición) que del mismo autor:

«En Nodo, Roberto Morales (1970, Pueblo Hundido, Chile) nos muestra una frontera difusa entre la filosofía oriental, los juegos verbales y los problemas ontológicos del conocimiento, siempre manipulados por el artificio del lenguaje. Por tanto, como ya es una tradición en el autor, ofrece una exquisita lectura de esencia aforística y una parodia certera a los cánones actuales en materia de literatura. Una vez más, Morales ha sabido transitar por los pasajes inciertos del metalenguaje, corriendo el cerco de las posibilidades creativas. Lo suyo es exploración pura en un mundo desconocido», sentencia el dictamen del jurado de la VII edición del Premio Hispanoamericano de Poesía de San Salvador 2022.

Su creación no comienza en la página 1, sino antes. En poemas de amor del obrero John Lágrimas. Sus grandes éxitos, no sólo desaparece Morales Monterríos, subrayando la autoría de los textos por parte de John Lágrimas, sino que crea un contexto situacional creativo: Morales Monterríos presenta el texto explicando que los encontró en una cajita de zapatos en un bus del Transantiago y, admirado por la genuina e inocente mano de John Lágrimas, decide publicarlo.

En El Tabo te King, el trabajo del autor y de la editorial Litoraltura se reduce a traducir un trabajo publicado hace más de 200 años por el Maestro Po, que ya en ese entonces era una relectura del libro de Lao Tsé.

Así, el sólo ejemplo de John Lágrimas y Maestro Po, vale la pena para leer a Morales Monterríos.

Si bien mucho de su trabajo está cargado de referencias explícitas e implícitas a evidencias históricas, grandes intelectuales, artistas, científicos y filósofos, en general, aborda a los grandes símbolos desde la ironía, la parodia y la desacralización como el Popol Vudú o el mismo Lao Tsé.

En cambio, hay un recurso de solemnización de lo más marginal y lo pop, una herencia seguramente patentada por Lihn o Lira: los poemas de un obrero, figuras populares como el Maestro Po, sensei de Kung Fu en la serie de TV, vendedores ambulantes, secretarias, etcétera.

Porque es un maestro de las paradojas y los juegos lingüísticos, ejemplos:

Los turistas son invenciones de los que habitan el Tabo.
El Tabo no tiene habitantes. (El Tabo te King).

Quien cree que ha llegado al Tabo, se aleja.
El Tabo es regresar.
Nunca se regresa al Tabo, porque solo tiene salida. (El Tabo te King).

En un planeta sin viento no se puede
conversar o se podría conversar
demasiado rápido, tan rápido, que no se
podría conversar. (El Tabo te King).

Un error
es la falta de error (Popol Vudú).

No es lo mismo decir caverna
que decir caverna al interior de una caverna (Popol Vudú).

Al autor no le interesan las categorías literarias. Sus poemas se escriben con aforismos, axiomas, fórmulas matemáticas: construye poesía con elementos que no componen la poesía, no me vengan con ese cliché de llamar a cualquier cosa como poesía: la magia es poesía, el amor es poesía, un atardecer es poesía, salgamos pronto de ahí, entrando.

Si sus textos son interesantes, sus trabajos plásticos con bacterias y químicos son una joya con el mismo propósito: el autor desaparece, la obra se hace sola.

Y, ¿por qué entonces dedicarle trece razones a elogiar la obra de un autor? ¿Por qué mencionarlo? ¿Por qué decir «Morales Monterríos»?

Así nos significan estos textos: sin paradojas y contradicciones estas obras no tendrían sentido.

 

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Luis Herrera Vásquez (1981) es licenciado en educación, magíster en docencia universitaria y diplomado en lingüística aplicada.

Actualmente es estudiante de doctorado en la Universitat Oberta de Catalunya, profesor de español en el programa Dímelo hablando en español y editor en Litoraltura Ediciones.

Ha publicado los libros La lámpara de Kafka & otros cuentosCultura, educación, lenguaje, además del Diccionario de neologismos, disfemismos y locuciones usuales.

Tiene publicaciones científicas en el ámbito de la educación, la literatura y la lingüística. También ha sido evaluador de proyectos Fondecyt y de artículos en revistas especializadas.

 

El poeta Roberto Morales Monterríos

 

 

Luis Herrera Vásquez

 

 

Imagen destacada: Dirac.