[Crítica] «El director»: Una oscura y brutal novela austral

La ópera prima del narrador magallánico Javier Ruiz remueve las aguas y entrega pistas en clave literaria, en torno a la misteriosa desaparición del joven Ricardo Harex a principios de siglo en la ciudad de Punta Arenas, y la hipotética participación de miembros de la orden salesiana en su eventual sustracción y posterior homicidio, o viceversa.

Por Juan Ignacio Colil Abricot

Publicado el 12.3.2024

El director (Autoedición, 2023) es la primera novela de Francisco Javier Ruiz Cárdenas, autor puntarenense quien con este texto hace su debut en las letras nacionales.

Según se lee en la contratapa, Ruiz también escribe cuentos y poesía. Asimismo, el sociólogo de profesión fue seremi del Trabajo y Previsión Social de la Región de Magallanes, durante el primer gobierno de la expresidenta Michelle Bachelet Jeria (2006 – 2010).

La obra, que se mueve en los códigos estéticos de la literatura negra, criminal, trata sobre la acción del director de un colegio, un profesor y sacerdote (hay que hacer la aclaración), quien al mismo tiempo es un depredador sexual y abusa de sus alumnos.

Es un tema que durante los últimos años ha salido a la luz en diferentes ciudades y pueblos de todo Chile, y también en otras partes del mundo. Lo singular de la novela es que recrea un hecho que ocurrió el año 2001: la desaparición de un estudiante de cuarto medio del Liceo San José de Punta Arenas, ocurrida en octubre de esa temporada.

Ricardo Harex González se llamaba el joven y recién en 2022 se procesó a unos sacerdotes, incluyendo a un exobispo de Punta Arenas, y a tres oficiales en retiro de Carabineros por encubridores del hecho criminal.

El principal sospechoso era el presbítero salesiano y director del Liceo San José, Rimsky Rojas, quien se suicidó en 2011, cuatro días después de que la indagatoria judicial fuera reabierta al encontrar nuevos antecedentes: los restos de un cuerpo.

 

Un personaje de contradicciones vitales

En la novela el cura se apellida Borgi y la novela se inicia cuando es trasladado a Punta Arenas después de enfrentar denuncias por pedofilia en la ciudad de Valdivia.

La ficción está organizada en capítulos breves, en los cuales se va mostrando el desarrollo de la vida de Borgi como director y al mismo tiempo como pedófilo, y junto a eso van apareciendo otros personajes: una joven de nombre Vicki, estudiantes del colegio, policías investigadores, un violador, un auxiliar del liceo, el obispo, caracteres que van dando contexto a la historia y nutren de nuevas miradas al argumento.

De esta manera, la novela es rápida, avanza en la trama y da saltos hacia atrás, hacia el momento en el cual el sacerdote se inició en la Iglesia y en el sexo (y en su doble vida). La Iglesia y el sexo, pero no es solo sexo, es sexo con abuso e impunidad.

La novela también es explícita en cuanto a los encuentros sexuales del cura, incluyendo orgías y variadas escenas íntimas, que muestran las contradicciones vitales del sacerdote.

Así, la escena y descripción de Village People es un hito por lo sórdido, además se muestran los lazos que cultivó y mantenía el presbítero con otras autoridades y con los mismos apoderados del colegio, mostrándose siempre como un sujeto preocupado por la suerte de los jóvenes, un tipo permanentemente proactivo en el cuidado de los estudiantes, aunque algunos comienzan a dudar de esa actitud.

 

Literatura «noir» que agita las aguas

A mi modo de ver, en la novela queda muy en claro las distintas facetas del cura y las tramas que va tendiendo con la comunidad, los apoderados, y la policía. Pienso, también, que los demás personajes están muy bien delineados.

Vicky, una joven que mueve a los demás en busca de respuestas, un grupo de estudiantes que se atreven a ir más allá, el violador que es un arquetipo del mal y los agentes de Investigaciones que se muestran con sus problemas y sus aciertos.

Pienso que le faltaron páginas a la novela, carillas para dar más vida a esos personajes y cruzar sus historias, lo otro que quedó al debe, aunque la historia es conocida, es el desenlace. Me parece muy abrupto, y la obra es así, no se anda por las ramas.

Javier Ruiz con El director construye una novela en la que hay un tono identificable, una voz literaria clara.

En efecto, el texto nos ofrece un muy buen acercamiento literario a un hecho que es símbolo de estos últimos años, mejor dicho, que quedó al descubierto desde hace una década, por lo menos: los abusos sexuales perpetrados por parte de altos dignatarios de la Iglesia chilena y las redes que tejen para vivir en la impunidad.

Quizás el proceso sobre la desaparición del joven Harex quede entre los archivos del Poder Judicial, pero esta novela agita desde la literatura negra un poco la atmósfera, como para decir que no todos caen en los juegos que se tejen en la Iglesia.

 

 

 

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Juan Ignacio Colil (1966) es un escritor chileno y autor, entre otras, de las novelas Un abismo sin música ni luz (Lom Ediciones, 2019), y El reparto del olvido (Lom Ediciones, 2017).

Asimismo, por el volumen Espejismo cruel (Editorial Los Perros Románticos, 2021) fue galardonado con el prestigioso Premio Pedro de Oña versión de 2018, que entrega cada temporada la Ilustre Municipalidad de Ñuñoa.

 

«El director», de Javier Ruiz (Autoedición, 2023)

 

 

 

Francisco Javier Ruiz Cárdenas

 

 

Juan Ignacio Colil

 

 

Imagen destacada: Ricardo Harex y Rimsky Rojas.