[Ensayo] «El expediente de Anna Ajmátova»: Una mujer de la Revolución Rusa

La última novela del narrador mexicano Alberto Ruy Sánchez (en la imagen destacada) se inspira en la historia de la famosa poeta eslava que forjó —tanto su vida como su trayectoria creativa— con los inicios y el posterior desarrollo de la Unión Soviética en tanto esfera de influencia política y cultural, a nivel mundial.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 25.5.2022

La poeta Anna Ajmátova nació en Odessa, en 1899, la misma Odessa que desde el 2014 está de nuevo bajo control ruso. Según afirman sus biógrafos, esta escritora que siempre despertó pasiones encontradas, murió en 1966, y sus años de juventud los vivió entre Kiev y San Petersburgo, que pasó a ser Petrogrado y después Leningrado.

Ajmátova se casó con el también poeta Nikolai Gumielev, y a los 21 años tuvo un hijo llamado Lev (lo que vendría a ser León en español).

El texto que voy a comentar se titula El expediente de Anna Ajmátova (Alfaguara, 2021) y fue escrito por el narrador mexicano Alberto Ruy Sánchez (1951), quien vivió en París por varias temporadas y el cual regresó a México para lanzar el proyecto editorial revista Artes de México.

Ruy Sánchez formó parte del grupo cobijado por Octavio Paz y su prosa, y como todos en aquel cenáculo, se caracteriza por ser fina y elegante. Si usted que esto lee se atreve a valorar las páginas de la novela que comentó se dará cuenta de ello.

La novela que la crítica ha etiquetado como un texto documental, es interesante desde el punto de vista político, poético e histórico, pues siguiendo en la línea crítica de André Guide se centra en desvelar al régimen de terror estalinista.

Además, las descripciones de París, cuando la protagonista de la novela visita la ciudad guiada por el pintor Modigliani son fabulosas y si el lector tiene tiempo le recomiendo que cuando la lea, use Google Maps para descubrir esos lugares que le dan a la capital de Francia ese carácter único de ciudad ilustrada, sensual y cosmopolita.

 

Inventarse a sí misma

En una entrevista que el autor concedió al periodista Jesús Alejo Santiago del diario mexicano Milenio, afirma que la protagonista llamada Anna: «Es una mujer que se enfrentó, con enorme decisión, a todas las limitaciones y prohibiciones que le pusieron, empezando por el padre, quien le prohibió escribir poesía para que no desprestigiara el nombre de la familia y lo que ella hace es quitarse el apellido. Su nombre verdadero fue Anna Andreyevna Gorenko y buscó el nombre de una bisabuela tártara y se nombró a sí misma Anna Ajmátova», explica.

Se puede entonces pensar que la primera obra importante de esta poeta fue inventarse a sí misma, incluso antes de empezar a ser una verdadera escritora, pues al adoptar el apellido de la abuela se forjó una identidad de mujer rebelde e independiente.

No perdamos de vista que se trata de una novela que refleja los inicios del siglo XX, primero en la Rusia zarista, después en tiempos de la Revolución y posteriormente bajo el régimen de Stalin.

En todo este tiempo vemos una sociedad machista, tanto así que por algún tiempo Anna fue, según el texto de Ruy Sánchez, considerada como la esposa del poeta Gumielev, más que como una autora en sí misma. Además, por su particular belleza muchos hombres trataron de engancharla, pese a estar casada.

En esta misma entrevista Ruy Sánchez afirma que su interés por la poeta rusa viene desde la década de 80, cuando residía en París.

Y él mismo afirma que su novela nos permite poder «escuchar su existencia», y es que de eso se trata esta novela, armada a partir del viejo truco de alguien (la supuesta editora de la primera edición) de unas hojas encontradas y escritas por otra mujer (Vera Tamara Beridze), quien espió a Ajmátova por encargo de Stalin, y el cual, dicho sea de paso, en sus años de juventud bajo el seudónimo de Koba tuvo aspiraciones poéticas y fue así como conoció a Anna y al grupo de autores literarios del que ella formaba parte junto a su marido.

 

Una búsqueda identitaria

Leer esta novela nos permite informarnos no solo sobre la calidad de la poesía de Ajmátova y de los avatares de su vida, pero sobre todo nos ayuda a hacerla presente entre nosotros, especialmente ahora que el tema de Rusia y de Ucrania está tan presente por la invasión a esta última nación, la novela además nos permite descubrir la voz poética de esta mujer.

Recordemos que muy poco sabemos de la poesía rusa por estos lados, aunque nos llegó mucho de sus notables narradores como Dostoievski, Gógol, Chéjov, Gorki, Nabokov y por supuesto del poeta Pushkin tan admirado por Anna en la novela.

La obra es un recorrido en el cual acompañamos a Anna en el trayecto por descubrir su propia voz poética y de este modo, estar presente ante las demás personas, en particular entre aquellos que sufrieron la persecución política del régimen estalinista.

Es esta búsqueda lo que define la novela que termina siendo un documento, «el expediente» sobre la aventura de esta mujer por reafirmarse en su vocación poética más allá de los «ismos» y del proceso político revolucionario que dio origen a la Unión Soviética.

Y aunque nos enteramos de su vida por la intermediación de Vera, la mujer encargada de vigilarla, vemos en estos relatos sobre la vida y las búsquedas de Anna, enfrentarse al sufrimiento por el que pasan millones de personas que sufren en carne propia el peso de la dictadura del proletariado.

La misma Anna, pierde primero a su exmarido quien es fusilado por el régimen y después sufre el encarcelamiento de su propio hijo, Lev.

Ojalá los lectores de Cine y Literatura se animen a leer esta bonita novela que vuelve a recordarnos que toda dictadura se cobra siempre un alto precio de sangre y de sufrimientos.

 

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Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente y miembro del comité editorial del Diario Cine y Literatura.

 

«El expediente de Anna Ajmátova» (2021)

 

 

Sergio Inestrosa

 

 

Imagen destacada: Alberto Ruy Sánchez (por Araceli López).