[Crítica] «Fuera del juego»: La provocadora poesía de Heberto Padilla

El controvertido autor cubano merece ser leído más allá del escándalo político y de su desencanto progresivo con la Revolución —que estalló en 1971, con el famoso caso del cual fue protagonista—, pues el conjunto su obra responde a las cualidades de un arte lírico que busca ser directo y reflexivo, y donde también abundan las referencias estéticas y literarias, dirigidas hacia otros creadores.

Por Sergio Inestrosa

Publicado el 11.8.2023

En mi experiencia viajando a Cuba he descubierto que los poetas de ese país no hablan de Heberto Padilla (1932 – 2000), aunque hablen de otros autores que abandonaron la isla como es el caso de Gastón Baquero, de quien se lee su obra y se le dedican poemas.

Aquella omisión puede deberse a razones políticas o bien a motivos estrictamente estéticos, la verdad no lo sé, y estoy tentado a preguntar con discreción, la próxima vez que ande por allá.

Pero volviendo a Heberto Padilla, este envía en 1968 su libro Fuera del juego para participar en el concurso literario convocado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y fue declarado el volumen ganador. Para ese entonces, el autor ya se había convertido en un intelectual incómodo, de modo que se valió de su esposa para hacer llegar el texto a la instancia.

Dicen quienes lo conocieron que Padilla era un hombre nervioso, eufórico, incisivo y le encantaba la poesía del romanticismo inglés, en particular la de John Keats, Shelley, y la de Lord Byron, a los cuales tradujo al castellano (de suyo hizo una versión al respecto y le mandó un ejemplar a Fidel Castro), además tenía un buen conocimiento de la literatura rusa presoviética, en particular de Gógol y de Dostoievski.

 

Las piedras angulares de una obra combativa

Según la crítica hay en la poesía de Padilla tres grandes ejes.

El primero son sus viajes. Durante la década de 1950 y la primera mitad de la de 1960, Padilla fue un viajero incansable, incluso trabajando para el gobierno revolucionario. El poeta vivió en los Estados Unidos y en varios otros países, como corresponsal de Prensa Latina, incluyendo la Unión Soviética.

Los poemas de esta época reflejan su estancia en esos lugares, sus referentes geográficos no son de Cuba sino de esas estancias. A la larga, esto formó parte del disgusto que sus adversarios le criticaban: sus frecuentes ausencias de la isla.

De suyo hay un par de poemas en el libro Fuera del juego que intentan atajar estos comentarios, el primer poema se titula: «Siempre he vivido en Cuba» y dice en uno de sus versos:

Yo vivo en Cuba. Siempre

he vivido en Cuba. Estos años de vagar

por el mundo de que tanto han hablado,

Son mis mentiras, mis falsificaciones.

El otro poema es «Cada vez que regreso de algún viaje» y dice:

Cada vez que regreso de algún viaje

me advierten mis amigos que a mi lado se oye un

gran estruendo.

De esta manera, el segundo engranaje es su tono contestatario, y aquel factor está muy presente en Fuera del juego, pues en este libro se refleja su experiencia de no encajar en el proyecto de la Revolución. El poeta no se suma al: «tren de la historia», y se la pasa disintiendo, objetando. Esto es obvio en casi todas sus creaciones, por ejemplo el que da título al libro, donde se lee:

¡Al poeta despídanlo!

Ese no tiene aquí nada que hacer.

No entra en el juego.

No se entusiasma.

Encuentra siempre algo que objetar.

Otro poema que refleja este tono es «En tiempos difíciles», que abre el libro:

Le pidieron las piernas,

duras y nudosas,

(sus viejas piernas andariegas)

porque en tiempos difíciles.

Las páginas de Fuera del juego tienen, pues, una actitud desafiante, que aunque matizada, se puede percibir sobre todo en el poema «Mis amigos no deberían exigirme»:

No deberían exigirme

que me quite la máscara de guerra,

que no avance orgulloso sobre esta isla de coral.

El tercer elemento de su poesía es su canto poético, y la afirmación del espacio doméstico y familiar que al final es (o debería de ser) un lugar seguro, de recuperación y de protección.

Así, esta característica se encuentra prácticamente ausente, por razones obvias, en el libro Fuera del juego. Pero el hecho de su omisión, tampoco quiere decir que no exista en la poesía de Padilla.

En efecto, uno de los poemas donde se puede oír ese canto es en «El lugar del amor», ahí, en un par de versos se respira un poco de esa sonoridad:

En el lugar en que tus hombros

se hacen más tibios y más frágiles.

Heberto Padilla es más conocido por lo que se denominó en su momento el «Caso Padilla» debido a la autocrítica que hizo, en la UNEAC, unas horas después de haber sido liberado el 27 de abril de 1971 (Padilla fue arrestado el 20 de marzo de ese año).

Pero creo que Padilla merece ser leído más allá del escándalo político y de su desencanto progresivo con la Revolución. La crítica ha dicho que el tono de su poesía es «conversacional» y por ello mismo, es un arte lírico que busca ser directo, pero lo es también de un modo reflexivo y en sus páginas abundan las referencias literarias: en Fuera del juego hay varios otros autores mencionados, entre ellos Lezama Lima y Octavio Paz, sin ir más lejos.

 

 

 

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Sergio Inestrosa (San Salvador, 1957) es escritor y profesor de español y de asuntos latinoamericanos en el Endicott College, Beverly, de Massachusetts, Estados Unidos, además de redactor permanente y miembro del comité editorial del Diario Cine y Literatura.

 

«Fuera del juego», de Heberto Padilla (Cátedra, 2021)

 

 

 

Sergio Inestrosa

 

 

Imagen destacada: Heberto Padilla.