Esta novela del Marqués de Sade —que rescata bajo una nueva presentación Alianza editorial— recrea la desafortunada vida de una huérfana, joven virtuosa que se ve abocada a sufrir las más despiadadas perversiones, a pesar de su inquebrantable adhesión a los principios morales.
Por Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Publicado el 11.7.2025
«Se está imprimiendo ahora una novela mía, pero demasiado inmoral para serle enviada a un hombre tan piadoso, tan decente como vos. Necesitaba dinero, mi editor me la pedía bien picante, y se la he hecho capaz de apestar al diablo. La llaman Justine o las desgracias de la virtud. Quemadla y no la leáis si cae entre vuestras manos».
D.A.F de Sade
Donatien-Alfonse-François, Marqués de Sade (1740 – 1814) supo crear una obra literaria de gran poder de sugestión.
Fue, sin embargo, y durante muchos años, un escritor olvidado en su propio país, hasta que a principios del siglo XX, un poeta francés, Guillaume Apollinaire, publicó una selección de su obra, dándole así, al divino marqués, una nueva vida.
Como recuerda el crítico norteamericano Edmund Wilson: «Al final de la Primera Guerra Mundial los dadaístas quedaron fascinados por él, considerando su obra una explosión de inhibiciones, y superaron el pudor al mencionar su nombre».
Sade imprime a sus obras, y Justine es un claro ejemplo, una gran fuerza evocadora. Utiliza en sus novelas una escritura muy visual, teatral y gráfica, lo que le da una gran modernidad.
Justine o los infortunios de la virtud recrea la desafortunada vida de una huérfana, joven virtuosa que se ve abocada a sufrir las más despiadadas perversiones, a pesar de su inquebrantable adhesión a los principios morales.
Un hombre agoniza, un escritor nace
Así, Justine o los infortunios de la virtud se contrapone a Juliette o las prosperidades del vicio, otra de las creaciones del Marqués de Sade.
Si bien Juliette representa para el poeta Apollinaire: «a la mujer nueva que él [Sade] entreveía, a un ser del que aún no se tiene idea, que se libera de la humanidad, que tendrá alas y renovará el universo —una visión de la mujer de plena actualidad—, Justine se presenta como una paradoja cargada de ambigüedad que se inscribe en los debates filosóficos y morales que atraviesan el Siglo de las Luces», según argumenta Concepción Pérez, encargada de la introducción de la obra.
El Marqués de Sade creo su obra literaria en difíciles condiciones. Su experiencia en la prisión fue lo que hizo de él un escritor. Como se ha dicho: «En Vincennes primero y en la Bastilla después un hombre agoniza, un escritor nace».
Aunque relacionamos a Sade con lo más abyecto de la imaginación del hombre, pues su obra: «devuelve el reflejo más cruel de la naturaleza humana”, el propio Donatien-Alfonse-François reconocía:
On n’est point criminel pour faire a peinture
Des bizarres penchans qu’inspire la nature.
No se es criminal por hacer la pintura
De las extrañas inclinaciones que inspira la naturaleza.
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Eduardo Suárez Fernández-Miranda nació en Gijón (España). Licenciado en derecho por la Universidad de Sevilla, realiza sus estudios de doctorado dentro del Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana de la misma Casa de Estudios superiores.
Colabora como crítico literario en las revistas españolas El Ciervo, Serra d’Or, Llegir.cat, Gràffica y Quimera, donde lleva a cabo una serie de entrevistas a escritores, editores y traductores, nacionales y extranjeros.
Asimismo, escribe para las publicaciones americanas Cine y Literatura (Chile), La Tempestad (México), Continuidad de los Libros (Argentina) y Latin American Literature Today (University of Oklahoma). También, colabora de forma ocasional en los diarios asturianos El Comercio y La Nueva España.

«Justine o las desgracias de la virtud», del Marqués de Sade (Alianza Editorial, 2025)

Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Imagen destacada: Grabado del Marqués de Sade.